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Escenas de lucha de clases en México, “Amor en fín”, la nueva y esperada cinta de Salvador Aguirre, ganador del Mayahuel en Guadalajara hace nueve años con “De ida y vuelta”, llega a los cines el próximo viernes. Un elenco que incluye a figuras consagradas como Daniel Giménez Cacho o Adriana Barraza, al lado de la televisiva Paola Nuñez y una sorprendente Lilia Mendoza, en su primer papel de peso en la gran pantalla.

La cinta, participante en varios festivales mexicanos el año pasado, narra tres historias paralelas en el tiempo que se desarrollan en vísperas de la última elección presidencial, historias de amor dificultadas por diferentes circunstancias. NOTICINE.com habló en exclusiva con su guionista y realizador: 

– ¿Por qué escribió tres historias independientes basadas en clases sociales?

Como sabemos todos, la desigualdad social es el principal problema de America Latina. De ahí se generan gran parte de sus problemas como la corrupción, el crimen organizado y la violencia. Desde niño yo crecí con esta falla trágica que se manifiesta en todos los aspectos de la vida nacional. En anteriores trabajos cinematográficos he abordado el tema de la injusticia social de alguna u otra manera (“México ciudad amiga”, corto 1986; “De ida y vuelta”, 2000) pero ahora quería hacer una película en que se tratara el tema de una sociedad clasista de manera frontal. En mi país las clases sociales no conviven, sólo coexisten, es por esto que las historias no se tocan. Hay elementos comunes que las unifican y las separan, la corrupción, el futbol y la droga son algunos de ellos. En este año de gran trascendencia histórica, en el que celebramos el bicentenario de nuestra independencia, esta película pretende invitar a la reflexión sobre lo que hemos conseguido. 

– ¿Aceptaría el calificativo de “pesimista” para su película?

El título original era “Tres piezas de amor en un fin de semana” y el género es la pieza donde no hay grandes vencedores o vencidos, eso es lo que pretendo, una película realista pero de alguna manera desapasionada, anticlimática. No creo que sea pesimista. Para mi en medio de la noche oscura hay una posibilidad de esperanza. 

– ¿Es un film “muy mexicano” o podría resultar universal?

Creo que yo la llamaría una película muy latinoamericana, aunque sus conflictos no son políticos sino humanos y eso le da dimensión universal. 

– Usted obtuvo varios premios con “De ida y vuelta”, pero le ha costado mucho tiempo volver a hacer un largo…

Efectivamente, creo que si bien el cine mexicano es mucho más saludable y vigoroso hoy en día, seguimos teniendo un problema grande de falta de continuidad. Después de “De ida y vuelta” desarrollé un par de proyectos que no lograron consumarse pero sí logré hacer algunos cortos que han ido muy bien. Con “De Mesmer con amor o té para dos” ganamos la 41 Semana de la Crítica del Festival de Cannes y premios en Valladolid y Lleida entre otros. Espero que el tercer largo venga pronto. 

– ¿Es realmente más fácil ahora hacer cine en México?

No creo que sea de fácil o difícil. Si hay más alternativas de financiamiento, pero la lucha por hacer una película empieza por uno mismo. Ahí es donde creo se dan las batallas importantes.  – El reparto incluye desde figuras internacionales hasta actores con escasa experiencia.

¿Cuáles fueron sus criterios de “casting”?

A mi me gusta dedicarle un buen tiempo a decidir quienes serán los actores, en esta ocasión conté con la colaboración de Anilú Pardo que fué la directora de Casting, y creo hizo un muy buen trabajo pues no dejo que me fuera con mis primeras impresiones y me ayudo a reflexionar mucho al respecto. En cuanto a las figuras yo sabia que quería a Daniel Giménez Cacho, con el que había trabajado en mi época de asistente de dirección. Adriana Barraza fué un verdadero descubrimiento para mi y una delicia y placer trabajar con una actriz tan humana y poderosa. También me gusta llamar a los buenos actores de teatro que no han tenido tantas oportunidades en el cine y buscar en las escuelas por nuevos talentos, pero definitivamente creo que los actores, como los directores, se forman y la experiencia cuenta. Como decía Artaud, el actor es el atleta del espíritu y la formación y dedicación se ve en la pantalla. 

– Desde fuera da la sensación de que en México hay que pelear año a año con el gobierno para mantener el apoyo institucional.

¿Tan difícil es que México mantenga una política segura y continua de apoyo al cine?

Es una vergüenza que esto suceda ¡Nuestros gobernantes son profundamente ignorantes! Desafortunadamente no sólo sucede en el cine, así también manejan aspectos fundamentales de la economía y la vida nacional. 

– México exporta talentos cinematográficos. ¿Una nueva Era de Oro es un sueño o hay alguna esperanza de que se produzca?

Creo que como país hemos trabajado en los últimos 20 años para que esto suceda. Invertir en las escuelas de cine ha redituado para que el cine mexicano figure en los primeros niveles del cine mundial y también hayamos formado creadores de primera categoría. Lo de la Época de Oro no lo creo, tenemos que llevar a nuestro público a las salas para que esto suceda. 

– ¿Se resigna a esperar otros ocho años para volver a realizar un largo?

No. Ya estoy trabajando en eso. Este es un oficio de necios y en eso estamos.