Por Georgina Espinosa Gaubeca

“What We Do in the Shadows” (2014) es una comedia neozelandesa realizada a manera de falso documental que parodia a las películas que abordan a la figura mítica del vampiro, con un humor muy distinto del que estamos acostumbrados a ver.

Algunas películas han desprestigiado a la cultura vampírica, como la saga de “Crepúsculo”; por el contrario, esta cinta, con todo y su tono cómico, hace una grata alusión a las figuras vampíricas más cautivadoras de la historia: el Drácula de Bram Stoker; el Nosferatu expresionista de F.W. Murnau (1922), junto con sus elementos tradicionales como la plata, las estacas, las cruces, la sangre humana y la luz del sol.

La trama no es sumamente elaborada; incluso algunos espectadores podrían pensar que “no tiene historia”, pues la narración se construye con una serie de anécdotas y “sketches”; tal vez es ahí en donde se notan los antecedentes televisivos de los realizadores. Sin embargo, la sencillez y la ligereza se agradecen cuando no hay ánimos de premisas y narraciones densas. 

La cinta presenta a cuatro vampiros que comparten un departamento en Wellington, Nueva Zelanda y que viven en tiempos modernos. Se conflictúan con lo mundano: la renta, las tareas del hogar, la limpieza, la interacción diaria con su entorno. Estas cuatro criaturas, que provienen de tiempos y lugares lejanos y ancestrales, conviven como adolescentes que descubren un mundo ajeno: la tecnología, los clubes nocturnos. Es así que los arquetipos míticos se insertan en la vida cotidiana y, de cierto modo, se desmitifican en una completa ridiculización. La cinta acierta en colocar a un personaje definido y bien conocido en un entorno que no es “el suyo”, es decir, descontextualiza al vampiro y lo sitúa en la era tecnológica. Tomar elementos de la cultura popular y jugar con ellos en tiempo y espacio provoca una cinta un tanto experimental cuya comicidad funciona bien.  

La película concede el placer de hacer visible lo que siempre hemos imaginado sobre estas criaturas: ¿qué pasaría si un vampiro se come una papa a la francesa o algún alimento que no sea sangre humana? ¿Qué sucedería si la amada del vampiro ha envejecido? ¿Qué le ocurriría a Nosferatu si le da la luz del sol? Por otro lado, presenta también lo que, quizás, a muchos mortales les gustaría hacer si fueran vampiros: volar, revelar su identidad, jugar con sus víctimas y, en general, sacar cierta ventaja de sus capacidades.

“What We Do in the Shadows” está escrita, dirigida y protagonizada por Jemaine Clement, realizador de la serie de TV “Flight of the Concords” (HBO, 2007), y por Taika Waititi, a quien vimos en un papel secundario en “Linterna verde” (2011). Este largometraje es la ópera prima de ambos.

El documental falso con cámara en mano ya se nos hacía obsoleto. El aspecto visual es muy atractivo, recurre a la inserción de imágenes fijas, fotografías y dibujos para describir a cada personaje.
Finalmente, lo sobrenatural convive con lo mundano, y la luminosidad de la comedia y la oscuridad del vampiro se reconcilian en esta cinta.