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Muchos pensaron que el siglo XXI no iría acompañado comos sus
antecesores por revoluciones populares. Se equivocaron. La pérdida
abrupta del poder tan absoluto como aparentemente garantizado ganó carta
de naturaleza en la Revolución Francesa, la que inspiró al francés
Benoît Jacquot su “Les adieux à la Reine”, a través de la novela
homónima de Chantal Thomas. Este fresco histórico sobre los últimos días
de María Antonieta (interpretada por la siempre bella Diane Kruger) en
Versalles, vistos desde la óptica de una de sus sirvientas más íntimas,
la lectora Sidonie Laborde (Léa Seydoux, la asesina de “Misión
imposible: Protocolo fantasma”), que intenta permanecer fiel hasta el
final, hasta el sálvese quien pueda, ha sido un elegante y digno
arranque para la 62 Berlinale.

“Les adieux à la Reine” (Los adioses a la reina), que cuenta con
una pequeña coproducción española (Morena Films), invisible en el
elenco o en los principales técnicos implicados, muestra la zozobra en
palacio, lejos de la Bastilla que será tomada y de las manifestaciones
callejeras en las que se pide el final de la monarquía y la ejecución de
sus representantes. La joven lectora de María-Antonieta, que se siente
protegida y querida por su majestad, debe confrontarse a una realidad
menos idílica cuando ésta le pide que se disfrace como ella y suba a un
carruaje para huir por si es atrapada, mientras la propia reina lo hace
de una manera mucho más discreta. Amar y admirar son virtudes… pero
dar la vida por alguien son palabras mayores.

Es una metáfora
sobre el descontrol que en el círculos de poder se produce cuando las
órdenes coherentes se conviertien en rumores, pánico y deseos de poner
tierra de por medio. Se puede ver cierto paralelismo entre esas masas
del julio parisino con las de los países árabes que están derrocando -o
intentándolo- a monarcas sin corona.

Jacquot ha explicado algunas
licencias o interpretaciones sobre la historia: “En la novela original,
Sidonie era bastante mayor, pero mi coguionista Gilles Taurand y yo
pensamos que le iba más ser joven y asi dotarla de una relativa
inocencia, con cierta relación con la infancia”, explicaba el cineasta,
conocido por “La escuela de la carne” o “Villa Amalia”.

El
film insinua tendencias lésbicas, tanto en la devoción del personaje de
Seydoux hacia la reina como en la atracción que María-Antonieta siente
por la duquesa de Polignac (Virginie Ledoyen). “A mi me parece lógico y
no descartable que María-Antonieta, casada con un buen tipo pero más
interesado por la caza y la cerrajería que por su cuerpo, encontrara
satisfacciones eróticas con las princesas de las que se rodeaba”,
explicaba el cineasta francés.

Kruger ha confesado, por su parte,
que el papel de la famosa reina que acabó guillotinada fue para ella
sorpresivo… pero hubo cierta predestinación: “Nunca imaginé
interpretar un día a Maria-Antonieta. Pero no creo en el azar. La
película se desarrolla los días 14,15 y 16 de julio de 1789. Y yo nací
un 15 de julio. Mi madre se llama María Teresa. Yo llegué a Francia muy
joven, como María Antonieta, casi con la misma edad que contaba ella en
esa época. Tengo otros punto en común con esa reina, que hizo construir
un teatro e intentó actuar. En tanto que intérprete, estoy expuesta a la
luz pública. Creo que habrá para mí un antes y un después de esta
María-Antonieta”.

Así también lo piensan varios críticos, que han
asegurado que este es el mejor papel en la carrera de la
germano-francesa, aunque su protagonismo en el film esté mediatizado por
la figura de la más joven Seydoux, quien ha trascendido fronteras tras
estar en “Midnight in Paris”, de Woody Allen, y en la citada cinta
“imposible” al lado de Tom Cruise.

“Les adieux à la Reine” es la
primera cinta en la competencia por el Oso de Oro. Este fin de semana la
primera estrella incontestable del festival será Angelina Jolie, que ya
llegó junto a sus hijos a la nevada capital alemana, y no sólo
presentará fuera de concurso su opera prima como directora-guionista,
“In the land of blood and honey”, sino que dada su experiencia como
embajadora de las Naciones Unidas para los refugiados, va a participar
en dos mesas redondas sobre el asunto.