Quinta entrega de los Premios Fénix; de pasada por la pasarela

Por Ali López
Fotografías: Martha Pérez Tejada

El 7 de noviembre se llevó a cabo la quinta entrega de los Premios Fénix, dedicado a lo mejor del cine y la televisión iberoamericana. El recinto, de nueva cuenta, fue el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, en el centro histórico de la Ciudad de México. Una ciudad que, aunque parezca su estado natural, se encontraba más caótica que nunca; entre el desabasto de agua, las siempre presentes, pero improbables marchas y un clima político de transformación que se aparece entre las sombras, causando incertidumbre.

Así, en una alfombra roja mayoritariamente latinoamericana desfila lo mismo la postura política radical que la llana y desinteresada; vemos caminar frente a los lentes y luces de pasarela vestidos de diseñador, trajes típicos, ropa que pretende ser autóctona pero no oculta la etiqueta que le acompaña y disfraces llamativos que buscan romper con lo recto de la ceremonia. Por que aquí todo se vale. Es eso lo rico de un evento tan multicultural, que hay voces, rostros y personalidades que parecen no pertenecer al mismo ámbito, pero que, sin embargo, se unen en pasos y, algunas veces, en palabras.

Alex Piña y Javier Gómez Santander, creador y escritor de “La casa de papel”

Pero la farándula no olvida, los nominados, sobretodo internacionales, desfilan como abridores de pista, sin pena ni gloria, sólo con el flash automático de los periódicos robóticos que toman la foto por no dejar. Por desgracia, pocos saben quien son y a que se dedican. Después, durante las segunda y tercer parte de la alfombra, desfilan invitados que no portan nominación, pero si, el espaldarazo de su casa Televisa. Ahí se incendian las cámaras y las transmisiones en vivo, la alfombra se vuelve Periférico; hay silbidos, arrimones, pistones y el que siempre se te pone enfrente, sólo por el gusto de estorbar. Cierran, con un poco de más coherencia, los invitados, por lo menos con alguna nominación, nacionales, que hablan de algo más que vestidos y proyectos. Pero el tiempo es corto, y la ceremonia debe comenzar. Las luces se apagan.

Los Premios Fénix pierden una de sus principales cartas, la organización. Pretenden construir una sala lounge donde antes hubo alfombra, y organizar a los ya de por sí desorganizados medios, que utilizan cámaras y tripies como bastiones de guerra; quiénes merecen tener la imagen, quiénes la exclusiva, quiénes los bocadillos; jamás lo sabremos. Así, vemos y escuchamos una ceremonia a medias, mientras hablan los de adentro, también lo hacen los de afuera; cuando es vital el discurso algo sucede con el audio, y entre las rechiflas y reclamos, se perdió más de lo que ganamos. Cada ganador se presenta a si mismo, no sé si para que no haya errores, o como mero formalismo, pero en lo que lo hace, otro, adentro, recibe su premio. Nos perdemos en ese laberinto sonoro, entre nombres, puestos y títulos cinematográficos. Entre el tiempo que se esfuma y no se prolonga para el diálogo, ni para el discurso. Una extensión de alfombra roja, pero ahora con trofeo, sólo para lucir más al premio.

Ilse Salas de "Museo"

Cada evento cultural tiene su valor e importancia, y siempre será bien recibida una iniciativa como esta. Dónde el cine de una sola región confluya, con sus diferentes miradas y voces, con la diversidad que puede otorgarnos, y con el buen cine que nos presenta. Pero, siempre lo hay, deberá buscar la evolución, y no la conformidad, o terminará siendo como tantos otros; sólo vistos, presentados e interesados por unos cuantos, Aquí la lista de ganadores:

MEJOR PELÍCULA

“Pájaros de verano”
MEJOR DIRECIÓN

Marcelo Martinessi por “Las herederas”

MEJOR ACTRIZ

Carmiña Martínez por “Pájaros de verano”

MEJOR ACTOR

Lorenzo Ferro por “El Ángel”

MEJOR GUIÓN

Laura Mora y Alonso Torres por “Matar a Jesús”

MEJOR FOTOGRAFÍA DE FICCIÓN

Rui Poças por “Zama”

MEJOR MUSICA ORIGINAL