EN LA FOTO: Juan Luis Buñuel. Al fondo, retratos de sus padres.

Por Arturo Garmendia

Debut con Orson Welles

El 7 de diciembre pasado murió Juan Luis Buñuel, el hijo mayor del célebre cineasta surrealista Luis Buñuel, a la edad de 83 años. Nacido en París en 1938, acompañó a sus padres en el exilio americano y más tarde en su residencia en México. De sus años infantiles al lado de su padre recordaba: “Me recuerdo sentado en sus piernas disparando con una escopeta de aire comprimido a las hojas de un árbol…, siempre tuvimos pistolas en casa. Conservo vagos recuerdos de Los Ángeles y de México. En Los Ángeles, teníamos una vida bastante americana e ideal: la casa, los amigos…, cada cual tenía su vida. Las escuelas en Estados Unidos eran pésimas. Me enviaron a una escuela católica a los once años y recuerdo que, cuando los niños de mi clase iban a tomar la primera comunión, me pareció que yo debía hacer lo mismo con el acuerdo de mi madre, pero al hablar de ello con mi padre, me agarró, me levantó y dijo: «Si cuentas esto a mis amigos, te mato». En aquel entonces no comprendí nada…” [1]

Buñuel hijo estudió Literatura en la Universidad de Oberlin, en Ohio, pero su vocación era insegura. Incluso el cine, no le interesaba: “Cuando yo era chico, ir al estudio era horrible ¿no? Es muy aburrido el estudio para alguien que no sabe nada… Y al salir de la universidad ya no sabía qué hacer. Un día, en una fiesta con Dancingers, le dije de chiste:


 

“Déjame trabajar en el cine”. Y él me contestó: “Muy bien, mañana comienzas con Orson Welles, como primer asistente”.[2]  [Oscar Dancingers, quien recién había producido Los olvidados, había iniciado con el pie derecho una serie de coproducciones con  estudios franceses y norteamericanos. Entonces estaba comprometido con Welles para filmar Don Quijote en México] “Pero si yo no sé nada sobre películas –le dije-. Ni siquiera estoy interesado”. Pero él dijo: “Con este director, sólo tradúcele al equipo lo que te diga, y podrás hacer unos ahorritos”. Así es como conocí a Welles.

“Conforme el trabajo avanzaba, me convertí realmente en un asistente de director. Ahí fue que aprendí algo acerca de la técnica cinematográfica. No sabía nada al respecto. Nunca había ido a ver filmar a mi padre, así es que aprendí con Welles.

“Welles actuaba en algunas escenas de la cinta. Entonces mi trabajo consistía en decir “¡Silencio, cámara, acción!” ; y cuando la escena terminaba gritaba “¡Corte!” Así es que puede decirse que terminé dirigiendo a Orson Welles [risas]” [3]

Francisco Reiguera, en el papel de Don Quijote.
 

Pero como solía sucederle a Welles, se le terminó el dinero para la película. Regresó a Hollywood para conseguir financiamiento y en un momento dado regresó. Todavía filmamos un poco más –recuerda Juan Luis-, pero una tarde él dijo: “Está bien, eso es todo. Empaquen, hemos terminado”. Estábamos en la Alameda, en el centro de México. Él se retire, solo. Yo lo seguí.  Se sentó en una de las bancas. Vi que estaba llorando. Lo abracé y le dije: “Vamos, Orson”. “Sí – me dijo- pero yo realmente amaba este filme”,

“Años después me lo encontré en París y lo saludé. Le dije:  “¿ Qué pasó con Don Qujote?” “ Bueno –me dijo-, Francisco Reiguera murió, Akim Tamiroff muríó; el caballo murió…”[4]


Contrabandista

Tras esta experiencia,  el hijo de Buñuel siguió trabajando en varias coproducciones junto con su padre [Los ambiciosos (1959), La joven (1960), Diario de una recamarera (1960), Ese oscuro objeto del deseo (1966) y en particular en Viridiana (1961)], donde jugó un papel importante en las acciones que debieron hacerse para lograr que la película compitiera en el Festival de Cannes, donde fue premiada con la Palma de Oro.

Los obstáculos a vencer eran dos, uno de orden técnico y el otro, el de la censura franquista. El primero se relacionaba con la incorporación del sonido y los subtítulos en francés, como los requería el festival, tarea para la que no había capacidad técnica en España y tenía que hacerse en Francia. Sólo que para sacar lo filmado del país se requería la autorización de las autoridades franquistas. El tiempo apremiaba para poder estar en el festival, y para hacerlo posible se decidió sacar una copia de trabajo de lo filmado, aunque todavía estaba en proceso de montaje, para hacer en el extranjero la copia compuesta y subtitulada. El encargado de esta tarea fue Juan Luis, quien lo relató así: “Yo con Do­mingo Dominguín y un torero que se llamaba Pedret, me llevé los negativos en tren hasta Barcelona. Y allí, en una camione­ta en que iban Pedrés y tres toreros, un picador, etc., puse los negati­vos atrás, los cubrí con los capotes y salimos de España. Fue un viaje muy interesante, y al día siguiente llevé los negativos por tren hasta París.”[5]

El torero Pedro Martínez, “Pedrés”, con Juan Luis Buñuel (der) en Lunel, camino de París
 

Mientras tanto, enteradas las autoridades cinematográficas de la premura por terminar la cinta y la necesidad de hacerlo fuera de España, accedieron a supervisar la copia de trabajo, sin sonido, para darle su visto bueno y  permitir su exportación.

J. A. Bardem, uno de los productores españoles del filme, cuenta así esta parte de la historia: “En esa proyección [a la censura] hicimos dos pequeñas trampas. Una era que le ha­bíamos quitado dos planos a la película para que no dijesen nada. El primero era ese de la navaja que también es un cruci­fijo; el otro plano que quitamos fue la “instantánea”, el de Lola Gaos levantándo­se las faldas. Lo demás lo mostramos tal cual. Además, yo mentí cuando me preguntaron sobre la orgía de los mendigos: “¿Y aquí qué música va a poner el señor Buñuel?”. Aunque yo ya sabía que lo que íbamos a poner era El Mesías de Haendel, dije -y es verdad por otra parte-: ” ¡Uy, Buñuel tiene horror a la música en las películas. Acabará poniendo los tambores de Calanda!”. Y la película pasó”.[6]


Director de cine

Además de asistir a su padre en la dirección de filmes, hizo otro tanto para cineastas  nacionales como extranjeros, en películas como La rebelión de los colgados (Corona Blake, 1985) o ¡Viva María! y El ladrón de París  (ambas de Louis Mallé, 1965 y  1967) y también en numerosas series y películas para la televisión.

Animado por estos primeros acercamientos al cine, Juan Luis decidió probar fortuna en el medio, realizando, de manera independiente, tres documentales: Potter (1966) sobre un artesano en una lejana villa de Aragón, Calanda (1967) y Les Martiens (1968).  Sólo el segundo de ellos, que retrata el lugar de nacimiento de su padre, mereció algún reconocimiento, el César al mejor documental de ese año.

Calanda, con 21 minutos de duración, se estructura a la manera clásica: un prólogo donde se muestra al pueblo calandés en sus dimensiones social, cultural y económica. En seguida vine la descripción de la Semana Santa en el pueblo: las procesiones, los gremios y el momento clave, llamado “el que rompe la hora”, en que los tamborileros que acompañan la pécesión y las ceremonias empiezan a tocar, por 24 horas seguidas, hasta sangrar y ensuciar los tambores.[7]

Finalmente, Buñuel hijo se inició como director cinematográfico, con películas como Cita con la muerte alegre, 1973 (titulada en inglés Expulsión del diablo), sobre una pareja que se muda a una casa abandonada en el campo, donde sus hijos son acosados por presencias extrañas. El filme logró el premio al mejor director del festival de Sitges, festival dedicado al cine de horror.  La siguió La mujer con las botas rojas, sobre un guion de Jean-Claude Carriere, llevando en los estelares a Catherine Deneuve y Fernando Rey, sobre una escritora con poderes paranormales; y finalmente Leonor (1975), relato gótico escrito también por Jean-Claude Carriere, con Liv Ullmann, Michel Piccoli y Ornella Muti, donde un noble pierde a su primera esposa y se casa nuevamente. Pero, Incapaz de olvidarla, sella un pacto con el diablo para hacer que ella regrese, cosa que sucede, pero convertida en vampiro.

Si bien su cortometraje primerizo y su debut cinematográfico despertaron alguna esperanza  sobre su carrera, el propio realizador debió darse cuenta de lo menguado de sus capacidades, y en el futuro se contentaría con realizar tareas fílmicas propiamente alimenticias, como diría su padre. Solamente en un par de ocasiones intentaría algo de mayor aliento: en 1980 la Dirección de Cinematografía de México le encomendó el rodaje de un mediometraje, El jugador de ajedrez, sobre un guion suyo basado en un cuento de Edgar Allan Poe, donde incursiona nuevamente en el género fantástico, con tintes eróticos. La trama, sobre  un autómata especialista en dicho juego y por lo tanto invencible, es llevado por su inventor a una hacienda mexicana  en el siglo XIX para dar una serie de demostraciones pero, enamorado de la mujer del hacendado, sucumbe ante ella en el juego definitivo. Según testimonios, lo mejor de la cinta resulta la imponente Hacienda de la Gavia, en el Estado de México donde se filmó, y la fotografía de Gabriel Figueroa. Actuaron en el filme Diana Bracho, Martin Lasalle, Elpidia Carrillo y Beatriz Sheridan.

En 1986 Juan Luis se puso al frente de un equipo mexicano alemán para filmar una nueva versión de la novela de B. Traven La rebelión de los colgados (la primera, dirigida por Alfonso Corona Blake data de 1954). Traven, viajero incansable que se adentró en los rincones olvidados de México para conocer la vida de los indígenas de Chiapas, da cuenta del desprecio y la explotación hacia los habitantes primeros de estas tierras por parte de los finqueros y hacendados. La cinta, destinada a la televisión alemana, pasó sin pena ni gloria. Actuaron en ella Manuel Ojeda, Uwe Ochsenknecht, Fernando Balzaretti, Jean-François Stévenin y Anais de Melo.

En 2007 rodó Calanda. 40 años después; e igualmente fue coprotagonista con Jean-Claude Carriére de El último guión. Buñuel en la memoria, de Gaizka Urresti y Javier Espada, donde junto con el guionista de Buñuel recorrió los lugares  habituales de su padre, haciendo memoria de él.

Juan Luis Buñuel murió el año pasado. Le sobreviven su hermano Rafael, seis años menor que él, dedicado a la escultura y pintura; y su hijo, Diego Buñuel, también cineasta.


NOTAS

[1] Entrevista a Juan Luis Buñuel en Buñuel, cien años. Centro Virtual Cervantes. Consultado en mayo de 2008 en  https://cvc.cervantes.es/actcult/bunuel/entrevistas/jl_bunuel.htm

[2] Entrevista con Juan Luis Buñuel. En Max Aub. Conversaciones con Buñuel. Aguilar S.A. de Ediciones, España, 1985

[3] Peter Tonguette. Peleando con molinos de viento: plática con Juan Luis Buñuel sobre Welles y don Quijote. Bright ligths film journal, octubre de 2010. Consultado en mayo de 2018 en http://brightlightsfilm.com/chasing-windmills-talking-with-juan-luis-bunuel-about-welles-and-don-quixote/#.WvsCI38h31K

[4] Ibid.

[5] Cit. en Manuel Fructuoso. https://lbunuel.blogspot.com/2014/01/viridiana-como-se-consiguio-burlar-la.html

[6] Ibid.

[7] Cit en el blog de J. A. Bielsa http://josbiarbi.blogspot.com/2015/11/cine-calanda-juan-luis-bunuel-1966.html