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No abundan los grandes papeles femeninos. Lo dicen las actrices y lo dice el sentido común de cualquier aficionado con independencia de su sexo. Mucho se ha hablado de “Mujer Maravilla / Wonder Woman” como uno de los fenómenos del verano en Hollywood, pero en un registro mucho más realista, la veterana Frances McDormand se apuntó un tanto y enfila el camino hacia el Dolby Theatre con “Three Billboards Outside Ebbing, Missouri”, que fue presentada este lunes en la competencia de la Mostra de Venecia. En la misma jornada se pudo ver el largo documental, también estadounidense, “Ex Libris: The New York Public Library”, de Frederick Wiseman, y el oscuro drama italiano “Una famiglia”, de Sebastiano Riso, lo menos relevante de la jornada.

En “Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Misuri / Three Billboards Outside Ebbing, Missouri”, escrita y dirigida por el británico Martin McDonagh (“Escondidos en Brujas / In Bruges”), McDormand es una auténtica “Madre coraje”, dispuesta a todo para encontrar al asesino de su hija y despertar a una somnolienta policía que no pasa de una investigación rutinaria. Su personaje, Mildred Hayes, que la ha colocado en la carrera por el Oscar a mejor actriz, llega a contratar tres grandes carteles publicitarios en las afueras del pueblo para presionar a los agentes.

“Cuando buscaba personajes emblemáticos del cine con los que podría moldear mi actuación como Mildred, los únicos que encontré eran masculinos, y acabé conectando con John Wayne”, dijo la actriz de “Fargo” a los periodistas. La determinación del personaje, rodeado de otros tan particulares como el sheriff (es el jefe de policía, en realidad, pero como la cinta tiene mucho de western moderno, bien podríamos llamarlo así) que interpreta Woody Harrelson o el agente al que da vida Sam Rockwell, generó puntuales aplausos a lo largo de la proyección en el Lido.

Es difícil no simpatizar con Mildred y McDormand, y buena parte de la culpa la tienen los agudos diálogos escritos por el propio McDonagh, quien pese a su origen es capaz de describir con acierto el ambiente de este pueblo de la América profunda, en el que todos se conocen y de alguna manera se respetan, hasta el punto de que sus conciudadanos ven en la iniciativa “publicitaria” cierta ofensa hacia su querido jefe de policía. No obstante, la determinación da sus frutos.

También hay un poderoso personaje femenino en la italiana “Una famiglia”, que al igual que el pasado fin de semana “The Leisure Seeker”, generó muy escasas simpatías entre la variopinta audiencia del Lido. Micaela Ramazzotti tiene ocasión de lucirse, pero en este caso, es difícil implicarse en la historia de esta pareja que nos describe Riso, en su segunda película, tras “Più buio di mezzanotte”. Vincent y Maria llevan una vida aparentemente normal en un barrio periférico de Roma. Sin embargo, de puertas adentro, llevan un peculiar negocio: hacen niños para al nacer venderlos -bajo la apariencia de adopciones- al mejor postor, ya sean parejas convencionales o gays.

El guión, coescrito por el cineasta junto a Andrea Cedrola y Stefano Grasso, elige acentuar los aspectos más oscuros de su historia de pareja, pero no da las suficientes explicaciones al hecho de que -simplemente por amor- esa mujer acceda a generar el aberrante comercio de bebés. Por tanto. y a pesar del esfuerzo de Ramazzotti, quien comparte elenco con el francés Patrick Bruel, “Una famiglia” naufraga por la torpeza de sus creadores.

Es sin duda interesante, pese a su larga duración (en torno a las tres horas) el documental “Ex Libris: The New York Public Library”, que detalla en toda su complejidad y con detalle el día a día en una institución cultural tan importante en Nueva York como es su gran biblioteca pública. Personalmente no simpatizo con la tendencia a programar documentales en un festival como este dominado por la ficción, porque poner a competir proyectos tan diferentes carece de sentido y genera una evidente desigualdad. No es lo mismo reflejar la realidad que crearla con un equipo que incluye la imaginación de los guionistas, el trabajo de los actores y de técnicos y artistas que reproducen el ambiente de una historia. Es evidente que se trata de una controversia en la que cada cual tiene su opinión, y que para nada pretendo quitar el valor que tienen los buenos documentales. Este lo es sin duda, pero pienso que este no es su sitio.