Por Lorena Loeza
La Virgen de Guadalupe siempre ha sido un interesantísimo tópico de debate entre distintas disciplinas, como son antropología, historia, sociología, entre otras. Y si bien nadie sabe de primera mano lo que pasó aquella tarde del 12 de diciembre en el cerro del Tepeyac, tampoco se puede negar que dio origen a uno de los más fascinantes mitos fundacionales de México como nación.
El sincretismo que funde a la diosa Tonatzin con la advocación mariana de Santa María de Guadalupe, es el tema de “Tonantzin Guadalupe” (2023) interesante documental, que aborda el relato desde diferentes perspectivas. El director, Jesús Muñoz, construye una obra coral, que incluye a historiadores/as, creyentes, actores y actrices, población indígena, sacerdotes. El resultado es una mirada panóptica hacia un tema que sigue siendo polémico y en cierto modo, hasta tabú.
También es interesante que sea a través del lenguaje cinematográfico que se aborde un tema religioso, mágico y para algunas personas, milagroso. Quizás sea el cine el único medio que puede abarcar tantos sentires, utilizando la voz y el sentimiento como materia prima de la imagen.
El documental de Muñoz no sólo sale a la calle con cámara en mano, durante las procesiones del 12 de diciembre a entrevistar peregrinos/as, en realidad va más allá, construyendo adicionalmente una ficticia obra teatral con actores nahuas y españoles, que también aporta relato visual y vivencias. Completa el cuadro con la mirada de historiadores/as y especialistas lingüistas, sacerdotes y herederos de los cultos ancestrales en la sierra mixe. Por si fuera poco, la narración corre a cargo de Mabel Cadena que logra con calidez, plantear las grandes interrogantes que propone la cinta.
En este complejo universo, el guion cumple con la función de guiar al público en esta historia, que no sólo es religiosa, es un híbrido entre mito, sabiduría popular y vivencia.
Un discurso coral que no cuestiona la fe ni la veracidad histórica, dejando en claro que a estas alturas, intentar demostrar ambas cosas es una empresa infructuosa y sin sentido.
La Guadalupana es un mito vivo, muy propia de la fe de las y los mexicanos. Un consuelo y esperanza en los momentos difíciles y quizás uno de los últimos símbolos aglutinadores de nuestra identidad.
“Tonantzin Guadalupe” se ha presentado con éxito en distintos festivales, como Docs Mx, Red Nation International Film Festival, Rhode Island International Film Festival, Silk Road International Film Festival y Depth of Field International Film Festival, entre otros. Toca el turno de que sea visto por el público mexicano, que sin duda será el juez más importante, porque se trata de la íntima, perdurable y entrañable relación entre México, y su santa patrona.