Por Hugo Lara Chávez
Desde Morelia
“Valley of Love” y “L’Ombre des femmes” son dos películas muy diferentes pero que tienen en común como motivo un desencuentro sentimental, además de que ambas son producciones francesas de 2015. La primera se enfoca en un ex matrimonio que se reúne durante un viaje para cumplir con la última voluntad de su hijo suicida, y la otra sobre un feliz matrimonio que entra en una tormenta a raíz de una infidelidad y otras sorpresas.
Las dos cintas se exhibieron en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2015 (FICM) y contaron con la presencia de sus actrices protagonistas, en el caso de “Valley of Love”, la prestigiada actriz Isabelle Huppert, quien fue homenajeada en el certamen michoacano y que en el filme es acompañada por el legendario Gérard Depardieu. En tanto por “L’Ombre des femmes” acudió la bella Clotilde Courau.
“Valley of Love” es dirigida y escrita por Guillaume Nicloux y fue parte de la selección oficial del pasado Festival de Cannes. Narra el viaje que realizan al Valle de la Muerte, en California, Gérard (Depardieu) e Isabelle (Huppert), dos actores de cine que alguna vez estuvieron casados y cuyo único hijo se suicidó seis meses atrás. Con su respectivo dolor y sentimiento de culpa, los ex esposos cumplen la misteriosa petición que su hijo dejó consignada en una carta póstuma: pasar cinco días en el Valle de la Muerte bajo la promesa de que aparecerá ante ellos para despedirse.
La película de inicio es atractiva por ver juntos a Depardiéu y Huppert, dos figuras icónicas del cine europeo que ya habían trabajado antes en “Loulou” (Maurice Pialat , 1980). En “Valley of Love” el director Nicloux (también director de “La religieuse” de 2013 y “El secuestro de Michel Houellebecq”, 2014) deposita en buena parte la fuerza de su relato en el tête à tête de sus actores, cuyos personajes prácticamente no interactúan con nadie más en la narración, salvo un matrimonio que vacaciona en el mismo hotel donde ellos se hospedan a raíz de un incidente jocoso (Depardié le firma un autógrafo como Bob DeNiro) pero que en realidad es intrascendente.
La atmósfera melancólica del filme se desprende de los constantes debates y reproches entre los dos ex esposos, dos estrellas algo decadentes que no saben cómo enfrentar la pérdida de su hijo. Al pasar de los días, hay una evolución entre ellos y una forma distinta de verse el uno al otro. La realización refuerza su estado de ánimo mediante el entorno de sus dos escenarios principales: por un lado, un hotel frío e impersonal, y por el otro, el extenso y sofocante desierto. El filme mantiene una tensión constante pero que casi en ningún momento se dispara, hasta el desenlace, donde ocurre una manifestación metafísica o mágica o sobrenatural, que toca a sus personajes por sorpresa y los vuelve más cercanos. Es una película con ciertas caídas pero que vale la pena, a pesar del terrible espectáculo que supone ver la enorme panza de Depardiéu que presume sin pudor.
“L’Ombre des femmes” es una excepcional comedia con tonos agridulces sobre las relaciones de pareja. El director Philippe Garrel tiene tablas para acercarse a la complejidad de las relaciones de pareja, en filmes como “Les amants réguliers” (2005), ganadora del León de Plata en Venecia; o “La jalousie” (2013). Esta vez lo hace a partir de un guión suyo coescrito con el mítico Jean-Claude Carrière, así como las destacadas escritoras Arlette Langmann y Caroline Deruas-Garrel. Pierre (Stanislas Merhar) y Manon (Clotilde Courau) forman un matrimonio estable y feliz que admiran todos sus amigos, pues además de su convivencia íntima, trabajan juntos en la realización de documentales que él dirige. Su armonía se rompe cuando él comienza un affaire con Elisabeth (Lena Paugam), quien poco a poco entra en crisis, comienza a presionar a Pierre y lo sigue en secreto. Él, que no piensa dejar a Manón, sufre cierta culpabilidad. Causalmente, Elisabeth descubre que Manón también tiene un amante y eso revoluciona las apariencias en las que viven los tres personajes.
Filmado en blanco y negro, este filme tiene voluntarias evocaciones al cine de la Nueva Ola francesa, a películas de Godard, Truffaut y Chabrol. No obstante, conserva su propia autenticidad y vigencia, que permiten observar el desarrollo de unos personajes un tanto patéticos, un tanto inseguros, un tanto contradictorios, pero humanos por mucho.
En general, las actuaciones son solventes, especialmente Merhar y Courau, aunque sorprende la bella Lena Paugam como una amante nerviosa mal correspondida. El relato tiene algunos huecos, pero el sabor que deja al final es grato, con su sutil humor que equilibra un drama que no se vuelve tormentoso para el espectador.