Por Miguel Ravelo
“La boda” (“Noces”, 2016), del cineasta belga Stephan Streker, es uno de los títulos que se encuentran dentro de la 66 Muestra Internacional de la Cineteca Nacional que se exhibe actualmente. Se trata de una sólida película que apuesta por hacer un retrato de las rígidas tradiciones de una familia pakistaní viviendo en Bélgica.
Lo primero que el director y también guionista del filme establece, es que la historia de la familia Kazim será contada a través de Zahira, la hija de 18 años. A fuerza de haber crecido en Bégica, Zahira conoce y respeta las tradiciones y el seguimiento del Islam, pero desea también integrarse a la sociedad con la que ha convivido toda su vida, como una joven liberal y moderna que poco a poco irá chocando con las estrictas tradiciones de sus padres.
“La boda” inicia con un evento que dejará clara la unión familiar y el constante apoyo que Mansoor, el padre, está dispuesto a brindarle a su familia. Zahira está embarazada y no tiene idea de cómo actuar. Su familia la apoya, siempre y cuando decida abortar para evitarles la vergüenza dentro de la comunidad pakistaní. Indecisa sobre deshacerse de su hijo, Zahira le miente a su familia diciéndoles que se realizó el aborto. Sin embargo esta decisión traerá consecuencias más graves que serán las que conformarán el conflicto central: como sus padres no desean que Zahira continúe con su forma de vida liberal, deciden realizar una boda arreglada que destruirá todas las ilusiones y sueños de la joven de ser independiente y buscar su propia felicidad.
Streker desarrolla con soltura el choque entre ambas culturas; es evidente que la joven no desea casarse con alguien que ni siquiera conoce, pero el negarse a los deseos de su padre significará hundir a su familia en la deshonra, provocar que las enfermedades cardiacas de su progenitor empeoren y sobre todo, verse rechazada para siempre por las personas que más ama. Haciendo énfasis en las relaciones familiares, el director hace una crítica directa hacia la forma en que el estricto apego a estas creencias a veces puede significar la destrucción del seno familiar. Los Mansoor son presentados como una familia unida y cariñosa que preferirá perder su felicidad antes que dejar de acatar las enseñanzas del Islam.
El director enfrenta el conflicto tomando partido con la protagonista, pero no omite mostrar el por qué cada uno de los involucrados piensa y actúa como lo hace. La postura del realizador apuesta por la felicidad de una joven de 18 años antes que al apego a tradiciones que no encajan con el entorno al que sus propios padres la llevaron, pero tampoco juzga como irracionales las reacciones de su familia. Es claro que sus padres crecieron de un modo muy diferente al que lo están haciendo sus hijos y que hacer a un lado sus estrictas tradiciones supone una tarea imposible.
La realización de la película es correcta, aunque sin ser especialmente destacable. El director apuesta gran parte de la eficacia de su historia en la extraordinaria actuación de la francesa Lina El Arabi, quien transmite el conflicto de tener que oponerse a una familia que siempre ha significado todo para ella. La joven actriz desarrolla su personaje con rigor y no evita mostrar los dilemas al que su personaje es sometido: por un lado, su hermana mayor atravesó antes por su misma situación y ha aprendido a ser feliz dentro de un matrimonio arreglado; su hermano, hasta ese momento su guía y mejor amigo, es quien intenta convencerla de que la felicidad de una mujer no es algo que deba tomarse en cuenta dentro de sus tradiciones. Por otro lado, Zahira tiene también una hermana pequeña que la ve como su modelo a seguir y en quien no quiere ver repetida las costumbres de su cultura, en la que una mujer, por el simple hecho de serlo, tiene prohibido pensar, actuar y decidir sobre sí misma.
Si durante toda la película Streker mostró una visión aguda y crítica, con atractivos momentos de riqueza visual confrontados al absurdo que significa una boda con una persona desconocida y peor aún, realizada a través de internet, es en su conclusión en donde el director decide tomar un camino gratuito e incomprensible que abandona el tono establecido y deja la sensación de que se prefirió un final impactante antes que elaborar una conclusión orgánica, acorde a los personajes construidos durante la película. Es una lástima que la conclusión sea tan desafortunada. La historia, atractiva y pertinente, termina perdiéndose por una decisión tremendista que la termina volviendo francamente decepcionante y hasta poco generosa hacia el destacable trabajo de su actriz protagónica.
Dirigido por: Stephan Streker. Guionista: Stephan Streker. Con : Lina El Arabi, Sébastien Houbani, Babak Karimi, Neena Kulkarni.