Por Hugo Lara Chávez*

Texto leído el pasado 16 de marzo durante la presentación del libro La oruga y la mariposa. Los géneros dramáticos en el cine, de Xavier Robles, editado por el Centro Universitarios de Estudios Cinematográficos de la UNAM.

Hace unos cinco años Xavier Robles me dijo que estaba escribiendo un libro que se llamaba La oruga y la mariposa. Me pareció un título muy afortunado: la metáfora describe con cabalidad el proceso creativo que lleva de un guión a la realización de una película. Después de un tiempo, Xavier me pidió que le diera mi opinión sobre su libro. Me entregó dos engargolados con unas 800 páginas cada uno. Eran unos volúmenes francamente intimidatorios, que en un descuido  podían servir para descalabrar a cualquier estudiante.

Pero ya en la lectura de esos textos (hay que mencionar que el libro es una versión reducida) uno se internaba en una obra interesante y detallada sobre la historia de los géneros cinematográficos y la historia del cine en general, que ofrecía la visión de un hombre dedicado al cine toda su vida, una visión rigurosa que resultaba de la trayectoria académica de Xavier, pero también una visión emotiva de un cinéfilo de hueso colorado, orgulloso militante de izquierda, lleno de convicción para asumir los desafíos de su doble oficio de escritor y académico. Por eso, el lector no debe sorprenderse al encontrar en varias partes algunas de las firmes posiciones de Xavier, sea con respecto al rol de la Iglesia en el estado laico, o sea la crítica contra los distribuidores que traducen absurdamente los títulos de filmes como Million Dollar Baby, exhibida en México como Golpes del destino.

Hacía muchos años que un servidor había hecho las lecturas sobre la historia del cine mundial. En particular recuerdo el indispensable libro de George Sadoul, uno de los primeros que leí en mi adolescencia. Era un libro apropiado para obtener una visión panorámica del desarrollo de las cinematografías Europea y Estadounidense, los cineastas más significativos y las escuelas y corrientes más influyentes de esas latitudes.

Cuando comencé a leer La oruga y la mariposa recordé aquel libro de Sadoul, no porque sean semejantes sino porque comprendí la enorme amplitud temática que, como el autor francés, había abordado Xavier. En las páginas de La oruga y la mariposa se encuentran mencionadas películas de distintas épocas y directores, de diversas corrientes y orígenes, desde los inicios del cine hasta nuestros días, de Griffith a Zhang Yimou, de Chaplin a Visconti, de El acorazado Potemkin de Eisenstein a Cartas de Iwo Jima, de Clint Eastwood.

Tarea nada sencilla la que encaró Xavier en este libro. La clasificación por géneros del cine siempre ha estado llena de dudas y de múltiples posibilidades. No es que haya un modelo único, aunque existen por lo general coincidencias entre los sistemas más aceptados. La biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por ejemplo, propone un modelo de unos 130 términos de género, entre los que se encuentran algunos comunes, como el western, la ciencia-ficción, o el cine bélico y el film noir, pero también hay otros dudosos, como el Singing cowboy, es decir, donde los vaqueros cantan en medio del paisaje bucólico de la pradera; o uno llamado Yukon, que se basa en ciertas convenciones del western pero alrededor de los buscadores de oro.

Pero Xavier lo que nos propone es un modelo accesible y práctico para el entendimiento general del tema, con la suficiente flexibilidad que supone el entrecruzamiento de ambientes, circunstancias, formas e intenciones siempre presente en el cine. Sumergirse en las páginas de este libro entraña un recorrido por las grandes películas y autores del cine mundial a través de más de un siglo. Es un repaso de la historia mediante la aproximación a los géneros cinematográficos, la nomenclatura y clasificación que Robles analiza y explica para profundizar en su estudio y de paso despejar los frecuentes nubarrones al respecto. Robles nos hace ver que hay un más allá de las secciones de películas de acción, arte,  románticas, espantos y mexicanas, según el ambiguo ordenamiento de géneros que se manejan en un videoclub.

Xavier encara con la mayor seriedad este asunto y propone una taxonomía bien fundada y documentada. De los géneros dramáticos realistas (la tragedia, la comedia, la tragicomedia y la pieza) a los géneros no realistas (el melodrama, el melodrama social, el cine fantástico) y cada uno lo desgrana con paciencia en sus respectivas subclasificaciones, como un entomólogo obsesionado por identificar sus criaturas, las orugas y las mariposas.

La labor de ordenamiento es complicada. Estos bichos que son los géneros cinematográficos, son escurridizos. Xavier los ata a su clasificación para observarlos mejor y terminar de comprenderlos y nos comparte la emoción de ese experimento. Al melodrama, por ejemplo, que ha situado en el capítulo de los no realistas, lo divide a su vez en ligero, romántico, de aventuras, juvenil, el bioepic, el de capa y espada, el de deportes, el grave o profundo, el épico, el del western, el de las guerras modernas, el histórico, el pasional y el de los géneros del lado oscuro de la sociedad.

Para ello, Xavier nos ofrece en su libro una serie de consideraciones teóricas desde el punto de vista académico y de un escritor de cine que ha dado a luz grandes películas: Las poquianchis, Bajo la metralla, Rojo amanecer, entre otras. En estas consideraciones, se vuelca su experiencia y conocimientos, así como sus postulados políticos. Define por ejemplo al cine como “un arma de guerra”, por su valor propagandístico y su impacto para transmitir ideologías. Asimismo devela las estructuras de la narrativa cinematográfica, cada uno de sus tres actos: el planteamiento, el desarrollo y el desenlace. El sentido didáctico de este libro le permite observar que “la múltiple y variada temática cinematográfica de ficción es básicamente de carácter épico, histórico, bíblico, bélico, social, religioso, político, sexual, psicológico, delincuencial, judicial, demencial, fantástico, mítico, de animación, de ciencia-ficción y de horror.

Igualmente hace observaciones oportunas, avisos que permiten mantenerse alerta, pues como asevera “los géneros son un proceso interminable, al menos mientras el cine se llame cine. Concebir los géneros de esa manera es de agradecerse, pues se vuelven así algo vivo y complejo en continua evolución, aun cuando esa evolución sea a veces lenta y aparentemente contradictoria”, dice.

Xavier es preciso para hablar de las complicaciones de definir los géneros, como también lo es para clarificar las dudas que ayuden a comprender mejor el fenómeno cinematográfico, su amplia riqueza y su evolución, así como el tejido de símbolos que se deslizan por debajo de las tramas y que confieren otro sentido a las películas realistas y a las no realistas, aquellas que se conectan “con la fantasía poética y la desconocida mente humana”, como refiere.

A lo largo del libro, explica los matices entre un caso y otro, las semejanzas y diferencias, lo que acercan a una película de otra que parece totalmente opuesta pero que, en ciertas partes, se tocan, sea un relato contemporáneo como Thelma and Louis o uno de ciencia-ficción como Alien, el octavo pasajero, ambas dirigidas por Ridley Scott.

Otro aspecto llamativo de La oruga y la mariposa son las citas oportunas de distintos historiadores, especialistas y estudiosos que se han aproximado a los géneros y la narrativa cinematográfica: Jean Claude Carriere, Robert McKee, Eric Bentley, Francisco Sánchez, Syd Field, Rick Altman y otros, así como testimonios de cineastas como Luis Buñuel, Federico Fellini, Serguei Esienstein o Akira Kurosawa, por mencionar algunos. Xavier no sólo cita los enunciados de ellos, sino que los desmenuza, los examina y a veces los confronta, para disertar y confeccionar una idea más acabada sobre cada aspecto que expone. Esta amplitud queda consignada en la extensa filmografía al final del libro, de los títulos citados, donde se manifiesta el vasto recorrido que Xavier hace y ha hecho como docente y cinéfilo.

De igual forma, Xavier se extiende hacia las referencias del cine mexicano y de otras cinematografías opacadas por el dominio de Hollywood, como el cine argentino (hay menciones a Leonardo Favio, Tristan Bauer y otros cineastas), lo que contribuye a comprender la forma y el fondo de varias películas significativas de distintas procedencias, sin menoscabar la gran importancia e influencia del cine y los directores estadounidenses.

De tal suerte, los filmes mexicanos aparecen recurrentemente, en una correcta proporción frente a los internacionales. Es posible así leer comentarios sobre Vámonos con Pancho Villa de Fernando de Fuentes, El corsario negro de Chano Urueta, Ensayo de un crimen de Luis Buñuel, o Los hermanos del Hierro de Ismael Rodríguez. Todo ello ofrece al lector y, especialmente, a los estudiantes mexicanos de cine, una perspectiva más completa sobre los géneros visitados y apropiados por la cinematografía nacional, una aportación sin duda muy valiosa de La oruga y la mariposa, especialmente para aquellos jóvenes que piensan hacer cine en México y que les convendría conocer su historia y circunstancias.

Además, como una figura del cine nacional, Robles enriquece el volumen con algunas oportunas anécdotas y recuerdos personales, como su amistad con el desaparecido cineasta Jaime Casillas, a quien está dedicado el libro, o su trabajo al lado de su pareja y estimada amiga Guadalupe Ortega, lo que cita a propósito de su trabajo y amistad con Ricardo Garibay, en la adaptación de su novela Par de reyes basada precisamente en Los hermanos del Hierro, un guión que jamás fue llevado a la pantalla a pesar de los elogios del escritor ya fallecido.

Otro ángulo destacado es la descripción y transformación de los géneros, así como las influencias o valores que se han transmitido de uno a otro. Para agunos lectores puede resultar revelador el papel fundamental que Xavier le dedica al western, un género muy popular desde los inicios del cine que posteriormente, hace unas cuatro décadas, entre en declive y que los espectadores más jóvenes casi no conocen. Lo mismo ocurre con el cine bíblico.

Xavier fue mi maestro en un taller de guión en el CUEC. Se disfrutaba mucho su capacidad para enseñar, para explicar los temas clave de la profesión de escritor de cine. Ese vigor y claridad, también se encuentran en estas páginas.

Muchas gracias y enohorabuena para Xavier por este magnífico libro.

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Portada del libro, con una fotografía de Toni Kuhn.

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.