Por Ali López
Moebiuseu (Kim Ki-Duk, Corea del Sur-2013) llega por fin a las salas nacionales, casi dos años después de su estreno en el Festival de Venecia. Hablar de que trata la cinta es complicado; tanto por la complejidad de la trama, como por la tabús que de ésta emanan. El sitio oficial de la 58 muestra de la Cineteca nos dice que: Moebius presenta la historia de una mujer que consumida por el odio contra su marido busca vengarse de él, pero termina hiriendo al hijo y desapareciendo después, abrumada por la culpa. Tras hacerle la vida miserable al hijo, ahora el padre pretende cuidarlo con devoción, asumiendo para ello una decisión extrema. Pero, cuando la esposa vuelve, la familia se ve inmersa en una destrucción terrible. Una sinopsis concreta, que incita a que la cinta sea vista. Por otro lado en el sitio web IMDB.com, la sinopsis refiere: Una esposa (Lee Eun-Woo) se llena de furia y celos por la aventura de su marido (Cho Jae-Hyun). Mientras tanto, su hijo (Seo Young-Joo) se encuentra en la periferia, observando sus enfrentamientos violentos. Una noche, ella toma un cuchillo de cocina, y va a su dormitorio para vengarse del esposo. Él es capaz de repeler su ataque y la echa de la habitación. Entonces la madre entra en la habitación de su hijo. Similitudes y variantes, pero una idea en común, y general; la familia disfuncional, el odio mutuo del matrimonio y el hijo como víctima de la situación. Reseñas que se complementan.
Pero hay un punto vital de la trama, que ambas sinopsis deciden omitir, la manera en que la madre hiere al hijo. Ella pretende cortar el pene de su marido mientras duerme, pero al no lograrlo, su locura y furia le hace desviar esa intención hacia su hijo, con él lo logra. Esto no es un Spoiler, no es que les haya arruinado ya un giro importante de la trama; al contrario, es importante saber que esto sucede para entender en profundidad todos los discursos que discurren a lo largo del film. A partir de este punto, que se da en los primeros minutos de la cinta, todo va a girar en torno a la masculinidad, el sexo, los tabúes, la perversión y la censura. Una vorágine caótica que terminará regresando a su punto de inicio, sólo para demostrar que siempre fue lo mismo; una cinta de moebius, una ruptura geométrica de los planos, una fractura en el tiempo y el espacio.
Kim Ki-Duk crea una cinta sin dialogo, pero capaz de comunicar todo lo que sucede a cuadro. Un cuadro con aspecto radio académico, que rememora el cine viejo. Hay un regreso al cine mudo, la idea de revitalizar la acción fílmica y despojarla de lo innecesario, que la cámara y los personajes hablen por sí solos. Pero no es una cinta muda, el sonido tiene importancia. Ni es una cinta escueta a nivel visual, la paleta de colores, y en general la fotografía, acentúan la violencia y situaciones contundentes y explicitas del filme. El inglés escrito es adoptado como el lenguaje del film, el lenguaje universal en el que se descubren ideas del exterior. El internet es el medio de comunicación, al igual que el teléfono; extensiones comunicativas del hombre, que dicen más que él. La computadora como un ente omnipresente y omnipotente, capaz de saberlo todo y de exponer los errores humanos. Pero los humanos no pueden vivir en el silencio, emiten ruidos, gemidos, gritos; los mismos para el placer que para el dolor, los mismo al tener sexo que al ser golpeado. La comunicación humana llevada a lo básico, expuesta en su animalidad.
Al perder el centro de su placer, el hijo, tendrá que buscar alternativas que lo lleven a alcanzar el éxtasis, con pesar, descubrirá que no tendrá otra forma de estimularse más que con el estímulo físico. Buscará otra zonas de su cuerpo como suplentes al falo faltante; pero ninguna logra estimularse plenamente, a menos, no de una forma común y corriente. Aquí entra el término de las perversiones; ¿hasta dónde es capaz de llegar alguien por conseguir placer? Cuál es limite. Hay bastante diferencia en herirse uno mismo, a ser herido, y entre esto, y herir a alguien más; masoquismo y sadismo, formas diferentes de amar, porque contra todo pronóstico, el amor aparece en medio de ese caos de sangre. No el amor idílico, platónico o clásico. Es el amor humano, que no es completo, sincero, ni estable, mucho menos estabilizador. El amor termina descomponiéndolo todo; pues cuando éste es puro, intenso, termina afectando, a veces a uno, a veces a otro, muchas más a un tercero.
Una de las preguntas directas que formula la cinta es ¿Qué significa ser hombre? ¿Hay algo detrás de ese monstruo fálico, siempre perverso y lleno de testosterona? Todos los estereotipos masculinos son vistos durante la trama; los tópicos del hombre expuestos, la relación padre-hijo, madre-hijo. La relación de un joven descubriendo su sexualidad, su sociedad, y la manera de desenvolverse en una y otra. La presiones ejercidas entorno a ellos, cuál debe ser su actitud frente al concepción falo céntrica del mundo. No cae en lo melodramático, en el sufrimiento absurdo; pero si expone la falta de sensibilidad que, para la mayoría, significa ser hombre. También se encuentra presente la brutalidad del placer masculino, la necesidad de lo físico, de ser dominante, fuerte y dueño del mundo. ¿Qué es un hombre además de un pene? Otra pregunta que la cinta expone.
Humor negro, ácido, doloroso. Dramatismo contundente, explícito y violento. Cuestionamientos morales, religiosos y psicológicos. Todo eso engloba “Moebius”, encapsulados en preguntas y respuestas, en momentos de alta cinematografía, y de una dureza visual constante y deslumbrante. Cuando la trama parece agotarse, siempre regresa, más fuerte, más espesa, y con la furia necesaria que te invita a seguir viendo. Con una sonrisa sarcástica, se despide de nosotros uno de los personajes, comprendiendo que no ha dejado con la mente como una forma geométrica los bastante compleja como para desenmarañarla de manera simple. Y esa la intención de la cinta, que sea de una complejidad que nos permita fragmentarla a nuestro gusto, pero siempre encontrando algo nuevo, algo que nos impacte, nos deje un poco de él para siempre. Esa es la intención de la cinta, y esa es la intención del cine.