Por Lía Rueda
“Recursos Humanos” (2023), una película dirigida por Jesús Magaña Vázquez y adaptada al cine desde la novela de Antonio Ortuño, es una obra cinematográfica que debería ser vista por todo gerente y empleado de oficina.
La película nos ofrece una reflexión sobre la resistencia al conformismo y la negativa a aceptar el fracaso cuando se busca ascender en el trabajo. En este camino, a menudo nos enfrentamos a la necesidad de soportar las decisiones de los superiores sin expresar nuestras opiniones. La película sugiere que, lamentablemente, en muchas empresas, el ascenso no se logra de manera noble. En lugar de ello, se presenta como algo fácil y corrupto, implicando relaciones sexuales con los superiores o compañeros de alta jerarquía. Para los hombres, implica ser más inteligentes que el jefe, adularlo o presentar ideas aduladoras. La película revela la falta de democracia, la presencia de ambición desmedida, el deseo de poder y dinero, pero la ausencia de justicia y empleos bien remunerados. Persiste la burocracia para mantener a los empleados en sus mismos puestos de por vida.
Antonio Ortuño, una destacada voz en la literatura contemporánea, aborda con sarcasmo el microcosmos de las oficinas en su novela “Recursos Humanos”. La historia sigue a Gabriel Lynch (interpretado por Pedro de Tavira), cuya esperanza de ascenso se ve frustrada. El antagonismo surge cuando Constantino (interpretado por Giuseppe Gamba), un “chavo fresa” con conexiones, obtiene el puesto. La envidia y el odio permean la trama.
Jesús Magaña Vázquez logra capturar de manera magistral el ambiente turbio presente en muchas empresas, especialmente en la República Mexicana. Destaca la interpretación de Pedro de Tavira, quien encarna a Gabriel Lynch, un oficinista enloquecido, frustrado y resentido, alcanzando sus objetivos de manera maquiavélica.
Los demás personajes, aunque temerosos de destacar, encuentran un líder que los inspira a cambiar su enfoque. La película es una sátira divertida y cruda, clásica en su esencia.
El reparto, compuesto por Pedro de Tavira, Daniel Tovar, Cecilia Ponce, Giuseppe Gamba y Juana Viale, demuestra una excelente sincronización, logrando que el público se ría y se identifique con alguno de los personajes.
El uso del blanco y negro añade profundidad, mostrando la vida gris que llevan los personajes a lo largo de la película. La música, junto con la elección estética, sumerge por completo al espectador en la trama.
La película nos recuerda, como se menciona en una de sus líneas, que “aquí nadie es indispensable, y menos el jefe”. Un recordatorio oportuno, incluso en su Cinépolis favorito.