El historiador Eduardo de la Vega Alfaro presenta su más reciente libro, “La difusión e influencia del cine vanguardista soviético en México”, publicado por la Cineteca Nacional en octubre del año pasado. El acto se llevará a cabo en el marco de la actual edición Feria del Libro de Minería este miércoles 26 de febrero a las 19:00 horas en el Auditorio Sotero Prieto. A continuación, presentamos una reseña de este valioso volumen.
Por Manuel Cruz
El cine es una puerta a otras culturas, permitiendo el transporte de un discurso y visión sobre la humanidad, particularmente acentuado en ciertos periodos históricos. Pese a su enorme título, no hay que ver a “La difusión e influencia del cine vanguardista soviético en México” como una tesis densa e imposible de comprender. En realidad, el primer acierto del historiador Eduardo de la Vega es la habilidad de condensar una ambiciosa investigación en 100 páginas y narrarla de tal forma que cualquier público queda velozmente interesado. Y es que el tema vale la pena: Como De la Vega demuestra consistentemente, hay un buen grupo de iconos en el cine nacional (Manuel Álvarez Bravo, Arcadi Boytler, Fernando de Fuentes y Juan Bustillo Oro, entre otros) que se vieron altamente influenciados por las obras de Einseintein, Róom, Ivanokvsi, y muchos más. Pero también es la historia (potencialmente adaptable al cine) de Juan Bustillo Bridat, padre del director que años después nos traería a Cantinflas y quien en ese entonces fue gerente de varios cines que proyectaron las primeras cintas soviéticas en México.
En un momento de la historia donde las películas hacían la lenta transición de entretenimiento a discurso y forma de protesta, se armó una pequeña revolución cultural que mando a Bridat a la cárcel más de una vez. Sin embargo, su lucha por continuar con la exhibición soviet no concluyó tan fácilmente. Años después, tal insistencia inspiró a Paul Strand y Emilio Gómez Muriel con la excelente “Redes”.
Se habla de la reacción al cine ruso mencionando a diferentes críticos de la época (algunos especialmente poéticos) y se presenta evidencia de la inmortal pero tristemente incompleta “¡Que viva México!”, a la cual De la Vega considera una “síntesis de las vanguardias soviéticas y mexicana”. Este pequeño libro de gran título junta a ambas fuerzas, en una masiva colección de nombres y referencias que merecen ser estudiados a fondo por el lector, y señala una etapa importante no sólo en la historia del cine – Sino de México -.
“La difusión e influencia del cine vanguardista soviético en México“, Eduardo de la Vega Alfaro, Conaculta, Cineteca Nacional, México, D.F., 2013.
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