Por Hugo Lara
Cuando parece que ya todo se ha visto de las películas de cómics y superhéroes, Hollywood ha dado un golpe de timón para explorar otros horizontes, reciclar a sus personajes y sus historias, y mantener cautiva a su gran audiencia del planeta. “Guasón” (“Joker”, 2019) es la punta de lanza de esta acometida y para ello se decanta por un tono realista, crudo y violento, donde no existen los superpoderes ni la fantasía sobrenatural. La película está centrada en el Guasón, el supervillano de DC Comics y archienemigo de Batman, y narra su etapa que lo convierte en criminal.
El filme dirigido por Todd Phlllips (“The Hangover”, 2009) es la primera entrega de una nueva saga de cintas basadas en los comics de DC. Su presentación soprendió a medio mundo cuando se alzó con el León de Oro, premio máximo de la pasada Mostra de Venecia, toda vez que parecía insólito que se premiara una película de ese género con evidentes ambiciones comerciales, en apariencia opuesta al cine de autor que suele premiarse en esos certámenes cinematográficos de primer nivel. Independientemente de ese premio y su polémica alrededor, la película tiene notables valores que la hacen sobresaliente y que vale la pena ver sin prejuicios.
La trama se sitúa en 1981 en Ciudad Gótica, donde Arthur Flick (un magistral Joaquin Phoenix) es un aspirante a comediante que trabaja como payaso en las calles. Tiene una lesión cerebral que le provoca grandes risotadas involuntarias, como reflejo nervioso. Su miserable vida, en la que tiene que cuidar a su anciana madre, está llena de frustraciones y rechazo, siempre blanco de la hostilidad y violencia de su alrededor, hasta que comete un asesinato, lo que le da una seguridad que nunca antes había sentido. Irónicamente, ese crimen también lo convierte en un justiciero anónimo para las clases trabajadoras que repudian a los ricos de la metrópoli y lo toman como emblema de una protesta masiva. En ese transe, Flick averiguará la verdad sobre su origen y desarrollará su personalidad psicópata.
Un aspecto relevante a nivel visual y emocional es la atmósfera de la trama. La realización construye una Ciudad Gótica sumida en el caos y la corrupción, un Nueva York que parece salido de “Los Guerreros” (“The Warriors”, 1979), con vagones de tren grafiteados y callejones tenebrosos. Para ello, el guión establece una huelga del servicio de recolección de basura que sume a la ciudad en sus propios deshechos y suciedad.
Lo que sigue es el itinerario de Flicker antes de convertirse en el Guasón, un patético payaso que, en su sentido del dolor, evoca a la ópera de “Pagliacci” de Leoncavallo o al poema “Garrick” de Juan de Dios Peza, pero sobre todo con ecos de neorrealismo y sus tragedias sobre un desposeído al que le llueve sobre mojado (incluso, es buñuelesca la escena en que unos chicos le dan una paliza en un callejón, en un guiño a “Los olvidados”). Ya en el segundo tramo del metraje, el relato lleva a ese paria a algo más cercano a la imprescindible “Henry, retrato de un asesino serial” (“Henry: Portrait of a Serial Killer”, John McNaughton, 1986). Y, asimismo, el guion le da entrada a la crispación social debido a un sistema que privilegia a los poderosos (quizá lo menos preciso del filme). En ese circo de tres pistas, la interpretación de Joaquin Phoenix se vuelve el gran soporte de la película. Su histrionismo y expresividad de sobra conocidos hacen de este “Guasón” —ya por sí el supervillano más carismático de todos— una creación propia y brillante, que se aleja de lo hecho antes (también con sus méritos y encantos) por Jack Nicholson o Heath Ledger.
Hay en “Guasón” otras subtramas y ambientes que se embrocan al drama principal, como la que gira en torno a un popular show de televisión donde Robert DeNiro encarna a un conductor estrella y quien muestra la maquinaria de la manipulación mediática, en otro homenaje fílmico, aquí a “El rey de la comedia” (The King of Comedy, 1982), cinta dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por el mismo DeNiro.
Al margen de su premio en Venecia, merecido o no, “Guasón” dará mucho qué hablar en la próxima temporada de premios en Hollywood y seguramente figurará en varias ternas importantes del Oscar el año entrante.