Por Karen Yatzil Gazga Velázquez


La Fonoteca Manuel Esperón, ubicada en los Estudios Churubusco en el D.F, es el lugar donde se resguardan los audios recuperados por la labor de Emilio Hernández Reyes, originario de Ciudad Madero, Tamaulipas, quien lleva ocho años trabajando en ese proyecto. En estos momentos, trabaja en el hallazgo de dos audios, el tema musical ‘La malagueña’ interpretado por Pedro Galindo en 1946 para una película de Emilio “Indio” Fernández, cineasta fundamental de la historia del cine mexicano. 


“Todavía no ubico bien (a que cinta pertenece el tema), ahora sí que tengo que ver todas las películas del Indio y ubicarla” señala a Correcamara.com el especialista. El otro hallazgo pertenece al trailer de la película “De tequila su mezcal” de 1949, dirigida por Carlos Toussaint con una duración de 92 minutos y filmada en México. Esto ayuda a tener más información y completa la colección de audios del cine en el acervo.


El otro hallazgo pertenece al trailer de la película “De tequila su mezcal” de 1949, dirigida por Carlos Toussaint con una duración de 92 minutos y filmada en México. Esto ayuda a tener más información y completa la colección de audios del cine en el acervo.


El fonotecario considera que todos los audios son importantes debido a que significan y forman parte de la historia del cine de México. “Si hay perdida de cinta, hay perdida de información, es por eso que se tiene una lucha contra el tiempo, la conservación, la vejez de la cinta, la resequedad, el pegamento de las uniones, la materia, el polvo, los bichos”. 


Entre más de 1800 audios de películas mexicanas y documentos audiográficos rescatadas por la Fonoteca Manuel Esperón se encuentran: una carta de Porfirio Díaz a Thomas Alva Edison registrada en un primitivo sistema de grabación; algunas películas dirigidas por Luis Buñuel como ‘Nazarín’; los tambores y las percusiones que se usaron para la cinta de ‘Macario’, ‘El gallo de Oro’, ‘La rosa blanca’, entre muchas más.


Los audios cuentan con buena calidad a pesar de ser monoaurales y analógicos, unos más finos que otros porque pasan de ese formato original al estereofónico. Hernández afirma que los técnicos y los ingenieros de ese tiempo, explotaron toda su capacidad enriqueciéndolos auditivamente, a comparación de la facilidad que tienen actualmente los sonidistas de las películas. 


Este proyecto es muy significativo para Emilio toda vez que “forma parte de ese rompecabezas que es la historia del cine de México y de ese proceso del quehacer de la música del cine”. El rescate tiene el objetivo de que futuras generaciones puedan tener la oportunidad de conocer y acceder a las grabaciones de los inicios de este ámbito cultural. 


En cuestiones de tecnología en el sonido y audio, menciona que el paso entre el audio analógico a digital, permite facilitar el trabajo de rescate, pero Hernández revela que no cuenta con la suficiente tecnología a su disposición. “Quisiera tener esa tecnología al alcance porque para este acervo sería muy importante, (significaría) mostrar respeto a este trabajo. Ojalá alguien se motivara y proporcionara un aparato para la transferencia, si no el trabajo se va a estar repite y repite…” 


La difusión de audios, solo se permite realizarla para escuchar y apreciar los materiales en las instalaciones de la fonoteca, porque una de las cosas importantes que marca la Norma de Catalogación de Acervos Sonoros Fonográficos es la prohibición de la copia o reproducción de los audios, al menos que se cuente con una autorización específica por las áreas jurídicas, -en este caso de los Estudios Churubusco e incluso en varios casos hasta la previa autorización del mismo productor del filme-. “Nosotros sólo somos custodios de los audios” asevera Hernández. 


Existen otras fonotecas en México, pero todas con distintos proyectos, algunas especializadas en menor o mayor grado. Algunos ejemplos son la Escuela Nacional de Antropología e Historia, que tiene a su cargo el acervo de la conservación y preservación de la música popular, tradicional e indígena o la Fonoteca de Radio y Educación, la cual Hérnandez considera una fonoteca viva al alimentarse a si misma porque el producir o realizar programas forma sus colecciones propias. 


Otras fonotecas que existen en la república registradas bajo la norma son la Fonoteca de Radio UNAM, la Fonoteca para Ciegos “Flores para Todos los Días”, que se especializa en materiales para que los invidentes puedan relacionarse con el mundo por medio de los sonidos, y que por su naturaleza pertenece a la categoría de especializada. 


La idea principal de la norma es unificar los criterios de conservación y difusión de todas las fonotecas, que aunque con distintos proyectos posean mismos objetivos como difundir los contenidos de los acervos fonográficos sin afán de lucro, preservandolos y conservándolos. “Mis compañeros fonotecarios y yo queremos difundir con todas las de la ley, que no se llegue a malusar las grabaciones” dijo Emilio Hernández. 


Además señaló que en México a diferencia de otros países, aún no se tiene la cultura de buscar información en las fonotecas; allá las personas tienden a acudir a las bibliotecas, videotecas y fonotecas, las tres son fuentes indispensables de investigación y los audios son considerados documentos educativos. 


Sin embargo, una inercia positiva que se está dando la relacionada a los soundtracks que ya se venden en las grandes tiendas de discos, donde ahora pueden ser adquiridos la música oficial de las películas mexicanas como ‘Babel’, ‘Y tu mamá también’, entre otras más. “Ya se está considerando esto como un trabajo donde se muestra el talento de grandes músicos, no solo de actores o directores que son parte de la identificación de una cinta”. 


Emilio Hernández estudió la profesión de música, trabajó en proyectos de comunidades indígenas y así fue introduciéndose a este ambiente laboral. Tuvo a su cargo el acervo sonoro del Instituto Nacional Indigenista (INI) mismo que lo ayudó a relacionarse con los demás encargados de fonotecas. Más tarde, junto con la sonidista francesa Sibylle Hy Em y el cineasta Alfredo Joskowicz inició el proyecto del rescate de la música de todo el cine mexicano en los Estudios Churubusco.