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El Festival de Rotterdam, especializado en primeras o segundas realizaciones, ha vuelto a demostrar la pujanza y creatividad del cine iberoamericano: Dos de sus tres premios principales recayeron en la coproducción de Costa Rica, España, México, Holanda y Francia “Agua fria de mar”, de Paz Fábrega, y en la mexicana “Alamar”, de Pedro Gonzalez-Rubio. Además, la coproducción mexicano-española “Norteado”, de Rigoberto Perezcano, se llevó el premio KNF, galardón otorgado por el círculo de periodistas fílmicos de Holanda.
Las dos primeras cintas, y la tailandesa “Jao nok krajok”, de Anocha Suwichakornpong, que conformaron el trío de Tigres, recibirán todas ellas la misma recompensa: 15.000 euros. El premio de la crítica (FIPRESCI) fue a parar a “Let each one go where he may”, de Ben Russell (EEUU-Suriname).
“Agua fria de mar” trata sobre la determinación terca de las niñas consentidas y la naturaleza flotante y observadora de las que ya no son tan niñas y que cargan encima los dolores de estarse haciendo grandes. Todo se desarrolla durante unas vacaciones de fin de año en la que dos familias, a través de encuentros circunstanciales, se convierten en catalizadores de procesos inesperados en las dos protagonistas, Karina, de siete años, y Mariana, de 23. Todo sucede en un parque nacional de la zona sur de Costa Rica, Bahía Ballena, un lugar cuya atmósfera remite a la sensación de ser algo minúsculo en un mundo inmenso y abierto.
Fábrega, formada como directora en Londres, durante la etapa de producción de su opera prima recibió una ayuda de 9.000 euros del Fondo Hubert Bals instituido por el propio festival de Rotterdam. Además logró otros 5.000 euros del Premio Arte en la cuarta edición del Buenos Aires LAB, e incentivos en las dos últimas convocatorias de Cinergia, Fondo de fomento al audiovisual de Centroamérica y el Caribe. En el 2006 obtuvo 6.000 dólares para su desarrollo de guión; y luego 30.000 dólares como apoyo para su producción. Finalmente, fue finalista del concurso Sundance-NHK para guiones latinoamericanos. También estuvo en el apartado Cine en Construcción del Festival de San Sebastián.
Nacida en 1979, la guionista y directora costarricense fue seleccionada por la Cinéfondation del Festival de Cannes para ser una de las becadas de su Residencia, que finaliza este mismo mes de febrero. Acudió con su segundo proyecto, “Todos nosotros”, que ha recibido asesoramiento tanto desde el punto de vista del guión como de su producción, y podría realizarse en los próximos meses.
Por su parte, “Alamar”, de Pedro González-Rubio, que narra durante sólo 75 minutos el viaje antes de su inevitable separación, de un joven de raíces mayas, y Natan, su hijo de madre italiana, hacia el mar abierto, tenía ya en su haber con varios reconocimientos, desde que se estrenó el año pasado en el Festival de Morelia, donde fue galardonada como mejor cinta mexicana y premio del Público. También participó en el Festival de Toronto.
Este triunfo se suma al que hace pocos días tuvieron también tres cintas latinas en Sundance, en ambos casos en competencias con películas de todo el mundo.