Por Lorena Loeza
“Los confines del mundio” (“Les Confins du monde”, 2017), forma parte de la programación de My French Film Festival 2020, dentro de la sección de largometrajes que se ofrece de forma gratuita por internet en esta liga hasta el 16 de febrero.
El género bélico, es uno de los más populares en el mundo. A caballo entre la anécdota histórica, el cine de aventura, el drama y el romanticismo, casi siempre tiene una cosa en común: mostrar el heroísmo como la cualidad humana que te permite sobrevivir aún en las peores circunstancias.
Sin embargo, pocas son las cintas que hacen lo que “Los confines del mundo” propone: usar la guerra como pretexto para desnudar la oscuridad del alma. Y más pocas aún las películas que para ello, construyen un camino alterno al tradicional del héroe en medio de tanta desolación, cosa que también se logra de modo relevante.
La cinta no puede negar sus evidentes influencias provenientes de “Apocalipsis Now” (F. Coppola, 1979), de “Cara de Guerra” (“Full Metal Jacket”, S.Kubrick, 1987) o “Pelotón” (Platoon; S. Kubrick, 1986), incluso la recién restaurada “Ven y Mira” (Idí i Smotrí, E. Klimov, 1985), que de diferentes modos, construyeron los relatos más descarnados sobre la guerra en el cine. Guillaume Nicloux hace lo propio con su película, y quizás al igual que todos estos grandes directores, debió haber comenzado planteándose una pregunta como ésta: ¿cuántos de los crímenes de guerra cometidos son en realidad resultado de descarnadas batallas personales?
Nicloux nos cuenta la historia de Robert Tassen, un soldado en Indochina, en los años de 1945 al 46, cuando Francia intentaba “pacificar” un conflicto interno y conservar su ocupación colonial. Tassen es testigo y sobreviviente de una terrible masacre donde son asesinados y torturados su hermano, la esposa de éste y su pequeño sobrino. Atormentado y herido, se propone quedarse en Indochina hasta cobrar venganza del líder local que ordenó la espantosa matanza.
A lo largo de un año, Tassen se va deconstruyendo en función de un solo propósito: cobrar venganza. Nada, ni la filosofía de un escritor francés con el que entabla amistad, ni el enamoramiento de una chica que tuvo un gesto amable ante su desolada presencia, logran paliar los sentimientos de rabia y odio.
Tassen es interpretado por Gaspard Ulliel, quien logra una transformación paulatina, lenta pero determinante, en donde su lado más oscuro termina por dominarlo por completo. Ulliel sostiene interesantes diálogos con quien interpreta al escritor Santoinge, el gran actor Gerard Depardieu en un interesante duelo de actuación. Mientras Tassen busca un guía en medio de la desolación, Santonge es una especie de consciencia, que solo observa, y a su modo también perturba.
Al final, no es la venganza el tema central – aunque pareciera de inicio- sino la propia condición humana que desdeña hasta el amor como forma de salvación, cuando está invadido por la oscuridad.
Para ilustrar este recorrido, no se escatiman escenas crudas, violentas o perturbadoras. Una selva asfixiante y una guerra interna desbordada, son los elementos alucinantes de esta cinta, en donde no hay heroísmo o batallas épicas. Y eso es quizás lo que la coloca como un recorrido no de el camino de los héroes, al que estamos acostumbrados en este tipo de relatos, sino el de las personas, sus emociones y sus terribles debilidades.
Hablar de la guerra para aborrecerla, es quizás la premisa de una cinta como ésta. También una aguda crítica al colonialismo que se sustentó como “civilizatorio” por mucho tiempo en la historia de la humanidad. Una idea que hoy más que nunca es preciso poner sobre la mesa y someterla a la reflexión y la autocrítica. Y es en este sentido, que la película cumple con creces el objetivo.
Puede ver “Los confines del mundio” (“Les Confins du monde”, 2017), de forma gartuita por internet en esta liga hasta el 16 de febrero.