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Donal Trump sigue siendo la fantasmal “estrella invitada” de esta Berlinale que el viernes encaraba su segunda jornada. La cinta más destacada de la jornada, la estadounidense “Dinner”, de Oren Moverman, trajo a dos figuras de Hollywood, Richard Gere y Laura Linney, y al británico Steve Coogan, y el primero de ellos no dudó en referirse a los atribulados tiempos que vive su país y a lo que él considera una política de Donald Trump que ya está generando el aumento de los delitos racistas.
“Desde que Donald Trump se convirtió en candidato a la presidencia, la cantidad de crímenes y delitos relacionados con el odio ha aumentado considerablemente, y creo que ustedes están constatando el mismo fenómeno en Europa”, ha dicho el inolvidable protagonista de “Pretty Woman” y ganador de un Globo de Oro, que considera que hay en todo el mundo un auge del populismo que oculta las viejas ideas de la extrema derecha.
“Hoy en Estados Unidos, los términos ‘terroristas’ y ‘refugiados’ se han convertido en sinónimos”, algo que considera consecuencia del de momento suspendido decreto de Trump, y “lo peor de todo lo que ha hecho”. Gere, que es conocido por sus actividades humanitarias, recuerda que “antes, había empatía hacia un refugiado, era alguien al que prestábamos atención, queríamos ayudar, al que se pensaba en alojar en algún sitio”, sin embargo, ahora “tenemos dirigentes que avivan el miedo y ese temor nos está empujando a hacer cosas terribles”.
Richard Gere encuentra paralelismo entre esa situación y la película con la compite en la Berlinale, “The Dinner”, sobre dos parejas, los matrimonios de dos hermanos, que se citan a cenar en un restaurante con un objetivo: encarar un terrible crimen llevado a cabo por sus hijos respectivos. El actor estadounidense conforma ese cuarteto con Laura Linney, Steve Coogan y Rebecca Hall.
Para aportar algo de humor al triste panorama dibujado por su compañero de reparto, Steve Coogan, hablando de su personaje reconoció que tenía una enfermedad mental, “pero comparado con la del presidente de los Estados Unidos, parece como un leve dolor de cabeza”.
“The Dinner”, que no ha tenido una acogida entusiasta, se ha construido sobre los actores y sus interpretaciones, algo en lo que coincide con las otras dos películas del día, la también concursante húngara “Testr?l és lélekr?l” (En cuerpo y alma), de Ildikó Enyedi, y la fuera de competencia “Trainspotting 2”.
Cualquier momento y lugar puede ser propicio para el amor, inclusive uno tan poco romántico como un matadero industrial. Ese es el planteamiento de la poética “A Testr?l és lélekr?l”, con la que regresa a la Berlinale la húngara Enyedi, una de las cuatro realizadoras mujeres presentes en el apartado rey del festival, quien debutara hace casi tres décadas en Cannes con “Mi siglo XX”, ganadora de la Cámara de Oro (premio a la mejor opera prima).
Los protagonistas de esta tal vez un poco excesiva en metraje cinta de la cineasta húngara, también autora del guión, son dos solitarios encargados de un matadero, interpretados por Alexandra Borbély y Géza Morcsányi , que se sienten atraídos el uno por el otro pero que se ponen demasiados obstáculos a sí mismos para consumar esa pasión de cuerpo y alma.