Por Gabriela Mesones Rojo
@unamujerdecente
Desde Caracas
Alejandro Fernández Almendras quería crear la historia de un monstruo, pero terminó creando a un simple humano acechado por pesadillas de violencia y vergüenza. Jorge, interpretado por Daniel Candia en un magistral debut, trabaja en una reserva ambiental. Un día, volviendo a casa en una zona de las zonas más pobres de Santiago de Chile, es asaltado por sus vecinos. El hijo de Jorge intenta recuperar el celular, recibe un tiro y termina en el hospital. Sus padres se sientan frente a un jurado escuchando un juicio sin pies ni cabeza, donde condenan a Kalule a menos de seis meses en la cárcel. Kalule sale de la cárcel, y busca a la familia.
La primera parte de “Matar a un hombre” (2014) pareciera estar marcada por la pasividad de Jorge y su falta de respuesta a los ataques de Kalule hacía la familia, algunos no muy violentos pero constantes. Jorge se mantiene sumiso ante las negativas de la policía, quienes no mueven un dedo para intervenir en la situación de acoso. Jorge pareciera estar anestesiado emocionalmente dentro de un océano de pasividad, hasta que Kalule y sus amigos persiguen a su hija y la violan en la calle a plena luz del día.
La segunda parte de la película está pautada por el pensamiento y las decisiones resentidas de un personaje que pareciera no tener ningún perverso placer en torno a la violencia. Sin embargo, después de correr con una escopeta a un mendigo en la reserva ambiental, Jorge descubre las bondades de la agresividad. Busca a Kalule y lo asesina en una hermosa escena donde no vemos ninguna imagen de violencia pero donde sí la escuchamos. El proceso para deshacerse del cuerpo es largo y tedioso, más para un hombre de tercera edad como Jorge. Hacia el final de la película, vemos como se ha creado una estrecha relación sentimental entre el cadáver y Jorge, después de semanas de un intenso sentimiento de culpa. En cierta forma, esta relación recuerda a “Love Eternal” (2013), película inglesa dirigida por Brendan Muldowney, en la que un joven desadaptado se reúne con mujeres para suicidarse juntos. Las mujeres logran su cometido, pero el joven las lleva a su casa después de muertas, las cuida, les hace el amor, las alimenta, las baña, las escucha hablar con ojos de enamorado. Sin embargo, aunque los sentimientos internos de Jorge sean un punto de partida para trabajar el asesinato, “Matar a un hombre” no utiliza un sentimentalismo tan frontal, tan carente de culpa y tan sumergido en el delirio.
La historia está inspirada en hechos reales, donde un padre chileno acaba asesinando al hombre que molestaba a su familia, y termina entregándose a la policía. Su constante respuesta a todos los que le preguntaron por qué se había entregado fue: “usted no sabe lo que es matar a una persona.” Fernández Almendras elabora en torno al foco de la película, con respecto a la humanidad de la violencia, un impulso casi biológico para el guionista y director:
En muchas ocasiones, como este caso, el crimen parece que tiene una justificación que es válida, pero el hombre no encontró ese alivio, ese respiro. Me dio la idea de dos películas: una de venganza tradicional y que luego cambia y es otra cosa, es como una reflexión sobre la violencia y sobre los efectos que tiene sobre quien la comete. Quería generar en el público una reflexión sobre la violencia, de qué manera muchos de nosotros, yo diría que la mayoría, tenemos esa especie de freno, yo creo que no es moral ni ético, sino que es biológico a la hora de hacerle daños a otras personas.
Ya con “Huacho” (2009), el debut fílmico de Fernandéz Almendras, vemos como invoca la vida cotidiana con el retrato de la simpleza del día a día. Sin embargo, en “Huacho” y en “Matar a un hombre” vemos que dicha cotidianidad está marcada por nociones muy claras acerca de nuestro funcionamiento social: clase social, raza, belleza, poder, miedo, familia. Aunque “Matar a un hombre” sea una película de género, es un filme que logra mantenerse fiel a esta tendencia bressoniana que busca un contenido más humano de la cinematografía. Fernández Almendras afirma:
Me interesa mucho un realismo no mediado por la dramaturgia. La noción de que transmitimos todo con el rostro y nuestras expresiones, es una idea cinematográfica. En general, es muy difícil saber cómo está una persona con solo verla.
Por supuesto, “Matar a un hombre” recae también sobre los parámetros morales mediante los cuales se contextualiza. Vemos un retrato de como enfrentaríamos la hora de cometer un crimen, según Fernández Almendras, “algo que es bastante más problemático de cómo se pone en la mayoría de las películas. Lo que parece muy fácil en el cine, algo que nos suelen mostrar a través de un héroe justiciero, tiene consecuencias devastadoras en la vida real.”
En “Matar a un hombre” la culpa es palpable, el real protagonista de la problemática: la culpa de un padre que no puede proteger a su familia, también como la culpa de un padre que se convierte en asesino. Este proceso psicológico se solidifica a lo largo del filme, también en una forma corporal, de un cuerpo que sufre el delito cometido: “asesinar a alguien puede ser algo que va en contra hasta de nuestros impulsos biológicos. Por eso el personaje tiene diabetes. Quería que sintiera su cuerpo a lo largo del tiempo. Que su propio cuerpo le diga de manera física “hice algo mal.”
Además de la profundidad de los distintos matices del guion, “Matar a un hombre” es una película que está compuesta como si fuera una pintura, a través de vívidas imágenes de Inti Briones (“Un planeta solitario”, “Las niñas Quispe”, “Bonsái”), obsesionadas con el color, con la belleza de la naturaleza y la simetría, y con las discretas imágenes de un Chile levemente sumergido en la pobreza.
“Matar a un hombre” fue seleccionada para representar a Chile en la tal entrega de los premios Oscar y los premios Goya. De igual forma, ha formado parte de la selección oficial del Festival de San Sebastían, Festival de Mar del Plata y del Festival de Sundance, donde fue galardonada con el premio de mejor película en la categoría de World Cinema.
Título: “Matar a un hombre”. Director: Alejandro Fernández Almendras. Director de Fotografía: Inti Biones. Actores: Daniel Candia, Alejandra Yañez, Daniel Antivilo. Productora: Arizona Films. País: Chile