Por Gustavo Ambrosio
¿Cuántas películas mexicanas no nos hemos zampado que tratan de imitar, generalmente de forma garrafal, el cine de fórmula gringo? Aunque muchas veces tiene éxito, la necesidad de revivir el cine mexicano en la actualidad ha llevado a muchos productores a apostar por el lado de algo que parecía haber muerto: calidad y entretenimiento resumido en la historia.
En “Mexican gangster”, la productora Lemon Films de la mano del director José Manuel Cravioto se acerca a un personaje real, Alfredo Ríos, uno de los asaltantes de banco más famoso de México y cuya afición por Javier Solis así como su cuestionada moral se combinaban para dar pie a un biopic excelente. Pero esto es más que un biopic.
La cinta busca crear una narrativa cercana al thriller, al cine de gansters gringo y una comedia negra crítica con el sistema, a la primera leída suena a fracaso, pero la sorpresa es el tono y el estilo que Cravioto le imprime.
De una narrativa no lineal, los brincos se sostienen con gags y escenas bien planteadas y que se enriquecen con un personaje bombón como Alfredo Ríos, comicidad y acción juntas para hacerte sonreís y disfrutar un rato.
Con un aire (ojo, aire) a Tarantino y Lumet, el señor Cravioto nos entrega en “Mxican gangster” uno de los filmes mejor hechos y escritos en los últimos años en México. El lugar común es explotado y también revalorizado, el diálogo cómico se inserta donde debe ir, acompañado de canciones que refuerzan las situaciones dramáticas y que ayudan a la narración, y nunca un chiste había tenido tanta carga dramática, una vuelta a la moneda.
Sin embargo, hacia el final se crea una secuencia por montaje que parece innecesaria y el hilo conductor de (spoiler) “la entrevista” está muy forzado y resulta torpe en algunas partes, y no aporta realmente algo, el personaje de la reportera es tan insustancial que bien podría ser sustituido pues hace perder foco para varias características y defectos del protagoniza (y vaya que hay tela de dónde cortar) y que no se explotan al cien, ni tampoco su relación con el policía que lo captura, cuya historia parece relegada y comprimida a unos minutos.
Pese a ello, el reparto sostiene esta historia con gran solvencia con un Tenoch Huerta y un Noé Hernández que se comen la pantalla, al lado de Paola Núñez, cuyo personaje se diluye al final y un aplauso para un correcto Marco Pérez.
La dirección asoma un estilo propio de Cravioto y que promete mucho del realizado, lo mismo que la fotografía de Tonatihu Martínez y la mezcla sonora de Emilio Cortés.
Mexican gangster, anteriormente llamada El más buscado, es una de las mejores cintas comerciales mexicanas del año y vale la pena verla. Quien piense que irá a ver una cinta de Scorsese mejor cómprela. Este estilo es distinto y disfrutable, cine mexicano de género que se puede ver sin querer esconder la cabeza de pena ajena….koff, Derbez.