Por Alexa Sefchovich
Texto dedicado a mi buen amigo Aj Navarro para que nunca dejes de escribir críticas de cine como solo tú lo sabes hacer y al resto de mis amigos del medio quienes se enfrentan en su día a día a los retos de ser escritores del séptimo arte.
Si bien Hollywood ha sido durante mucho tiempo la “Meca” de las artes cinematográficas, al crear grandes obras maestras de culto como “La Naranja Mecánica” y “Pulp Fiction”, entre otras (de una larga lista de obras que no se podrán mencionar aquí debido a lo extenso de la misma), cada una única en su género y las cuales solían tratar temas sociales delicados a manera de protesta ante la cultura americana o mostraban impresionantes escenas violentas y efectos audiovisuales que en su momento se convirtieron en la cúspide de la innovación del mundo de la gran pantalla. Hoy en día, esto se ve cada día más distante de la realidad creativa de directores, guionistas y escritores quienes están sometidos a las duras demandas de un público cada vez más inclinado hacia lo políticamente correcto y la el desconocimiento de la sociedad en términos culturales que la aparición de las nuevas tecnologías ha desarrollado entre los espectadores del séptimo arte.
Por lo cual, los verdaderos amantes del cine y críticos, se han visto forzados a colocar sus ojos, teclados y plumas en películas de talla internacional, lo que abre una puerta enorme al nuevo talento emergente de países fuera del radar americano, quienes poco a poco nos van sorprendiendo cada día más con sus películas tan auténticas y nuevas propuestas cinematográficas.Tal es el caso de “Parasites” (la primera película surcoreana en ganar un premio de la academia en el año 2019), con su propuesta escalofriante y muy bien lograda de un joven de clase baja que le da clases a una chica de clase alta que tras un giro dramático todo termina en tragedia o Todo en todas partes al mismo tiempo (2022), que nos narra la loca historia de una emprendedora china dueña de una lavandería que termina siendo arrastrada por su esposo de otro espacio-tiempo, a usar sus super poderes para salvar su mundo en diversos multiuniversos.
Ahora bien, retomando lo mencionado anteriormente, no es novedad para nadie que en una era en la que las salas de cine están plagadas de películas palomeras, como aquellas de superhéroes y efectos visuales impresionantes, haya grupos de fanáticos quienes estén altamente interesados en darlo todo por mirarlas antes que nadie con el afán de compartir sus opiniones y puntos de vista con el resto de sus amigos y familiares mientras que se vuelven una tendencia en las redes sociales. Pero, ¿están estos “críticos/influencers realmente interesados en brindar su punto de vista y ondear en los profundos temas de un filme por mero interés, más allá del generar likes y son las empresas distribuidoras de películas conscientes de la importancia del análisis y la crítica del trabajo cinematográfico que conlleva la realización de una película?
La importancia de la visión del crítico de cine ante el gusto y la realidad técnica de una película:
Hoy en día, el uso de las nuevas tecnologías como el internet, las computadoras y dispositivos inteligentes, han traído beneficios incalculables al mundo. Por qué nos han permitido estar cada día más cerca de puntos de vista de diversas culturas, opiniones y personalidades que antes imaginábamos imposibles de alcanzar. Sin embargo, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Es el internet una herramienta que nos ha permitido tener un diálogo respetuoso y enriquecedor entre nosotros o simplemente ha hecho mas evidente las diferencias de las opiniones entre personas?
Responder esto es algo tan sencillo como entender que las opiniones con respecto a las artes, son subjetivas ya que estás siempre dependerán de cada persona, sus preferencias, nivel socioeconómico, ideología, entorno, entre otros. Por lo cual, no todas las personas reaccionarán de la misma forma ante una obra de teatro, película o pintura. Un ejemplo de esto podría ser el hecho de que no todas las personas son capaces de apreciar cintas como “Ciudadano Kane” y eso no significa que la persona carezca de inteligencia o sea menos como persona o que si le gusta sea todo lo contrario ya que esto dependerá de un gusto meramente personal de lo cual no hablaremos en este texto.
No obstante, el gusto colectivo por una cinta popular, tampoco va a definir la calidad de la misma, sino que está se tiene que aclarar mediante el análisis de su técnica como una obra de arte. Dicho en otras palabras, la calidad artística de una película, no se va a definir nunca por la percepción del público sino por su valor técnico; lo que significa que para la realización de una crítica no basta con que nos guste o no el filme sino que es preciso saber que toda ciencia existe detrás de los preceptos o teoremas básicos que se deben respetar para determinar si la creación de esa obra es o no buena.
Es por esto que quienes se dedican a esta profesión, deben tener la capacidad de tener un nivel de apreciación del séptimo arte por encima del público común para poder distinguir aquellas cintas de baja o alta calidad. Con el objetivo principal de evitar nublar el valor cinematográfico de un filme, por el simple gusto personal de un colectivo o comunidad específica en este caso la de los influencers quienes no tienen las bases para reconocer el valor técnico de una película (en varias ocasiones), logrando así la degradación de este tipo de arte a cambio de obtener mayor visibilidad en las redes sociales.
El intercambio que existe entre la fama, un millón de likes y uno que otro unboxing:
Como dijimos con anterioridad, las nuevas generaciones están constantemente buscando ser el foco de atención de las redes sociales y el cine es una buena forma de atraer a las personas a sus canales digitales. La manera más común de lograrlo, es mediante las alianzas con las distribuidoras quienes ofrecen todo tipo de concursos, regalos (merchandising) para unboxing, invitaciones a funciones de prensa y acceso a contenido especial y exclusivo a cambio de un poco de difusión y publicidad para sus películas, entonces, ¿quién no quisiera trabajar para estas distribuidoras sí a cambio de recomendaciones te dan obsequios?
Bajo esta idea, es algo impactante observar cómo de algunos años para acá el tema de ser “influencer” ha pasado de ser una actividad cotidiana y sin sentido a transformarse en una especie de emprendimiento con objetivos profesionales para los “fanáticos” del cine con lo que una gran cantidad de blogs, sitios web y de contenido, páginas de Youtube y cientos de cuentas de instagram son solo parte de la ola de “emprendedores” que no solo han surgido para crear sus “micro-empresas” en torno a las artes cinematográficas, sino que más bien llegaron para acaparar ese nicho de mercado que durante años estuvo reservado únicamente para los críticos de cine y medios de presa escrita quienes eran los únicos con el conocimiento adecuado para poder recomendarnos una película. No obstante, es altamente probable que esto de ser influencer haya nacido de la necesidad de cubrir opiniones no expertas más aterrizadas al “fan service” que hacia los marcos teóricos de cómo crear una película.
Por otra parte, es posible que las grandes distribuidoras encuentren una gran ventaja competitiva en el uso de tantos canales publicitarios (muchos de ellos de formas gratuitas) a través de la viralización de sus contenidos que muy posiblemente resultan ser mucho más efectivos que la publicidad tradicional. Pero, ¿qué es lo que en realidad les interesa a las distribuidoras de cine, el número de seguidores o la creación de líderes de opinión que giren en torno a sus proyectos más ambiciosos?