Por Lía Rueda
“El baile de los 41” (2020) es la más reciente película del cineasta mexicano David Pablos, quien ganó prestigio por su película “Las elegidas” (2015), que se presentó en el 68° Festival de Cine de Cannes y que abordaba el tema de la trata de mujeres jóvenes que son obligadas por las mafias a entrar a la prostitución.
Esta vez, en “El baile de los 41”, el guion se remite a una famosa historia del porfiriato: un suceso reportado por la prensa y las crónicas de la época en la que se da cuenta de una redada policiaca donde se detuvieron a 41 hombres en una fiesta de homosexuales, donde algunos de los participantes incluso vestían de mujer.
Al respecto, se han referido en distintas ocasiones a ese episodios diferentes figuras de la intelectualidad mexicana. José Guadalupe Posada, el famoso artista del porfiriato, incluso hizo un grabado que describía el suceso, que evidentemente fue objeto de morbo y burla dentro de la muy conservadora sociedad mexicana de la época.
Carlos Monsiváis escribió en 2002 al respecto en la revista Letras Libres lo siguiente:
“En las crónicas de los primeros días se insiste: son 42 los detenidos. Luego, se ajusta el número: 41, y eso aviva el rumor (leyenda) (“verdad histórica”): el que desaparece de la lista, compra su libertad a precio de oro y huye por las azoteas, es don Ignacio de la Torre, casado con la hija de Porfirio Díaz. Más que ningún otro hecho, lo que distingue a la Redada es la presencia, certificada por el chisme masivo, del Primer Yerno de la Nación. Esto afianza la lealtad de la memoria histórica, no obstante la imprecisión de las noticias, el rumor debilísimo según el cual el participante 42 es una mujer, la ausencia de fotos y el nada más estar seguros de los nombres de tres: Jesús Solórzano, Jacinto Luna y Carlos Zozaya (lo más común durante las redadas es el olvido de la identidad). A los cien años de la razzia toda certidumbre se ha desvanecido, menos la presencia de Nacho de la Torre”.
Efectivamente, ha sido muy comentado el rumor de que el yerno de Porfirio Díaz fue uno de los participantes de esa fiesta y el único que escapó, precisamente por sus altas influencias. Y es sobre este personaje, un rico hacendado, en el que se centra la película de David Pablos. El personaje de De la Torre es interpretado por Alfonso Herrera (con una actuación impecable) y la trama describe la conflictiva relación que éste mantiene con su esposa, Amada Díaz, encarnada por la sobresaliente actriz Mabel Cadena.
El tono del filme es intimista, toda vez que el director decide escapara del lugar de la crónica policiaca y enfocarse en la que debió haber sido una complicada vida reprimida.
El resultado es desigual, quizá no a la altura de las aspiraciones morbosas del amplio público, pero la película tiene muchos atributos. Filmada de manera sencilla, logra recrear la época porfiriana con base en planos cerrados, lo que le ayuda en términos de producción para no despilfarrar el esfuerzo en espectaculares escenarios, si bien la fotografía, los vestuarios y el arte cumplen con su función. La trama está pensada para el público entendido, es decir, para aquellos que de antemano comprenden el contexto de la sociedad porfiriana, como hemos dicho, conservadora en extremo. Quizá es allí donde la película necesitaba mayor desarrollo: entender cómo era aquel mundo, rígido y cruel.
“El baile de los 41” es una de las pocas películas mexicanas que han llegado a cartelera en este aciago año 2020 golpeado por el Covid. Sin duda, una película que hay que ver y apreciar por sus propuesta, en la que se expone abiertamente el tema de la represión sexual.