Por Alí López
Desde Tlalpujahua
La sección Alucarda, es la sección destinada por Feratum Film Festival, para el impulso nacional e internacional, de filmes de género netamente mexicanos, hoy, dio inicio la proyección de estos, 3 fueron los abridores. “Ulises” de Abel Amador, la historia de un chico y sus temores, su mundo onírico, y la violencia interna del individuo. “Zona invadida” de Ulises Meixueiro y Héctor Campos Benavides, múltiples historias se entrelazan, en una misma zona, con un mismo hilo: la abducción y los extraterrestres. Y “Paciente 27” de Alejandro Alegre, Un chico entra trabajar a un extraño laboratorio, donde extrañas cosas le pasan, ¿realmente todo será un causante externo?.
“Ulises” (México, 2013) fue la primera cinta en proyectarse, y fue el mayor tino que se tuvo al programarla, pues me hizo recuperar un poco del sueño robado a la noche. La cinta es un cinta por demás aburrida, plana, que quiere contarlo todo y a la vez nos cuenta nada. Con una fotografía en blanco y negro, que salvo pequeños momentos, no va más allá de la pura documentación de una puesta en escena. El texto cinematográfico carece de la parte cinematográfica; es un guion basado en el diálogo, que no profundiza en contar una historia, ni en contarla de la manera en que se debe contar en el cine. Todo se sostiene en un personaje, Ulises, y el personaje no da para más, es vacío, y superfluo, pues aunque el cast refiera que tuvo un trabajo interno, faltó exteriorizarlo. En consecuencia, la narración se pierde en el paso lento de los minutos, donde nada se está contando. La historia puede parecer buena, atractiva, pero el cine no son sólo historias, es el conjunto de elementos, y aquí se carece de esto. La experimentación en “Ulises” no está demás, hasta puede aplaudirse, lo que está demás es su tratamiento, que va del efecto churro, a la escena reiterativa y sin sentido. “Ulises” fue una mala realización, y decisión de programación, a fin de cuentas. No puedo decir mucho más de ella.
El segundo paso fue la proyección de “Zona invadida” (México, 2014), filme que cuenta con grandes estrellas en su cartel: Roberto Sosa, Luis Felipe Tovar y Mario Almada, así como cuenta con personajes innecesarios y una trama que no se amarra del todo. Aquí, se nota necesario un proceso más completo del guion, los efectos al nivel de una producción mexicana, las actuaciones dispares, y algún otro detalle, se podrían hacer menos visibles, si la historia tuviera una cierta congruencia consigo misma. Pero el guion no se tallerea, o no se aceptan opiniones externas. Hay situaciones risibles y bastante humor involuntario, diálogos hasta el cansancio, y mensajes ecológicos, morales y políticos que no vienen al caso. Se sigue tratando de educar a la gente, se sigue esa enseñanza de Televisa de moralizar al pueblo, y al mismo tiempo se apela a la doble moral. Hay un desborde de piel por todos lados, la mayoría de los personajes femeninos de la cinta lucen diminutos atuendos con una justificación bastante sacada de la manga, aunque cabe señalar que a lo mejor por idea de distribución, o por esta doble moral misma, no se atreven al desnudo, como se atreven los realizadores de género en otros lados.
Mario Almada juega el papel de héroe, como ya lo hecho muchas veces, Luis Felipe Tovar el papel de oficinista/burócrata caliente, como también lo hecho ya varias veces, y Roberto Sosa un papel de demente, que ya se le ha visto, nada sorprende, nunca durante la hora y media de la película, nada impresiona ni convence. Hay más finales que historia, y más situaciones absurdas que creíbles. Pero la realización mejora en algunos momentos. Un rato agradable nos hizo pasar Zona Invadida, aunque no creo que su intención fuera sacarnos tantas risas.
Y terminamos con “Paciente 27” (México, 2013), segundo film de Alejandro Alegre, que después de “Los Infectados”, parecía no tener bastante futuro, pero para callar algunas bocas, demuestra que ha mejorado. No es que éste, su segundo largometraje, sea una obra maestra, ni siquiera lo consideraría un film digno de llamarse agradable, pero tras la vara de medición de las dos proyecciones anteriores, y el antecedente del director, “Paciente 27” brilló como diamante. Una historia simple, que por falta de claridad, nuevamente, navega por parajes en los que no debió meterse, un final esperado, que no sorprende y cae en el cliché y el conformismo. El gran logró del filme es el avance técnico que se tuvo, luce bastante profesional en manufactura, y al desarrollarse casi en un solo escenario, se tiene las misma ventajas y desventajas, se nota un mejor trabajo de dirección, pero carece de ideas a nivel visual. Regresamos a la idea del poco tallereo, y la zona de confort; Alejando Alegre ha demostrado un progreso, sin duda, y tal vez si deja de hacer cine entre familiares y cuates, y se retroalimenta de más visiones, pueda obtener grandes resaltados. Lo digo de nuevo, se visualiza la meta, se ven las ganas y oportunidades de llegar a lo más alto, pero se necesita de mucho, mucho trabajo. Pocos puede que sean los pecados de “Paciente 27”, pocos pero notorios, y desgraciadamente, opacan los logros.
Difícil la tarea para el jurado de la sección Alucarda, difícil, si no se le puede dejar desierta.