Primera de tres partes

El cine no debe depender siempre y completamente del Estado: Marina Stavenhagen

La todavía directora del Instituto Mexicano de Cinematografía hace un balance rápido de su administración, misma que está por concluir.

Por Juan Manuel Badillo

El cine no debe depender siempre y completamente del Estado, dijo la todavía directora del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), Marina Stavenhagen, “Ojala pudiéramos producir (películas) sin tener que recurrir todos a los apoyos del Estado, porque no siempre alcanza”, dijo la funcionaria responsable de las política pública cinematográfica del país.

Los fondos públicos para el cine, dijo Stavenhagen, son un tema que se debe discutir en algún momento, “son cosas en las que se debe reflexionar, sobre qué cine queremos y el papel que juega el recurso público”. En los seis años de su gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), el presupuesto al cine fue de 3,993 millones de pesos, repartidos en los distintos fondos como el Eficine, Fidecine, Foprocine, y un fondo especial creado en el marco de los festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución Mexicana, que fue administrado por los Estudios Churubusco.

“Soy una convencida de que el recurso público y el papel del Estado ha sido también fundamental para compensar un mercado básicamente asimétrico, que no permite que de manera natural haya iniciativas no comerciales”, agregó “El chiste es cómo hacen los recursos públicos para fortalecer la industria, para fortalecerá a los productores de modo tal que poco a poco puedan separarse de ese subsidio, pero es muy complejo, el asunto es que nadie tiene la solución”, explicó.

Durante su administración, misma que está por concluir, Stavenhagen se pudo sostener y fortalecer la producción nacional, logrando un récord nacional, al pasar de siete producciones en el 1992 a más de 400 películas hechas el año pasado. Para ser precisos, en el sexenio pasado se filmaron 418 películas, de las cuales más del 80% tuvieron el apoyo del Estado, y el cine fue visto por cerca de 50 millones de espectadores.

“A mi me gustaría poder hacer una película sin depender de ningún fondo público, porque ya vi cómo funcionan los fondos públicos y es una pesadilla, por lo observado, lo cuidadoso, lo difícil, por la enorme responsabilidad que es trabajar con recursos públicos”; agregó.Pero las cosas en la industria fílmica no siempre fueron así. En décadas anteriores, la participación del gobierno en la producción fílmica nacional era menor y ha ido creciendo en con los años.

Según datos del libro, La generación de la crisis de Alejandro Pelayo, quien fue director del IMCINE en el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000), en 1971 se produjeron 83 películas, de las cuales 73 fueron financiadas con capital privado; en 1977 las películas privadas sumaron 35 y las estatales 45; en 1980 las privadas son 88 y solamente 5 fueron las estatales. En el año 2011, de 111 películas mexicanas producidas, el 82% contó por dinero de fondos públicos, según el Anuario Estadístico del Cine Mexicano, editado por el IMCINE.

El Estado puede ser el peor y también el mejor socio para una película, indicó Stavenhagen, porque puede ser muy exigente para otorgar recursos, pero “sólo te va a pedir que reintegres si ve que estás ganando y como socio está contigo en la pérdida”.

Todo los países, excepto Estados Unidos, busca mejores y más eficientes modelos para apoyar a su cine frente a la hegemonía fílmica de Hollywood. En materia de apoyo estatal, existen varios modelos, pero ninguno es definitivo, ni siquiera Francia, que exportó el modelo a México o España, que pasa por una crisis económica que ha impactado a su cine y a todas su política cultural.

“Yo creo que es importante hacer un esfuerzo de reflexión sobre para dónde vamos y qué es lo que si funciona o cómo podría funcionar, pero hay que buscar esquemas mismos, de riesgo compartido, quizás habría que buscar esquemas como de estímulo al desempeño, de puntaje, para ver cómo te fue, qué tal, y en la medida en la que hagas una buena película, te ayudo, pero no te ayudo como para empezar”, aclaró la directora del IMCINE.

Stavenhagen reconoció el papel que juega el apoyo estatal para un cine, no como industria sino como parte de la cultura y la identidad nacional, “pero eso no debe de ser la regla y no debe ser siempre y para siempre”, dijo.