Por Whan-Bok Cho *
Embajador de Corea del Sur en México

Primeramente, quiero agradecer a Paula Astorga Riestra, Directora General de la Cineteca Nacional, y a su notable equipo de colaboradores, sus esfuerzos para llevar a cabo este Ciclo de Cine Coreano.

La industria fílmica y cultural, los cinéfilos y el pueblo coreano en general, nos sentimos halagados de que en una institución tan importante como la Cineteca Nacional, y en un país tan entrañable como México,  se lleve a cabo este Ciclo de Cine Coreano.

Como ustedes saben, en 2012 estamos celebrando cinco décadas de relaciones entre México y Corea; por ello, intercambios artísticos y culturales como el de hoy, adquieren un significado especial.

En el marco de este cincuentenario, el gobierno de Corea, a través de la Embajada a mi cargo, viene realizando una serie de actividades conmemorativas en diversas áreas.

El mes pasado, conjuntamente con el Servicio Postal Mexicano, cancelamos un timbre postal conmemorativo y, próximamente, abriremos la casa de Cultura de Corea en México, pues deseamos que el público mexicano, en general, conozca la historia y las manifestaciones culturales del pueblo coreano.

Si bien las distancias geográficas inhibían, en el pasado, el conocimiento de los diversos grupos humanos, la globalización y las nuevas tecnologías  integran al mundo en una aldea global, en la que aprender la cultura de otros pueblos no sólo es posible, sino deseable.

El cine es un vaso comunicante que nos muestra la forma de ser y comportarse, de los individuos que habitan latitudes distantes a la nuestra.

Antes de establecer, en 1962, relaciones con México, en Corea sabíamos de este país por las películas de figuras como Cantinflas o Pedro Infante, que ocasionalmente llegábamos a ver.

México era entonces la referencia de un lugar casi utópico y lejano, que alertaba la imaginación, con esa magia que tienen las buenas historias llevadas a la pantalla.

Durante muchos años, la industria cinematográfica mexicana se ha distinguido internacionalmente, legando para el mundo grandes películas, notables actores, connotados directores y escritores.

Por su parte, el cine coreano goza de una aceptación creciente los últimos años. En el 2007 la revista Times publicó una nota que decía “Corea emerge como epicentro del cine y de la música asiáticos”.

En julio de 2011, en lo que fue una experiencia inolvidable, mi país fue distinguido como invitado de honor en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, exhibiéndose 67 producciones de lo mejor del cine coreano. Por si fuera poco, hoy, la máxima instancia cinematográfica de México, organiza este Ciclo de Cine Coreano, conjuntamente con nuestra Embajada.

Ello me hace pensar que, la industria del cine en mi país goza de muy buena salud.

Hoy día, la industria del cine en Corea, se esmera para realizar producciones de calidad, que proyecten la realidad de una nación milenaria, de un pueblo dinámico, que ha sabido sortear las adversidades planteadas por su historia y que mira, optimista, hacia el futuro, deseoso por compartir su cultura y, a su vez,  aprender de otras culturas.

Si el arte, en general, es una opción posible para transformar al mundo, me alegra constatar que, tanto México como Corea, gracias a su quehacer cinematográfico en particular, poseen notables herramientas para llevar  cabo este  precepto.

Quiero reiterarles, sólo una vez más, mi agradecimiento por su presencia a inaugurar este Ciclo de Cine Coreano, e invitarlos a disfrutar de la película “El sueño triste”, del gran director coreano  Kim Ki-duk, al tiempo que hago votos por un mayor intercambio cultural entre Corea y México los próximos años.

* Palabras pronunicadas durante la inauguración del ciclo, el pasado jueves 2 de febrero en The Movie Company

Consulta la programación:
http://www.cinetecanacional.net/ciclos.php?cic=1615