GIFF Día 4: Bajo la lupa las óperas primas de Arturo Pons y Hatuey Viveros
Por Yossa Guzmán/Enviada
A dos días de que finalice esta extensa jornada cinematográfica en Guanajuato, en este día se proyectaron, además de muchas otras opciones, las dos últimas óperas primas en competencia: “La brújula la lleva el muerto” de Arturo Pons (2011) y “Mi universo en minúsculas” de Hatuey Viveros (2011).
La primera es una interesante y original, pero también fallida en algunos momentos, ópera prima que plantea las relaciones entre diferentes personas que quieren cruzar la frontera; personajes pintorescos que van dando forma a la película en el transcurso de un viaje interminable. Recuerda a películas de Emir Kusturica pero con personajes que a veces pecan de sosos, salvo excepciones como las mujeres gritonas o el jefe “indio” que aparece al inicio.
En realidad el viaje surrealista de todos esos personajes se va a un desenlace que aparece una y otra vez , dejando la sensación de alargar las aventuras y no dejar que ésta termine de manera natural. Al llegar al final, un tanto artificial, parece que observamos otra película, muy hermosa pero rompe con el ritmo y sensación que nos provocó a lo largo de su desarrollo.
Por otro lado “Mi universo en minúsculas” propone otro tipo de aventuras, la de una extranjera en busca de su padre. Además de Aina, el personaje principal es la Ciudad de México y el Estado de México; el público recorre junto con Aina, sus calles y lugares identificables de esa parte del país, lo que le sucede a la protagonista sólo sirve como un pretexto para mostrar la ciudad. Se agradece, además del tour visual, la presencia de otros actores con papeles “minúsculos” que forman parte también de ese paisaje urbano mexicano. Disfrutable y en espera de distribuidora para salas comerciales.
Si te la perdiste porque en la programación la pusieron a la misma hora en la que terminaba “La brújula…” la otra ópera prima, estará proyectada en otros festivales nacionales (San Luis Potosí, Monterrey) e internacionales (Perú).
Como parte del la selección oficial de opera prima pero internacional en el mismo Teatro Principal, se proyectó la cubana “Una noche” de Lucy Mulloy (2012) con cierta estética y paralelismo con “Ciudad de dios”, retrata las vidas de tres jóvenes cubanos en su cotidianidad acelerada y ansiosa en la Habana.
Los barrios cubanos aparecen como una bomba de tiempo donde los habitantes se enfrentan de dos maneras diferentes: adaptarse a la isla y vivir con la música, el mar y el sabor cubano o por el contrario padecer la pobreza, la desolación y los sueños no cumplidos.
Con una clara perspectiva de criticar la sociedad cubana, Lucy Malloy lo va narrando a través de jóvenes cubanos enamorados, intensos que desean una vida diferente. Si al principio se sienten confusiones tanto por la voz narradora como por la aparición de los personajes (además de un acento cubano que no se entiende nada), se recompone con un final desolador y sus claras intenciones de hacer una segunda parte.
De la selección de cortometrajes de ficción en competencia, se observaron diferentes propuestas entre ellas “Brainy” de Daniel Joseph Bogman (2011) con una original historia de amor y rituales extraños, un actor carismático y diferentes tonos: puede ser fantástica, dramática o romántica, tiene muchas líneas argumentales que podrían desarrollarse por separado.
Por su parte, “Flores” de Marcela Gómez Montoya con una historia muy clara sobre el embarazo de una adolescente y los conflictos que eso ocasiona, relacionándola metafóricamente con la germinación de las semillas, directa y contemplativa. “Narcocorrido” de Ryan Prowns (2011) y su perspectiva de norteamericano sobre los acontecimientos de los cárteles y narcos mexicanos.
“Idiota” de los holandeses Jan & Raf Roosens y esa estética fría y azulada como el invierno propia de los países del norte muy parecida a la canadiense “Trotador” (2011) de Arnaud Brisebois y Francis Leclerc, quienes narran a su manera, el enfrentarse a situaciones difíciles y tratar de sobrevivir con toda la actitud posible.