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Todo lo que sube baja. Lástima que en este caso el culpable del descenso, en el interés de la selección de la 71 Mostra de Venecia haya sido con dos actores de renombre a bordo, Al Pacino, quien se duplica este año con dos películas en el festival, y Catherine Deneuve. Sus respectivas “Manglehorn”, de David Gordon Green, y ” 3 Coeurs”, de Benoît Jacquot, hicieron bajar el liston, alejándose del potente cine social de los últimos días, con dos propuestas entre el melodrama clásico y el ombliguismo militante.

El muy ecléctico David Gordon Green (“Joe”, “Superfumados / Pinapple Express”, “Caballeros, princesas y otras bestias / Your Highness”) ha dirigido al mítico Pacino en la deprimente “Manglehorn”, en la que interpreta a un nada carismático cerrajero sureño que asume con lenta tristeza el paso del tiempo mientras lamenta el fracaso amoroso de su vida, sufrido varias décadas atrás y del que jamás se ha repuesto. Hasta sigue mandando periódicas cartas a aquella mujer (Sí, cartas, una cosa que se escribía en papel y se mandaba en sobres antes de que existieran internet y los emails). Su monótona vida discurre entre su tienda-taller, su casa, donde una gata le hace compañía, y el banco, donde mantiene una relación especial con una de las empleadas (Holy Hunter).

Con los años nos hemos acostumbrado a los tics de un Pacino que sin dejar de ser grande ha caído en la tentación de repetirse, y casi caricaturizarse a sí mismo. Tanto en esta “Manglehorn” como en la otra película que -esta vez fuera de concurso- ha mostrado en el Lido, “The Humbling”, que recuerda bastante en su retrato de un actor en declive al “Birdman” de Iñárritu, todo está en función de él, el más importante. Y ahí está el problema, que ver a un gran astro del teatro y el cine como es el protagonista de “El padrino” siempre es grato, pero se puede y se debe exigir más, una historia capaz de enganchar, algo que nos interese y atraiga nuestra curiosidad. Ello no ocurre con ninguna de esas dos cintas.

Los caminos trillados se mantienen en la otra cinta en liza este sábado por el León de Oro, la francesa “3 Coeurs”, de Benoît Jacquot, un melodrama que sólo acierta a mantenerse en pie gracias al esfuerzo de sus cuatro protagonistas, encabezados (en fama, más que en presencia) por Catherine Deneuve. Ella es la madre de dos mujeres (Charlotte Gainsbourg y Chiara Mastroianni, hija real de la diva gala) en la cuarentena, quizás condenadas a la soltería, en su ciudad de provincias. Una de ellas conoce a un hombre parisino, una noche, y atraídos el uno por el otro concertan una cita en París. Ella acude, él no, por un problema de salud. Tiempo después, él ( Benoît Poelvoorde) regresa a aquella ciudad en su busca. No la encuenta… pero -¡oh sorpresa!- sí a otra mujer, de la que también se enamora, y que resulta ser la hermana de la primera. El conflicto melodramático está servido…

Benoît Jacquot, coautor del guión con Julien Boivent, juega con las armas del género, en el que como vemos siempre existe un generoso espacio para las casualidades que favorecen la tragedia. Poco hay de original en su propuesta, que se derrumbaría sin el esfuerzo y el talento de sus actores, que logran hacer creible la historia por encima de sus convencionalismos. Pero no es suficiente.