Premio Coral a “No” en La Habana
Por Frank Padrón
Noticine.com | Correcamara.com
El Primer premio para largos de ficción en la repartición de Corales que puso punto final a la edición 34 del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano no dejó margen para la sorpresa. “No”, del chileno Pablo Larraín (“Post Morten”), que también clausuró el evento, era la película preferida por la gran mayoría. Partiendo de un excelente guión de Pedro Peirano se ubica en la convocatoria al referendo que en 1988, mantendría en el poder a Pinochet tras 15 años de dictadura en el país austral, o por el contrario, lo derrotaría. La cinta focaliza sobre todo, la campaña política orquestada por ambas disyuntivas, que como es sabido, llevó a la victoria la opción negativa, que expulsaba al dictador de la Casa de Gobierno y de inmediato convocaba a elecciones libres.
Si bien es cierto que la publicidad en función de movidas gubernamentales como las que aquí apreciamos son muy importantes para llevar a cabo las mismas, no lo es menos que lo verdaderamente decisivo es el estado de opinión, el magma social que las respalda y que en definitiva definirá el lugar al que se incline la balanza.
Los criterios en torno a cómo armar y diseñar una campaña de ese tipo informan el film, con la contradicciones y choques de criterios entre ortodoxos y (post)modernos –representados por René Saavedra, un hijo de exiliado que llega a Chile para encabezar el apoyo publicitario al No-, quienes aprovecharían los minutos brindados por la TV oficial para promover los motivos que sustentarían su postura; los otros, los del sí, sucedían en la programación con sus spots pro-gubernamentales.
Apoyados sobre todo -o únicamente- en el evidente desarrollo económico que vivió Chile durante la dictadura pinochetista, los partidarios de que continuara el mismo orden se vieron aplastados por la enorme mayoría que, integrada por los muchos afectados, familiares de víctimas y desaparecidos, artistas e intelectuales progresistas, estaban hastiados de crímenes y despotismo militar.
El film es explícito en los entresijos de la campaña, de ambos signos; expone puntos de vistas y actitudes y devela el carácter manipulador y tendencioso de toda operación mediática, incluso aquellas mejor intencionadas; en la mirada de Larraín se aprecia un dejo de ironía acerca de la publicidad en general, sus trampas y recursos: no casualmente el inicio y el fin de la historia se enmarcan en proyecciones de spots no precisamente políticos sino meramente comerciales , los cuales son antecedidos por la misma introducción sobre la base de la frase hecha y un aire evidentemente demagógico.
La recreación del ambiente político en el Chile del momento, aquellos días de tensión y definiciones , la aludida inmersión en el mundo de la publicidad y los medios, su función dentro de la vida social y política de un país con tal complejidad como era este en ese momento; el elaborado diseño caracterológico –con la mirada bien insertada a la vida personal del protagonista-, los contrastes entre personalidades incluso dentro del mismo “bando” , o la imparcialidad y el desapasionamiento con que se presentan unos y otros (desde la violencia, la indolencia y la soberbia del autoritarismo oficialista hasta el seudo sufrimiento burgués de varios líderes pro-democracia) son virtudes de un texto que no evita digresiones y ciertos alargamientos de escenas, sin que ello le haga perder un instante de interés, dada la fuerza de sus imágenes y la vehemencia dramática del relato.
Gael García Bernal, actor mexicano que se ha convertido en toda una celebridad incluso fuera de América Latina (ha rodado ya en Europa y Estados Unidos) logra un desempeño comedido y concentrado, sobre la base de sutilezas y estudiadas transiciones. Un equipo de notabilísimos colegas chilenos le secundan (Jaime Vadell, Sergio Hernández…) dentro de los cuales resalta Antonio Castro (Tony Manero) en la piel de un siniestro y calculador director televisual de orientación derechista.
La organización calcula en medio millón los espectadores en la capital y el resto de la isla.
PALMARÉS LA HABANA 2012
Primer Premio Coral:
“No”, de Pablo Larraín (Chile, Estados Unidos, México)
Segundo Premio Coral:
“Violeta se fue a los cielos”, de Andrés Wood (Chile, Argentina, Brasil)
Tercer Premio Coral:
“Febre do rato”, de Cláudio Assis (Brasil)
Premio Especial del Jurado:
“Días de pesca”, de Carlos Sorín (Argentina)
Mejor obra sobre Latinoamérica de un realizador no latinoamericano:
“Aquí y allá”, de Antonio Méndez Esparza (España, México, Estados Unidos)
Premio Coral de Dirección:
Michel Franco, por “Después de Lucía” (México)
Premio Coral de Guión:
Eduardo del Llano y Daniel Díaz Torres, por “La película de Ana” (Cuba)
Premio Coral de Actuación Masculina:
Andrés Crespo, por “Pescador” (Ecuador, Colombia)
Premio Coral de Actuación Femenina:
Laura de la Uz, por “La película de Ana” (Cuba)
Premio Coral de Edición:
Pablo Trapero y Nacho Ruiz Capillas, por “Elefante Blanco” (Argentina, España, Francia)
Premio Coral de Música Original:
Jacobo Lieberman, Leonardo Heiblum, por “La demora” (Uruguay, México)
Premio Coral de Banda Sonora:
Gilles Laurent, por “Post tenebras lux” (México, Francia, Alemania, Países Bajos)
Premio Coral de Fotografía:
Alexis Zabé, por “Post tenebras lux” (México, Francia, Alemania, Países Bajos)
Premio Coral de Dirección Artística:
Rodrigo Bazaes, por “Violeta se fue a los cielos” (Chile, Argentina, Brasil)
Mención del Jurado:
“Era uma vez eu, Verônica”, de Marcelo Gómes (Brasil, Francia)
OPERAS PRIMAS
Primer Premio Coral:
“La sirga”, de William Vega (Colombia, Francia, Mexico)
Segundo Premio Coral:
“Los salvajes”, de Alejandro Fadel (Argentina)
Tercer Premio Coral:
“Carne de perro”, de Fernando Guzzoni (Chile)
Premio Coral a la Mejor Contribución Artística:
“Los salvajes”, de Alejandro Fadel (Argentina)
Mención:
“El limpiador”, de Adrián Saba (Perú)