Por Pedro Paunero

Lo más sorprendente de una película como “Schoolgirl Hitchhikers” (Jeunes Filles Impudiques, 1973), dirigida por el Maestro francés del vampirismo kitsch, Jean Rollin (1), es que tenga una banda sonora propia, original, compuesta por Pierre Raph, colaborador habitual del director y que esta se comercializara en un disco de vinilo. Pero no caigamos en el equívoco. El título original, “Jeunes Filles Impudiques”, es decir, “Chicas jóvenes desvergonzadas” en español, apenas tiene que ver con el título que, para su distribución, le fue puesto en inglés y que traduciríamos como “Autoestopistas escolares”. Porque nuestra película, en realidad, no trata, en absoluto, de chicas que viajan “a dedo” por las caminos del Señor, sino de dos atolondradas, ya creciditas – y que, a propósito, tampoco van vestidas con uniforme de cheerleaders, como aparecen en el poster-, que atraviesan un bosque, se meten a pernoctar en una hermosa mansión, suponiéndola abandonada, y descubren con que está habitada por el integrante de una banda de ladrones de joyas que las somete a torturas sadomasoquistas, y otras vejaciones.

¿Por qué, entonces, es necesario abordar una película de Rollin como esta (por cierto, firmada con el seudónimo de Michel Gentil), para una historia general sobre el “Teenhitchsploitation”, cuando el director, en temporada baja, necesitaba urgentemente dinero y no hacía sino filmar pornografía, para financiar sus queridos proyectos de vampiras sensuales? Precisamente porque denota una verdad incómoda. O, por lo menos, incómoda para los historiadores de cine “serios y comprometidos”. Este tipo de películas, enmarcadas en el subgénero de las Road Movies, debe diferenciarse en una categoría aparte, como se hiciera con el “Vansploitation”, del cual abordé una historia a grandes rasgos en el ensayo anterior (2).

La clave está, precisamente, en la portada del disco, del cual existen dos versiones, lanzadas por la casa productora británica “Finders Keepers Records”, en 2010 y 2019, respectivamente, que aúna el titulo original del filme, en francés, con la fotografía de una mano derecha pulgar arriba, pidiendo “aventón”, sobre fondo rojo. Esta fusión entre título francés y foto que alude al título en inglés podría pasar por alto, si no fuéramos entendidos en la obra, intenciones y equívocos en torno a Rollin, un auteur -término nunca mejor aplicado- por derecho propio.

“Schoolgirl Hitchhikers”, primera cinta para adultos de Rollin, se rodó posteriormente al fracaso de la poética y macabra “La Rose de Fer” (1973), a la que siguieron títulos, igualmente en tono softporn, como “Douces pénétrations” (1976), “Suce-moi vampire” (1976), “La comtesse Ixe” (1976), “Apothéose porno” (1976) o “Petites pensionnaires impudiques” (1978), todas filmadas en tiempo récord, e intercaladas entre los filmes vampíricos más reconocidos como “Lèvres de sang” (1975), “Fascination” (1979), su obra maestra, “Les raisins de la mort” (1978), su incursión en el cine de zombis -hecha por encargo-, o “La morte vivante” (1982).

La desinhibida morena, Monica (Joëlle Cœur) y la rubia e ingenua, Jackie (Gilda Arancio), practicantes de senderismo (única conexión entre esta película y el “Teenhitchsploitation” auténtico), pasan el bosque, se topan con un muro, al cual trepan -la cámara se demora segundos inútiles filmando esa “proeza”-, y dan con la hermosa mansión. En sus paredes exteriores hay espejos redondos, algunos estrellados, y la puerta está abierta. Por dentro está amueblada y nuestras protagonistas, por alguna razón, suponen que abandonada. En la habitación se prueban vestidos que extraen de los armarios. Hay una escena lésbica a continuación, y se quedan dormidas.

Entonces conocemos a Fred (Willy Braque), el ocupante de la casa, a quien Monica atrae y le hace el amor, sin más. Jackie despierta y ambas explican a medias su equivocación, que el sujeto está dispuesto a pasar por alto, para conformar un trío sexual mientras se consume la leña de la chimenea. Hay un movimiento de travelling inverso, curiosamente pudoroso, que saca al espectador de la habitación, hasta que la perspectiva de la escena (los tres desnudos, sobre el lecho) queda enmarcada por unas cortinas negras. Al día siguiente, las chicas se despiden del sujeto, que las ve alejarse desde la terraza, hacia el bosque, cogidas de la mano. La voz en Off de Monica como narradora, ofrece algunos datos sobre la identidad del sujeto, y las vemos, poco después, acampando en una tienda de campaña. Llega un automóvil a la mansión, a bordo del cual viaja la dominatriz Beatrice (Marie Hélène Règne), que lleva una fusta en las manos, con un acompañante de anteojos oscuros (François Brincourt).

Ambos resultan ser socios de Fred en una banda criminal de ladrones de joyas. Beatrice se dirige a la caja fuerte, y descubre que está vacía. Fred y el recién llegado amagan con enfrentarse a balazos, pero Fred recuerda que, poco menos de una hora, sus ex compañeras sexuales han abandonado la casa, suponiendo que han sido ellas quienes han hurtado el botín. Beatrice les ordena, como sólo puede hacerlo una Domme, que vayan por ellas. Fred las secuestra, usando algodón empapado en cloroformo, y vemos a Jackie colgada de los brazos, con los pechos desnudos y en pantaletas. Beatrice comienza por cortarle el pelo, pero luego le acerca un par de pinzas para pincharle los pezones. Al mismo tiempo, Monica intenta seducir al socio de Beatrice, que deja el arma a un lado y la besa. La chica coge un florero y le golpea la cabeza, escapa de la casa y acude a pedirle ayuda a un torpe detective de nombre Harry (Pierre Julien), que tiene por secretaria a una chica que viste minifalda y calcetas negras (Reine Thirion), que los acompaña a la mansión, como si pudiera hacer algo en la investigación.

Al no descubrir a nadie, el detective le pregunta a Monica por qué se ha inventado la historia, pero aparece el socio de Beatrice y sucede una balacera en la que participa la secretaria, incluso, demostrando que ha servido de algo al acompañarlos. Monica lucha con Beatrice, que le arranca la blusa, por lo que toda la escena se desarrolla con ella en Topless, con ambas mujeres tirándose de los pelos por el suelo. La balacera se hace larga, y hay más humo que resultados. Por fin, Fred desarma al detective, se llevan a Monica -que se ha cambiado la ropa por una blusa y una falda larga- a una “Casa china”, donde la interrogan a punta de navaja. Beatrice deja que Fred se “divierta” con Monica, no sin evitar el espiarlos desde los ventanales, excitándose ante los besos de la extraña pareja conformada por víctima y victimario.

En la película hay un plano repetido, del cual Rollin haría su sello, consistente en que sus personajes femeninos se acercaban a la cámara, desafiantes, hasta casi rebozar el encuadre, cuyo ejemplo más famoso está representado por la actriz prono Brigitte Lahaie, en el papel de la vampira Eva, que blande la guadaña hacia la cámara, mientras avanza con una bata negra abierta por los lados y por el frente, y que deja entrever su cuerpo desnudo debajo, en la maravillosa “Fascination”. En el filme que nos ocupa, el plano aparece cuando Monica, al principio de la película, cierra la puerta sobre las narices del espectador, en otra escena extrañamente púdica y cuando Beatrice, después de su acto voyerista, emerge de una red de ramas secas, en plano creciente.

Fred y Beatrice sorprenden al detective, su secretaria y a Jackie desayunando, como si estuviéramos viendo una película de Disney, tras dejar a Monica atada en un auto. Fred obliga a la secretaria a subir a la habitación del piso superior y le ordena que se desnude. La secretaria no sólo obedece, sino que lo hace sonriendo y se entrega de buena gana al ladrón. Para esto, Monica ha logrado deshacer sus ataduras, coge el arma (que estúpidamente han olvidado en la guantera) y avanza en un tercer plano creciente hacia el espectador. En la casa, la secretaria forcejea con Fred (que no ha logrado quitarse los pantalones), al tiempo que Monica desata a sus compañeros prisioneros.

En una escena en la que se enfrentan tres contra tres, y dos armas, los ladrones optan por huir y soltar a la secretaria, cuando un completo desconocido llega a la casa en un auto. Monica lo recibe sobre un sofá, fumando, y le pregunta si la casa está en venta. El recién llegado le ofrece una bebida (un Scotch o un Martini), y luego intenta forzarla. Monica se resiste. El desconocido le ofrece las joyas, a cambio de acostarse con ella. Fred sale de su escondite y le pide las gemas a punta de pistola, pero el otro aclara que son falsas. Decepcionada, Beatrice arroja a Fred fuera de la casa, quien se queja por no haber sabido diferenciar unas joyas de otras, pero el dúo dinámico del detective y su secretaria lo rescatan. Entran en la casa y encuentran a Monica y Jackie besándose y frotando sus narices una contra la otra. La película termina con las “impúdicas autoestopistas” alejándose hacia el bosque, cogidas de la mano y dando saltitos como niñas de preescolar.         

La hermosa Jöelle Coeur trabajó con Rollin en otras dos películas de explotación, “Les démoniaques” (1974), filme de violación y venganza y “Tout le monde il en a deux” (aka. Bacchanales Sexuelles, 1974), segundo trabajo softcore de Rollin, que sigue a “Jeunes Filles Impudiques”, así mismo, aparecería, en un rol secundario en “Seven Women for Satan” (Les week-ends maléfiques du Comte Zaroff, 1975), dirigida por Michel Lemoine, que pretendía ser la segunda parte de “El malvado Zaroff” (The Most Dangerous Game, 1932), el clásico de Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack, con el cual se inicia el subgénero de “cacería humana”, que tiene grandes sucesores en películas como “Battle Royal. Juego Sangriento” (Kinji Fukasaku, 2000) y en bodrios como “El superviviente” (The Runing Man, Paul Michael Glaser, 1987), adaptación de una de las primeras novelas de Stephen King, perteneciente a su ciclo inicial de “Libros de Bachman”, y “La larga marcha” (The Long Walk, Francis Lawrence, 2025), próxima a estrenarse, e igualmente adaptación de un “libro de Bachman”. Coeur, antes de convertirse en actriz de cine de explotación, había tenido una breve carrera como modelo. Murió en 2024, a los 76 años.

Por su parte, Gilda Arancio repetiría con Rollin en “El lago de los muertos vivientes” (Le Lac des Morts Vivants, 1981), en el western para adultos “Règlements de femmes à O.Q. Corral” (Jean-Marie Pallardy, 1978) y en el más convencional “Convoi de femmes” (Pierre Chevalier, 1974), así como en varios filmes de explotación, en especial para Jess Franco, bajo los seudónimos de Gilda York, Gilda Anderson o Gilda Jacob. No hay muchos más datos sobre ella.

Entendámoslo, la filmografía de Rollin, de estricto culto hoy en día, como en su tiempo fuera aborrecida, ha cobrado tal interés que alguien ha tenido la idea de lanzar al mercado no sólo la película (que hasta unos años se considerara perdida), sino todo un merchandising en torno a esta, que incluye venta de carteles, entradas de cine y, por supuesto, la música. “Jeunes Filles Impudiques” -algunos de cuyos fragmentos pueden escucharse en el siguiente enlace: (3)-, por lo tanto, no es la única banda sonora de una cinta de Rollin que “Finders Keepers Records”, ha puesto en circulación. Igualmente lo ha hecho con la correspondiente a las películas “Requiem for a Vampire (Vierges et Vampires)” (2012), también de Raph, y “Fascination” (2012), escrita por Philippe D´Aram, con lanzamientos especiales como los álbumes “Fascination/Réquiem for a Vampire (Vierges et Vampires)” (2012), con música de varios artistas, que recupera las partituras escritas para la película y “The B Music of Jean Rollin” (2012), así mismo, con música escrita por autores varios, en un maravilloso compendio que recorre gran parte de su filmografía con sonidos Soul, Funk, Folk ácido, Stage & Screen y Jazz al estilo Cul-De-Sac, mientras la casa “Disposable Music”, por su parte, se ocupara de la música de la citada “La Rose de Fer” (4), compuesta por Jane Weaver, en 2013.

Recapitulando. El “Teenhitchsploitation”, para el tiempo que “Jeunes Filles Impudiques” fuera estrenado, había cobrado tal personalidad como categoría propia dentro de las Road Movies, que los distribuidores internacionales tuvieron presentes todos esos títulos dedicados a las aventuras carreteriles de muchachas irresponsables (e impúdicas), a la hora de otorgarle un título inglés a la película de Rollin. No importaba que el filme apenas toque el tema del “Joyride” (véase el ensayo anterior), sino la intención de relacionar su trama sexosa y los elementos propios de la categoría recién descubierta.

Es por esto que “Jeunes Filles Impudiques” (o “Schoolgirl Hitchhikers”), película que no es del agrado de los fanáticos de la obra de Rollin por introducir ese vuelco tan grosero en su filmografía, es importante para delimitar al “Teenhitchsploitation”, ni más ni menos.

Para saber más:

  • “Trece películas para la Noche de Brujas 2018: Sangre y erotismo: El cine de Jean Rollin” por Pedro Paunero.
  • “«Teenage Hitchhikers», el cine de explotación toma las carreteras (II)” por Pedro Paunero
  • Lista de canciones:
https://www.finderskeepersrecords.com/shop/pierre-raph-jeunes-filles-impudiques-schoolgirl-hitchhikers
  • “La rosa de hierro (La Rose de Fer, Jean Rollin, 1973)” por Pedro Paunero
https://www.correcamara.com.mx/seis-peliculas-sepulcrales-para-dia-de-muertos-2

Por Pedro Paunero

Pedro Paunero. Tuxpan, Veracruz, 1973. Cuentista, novelista, ensayista y crítico de cine. Pionero del Steampunk y Weird West. Colabora con diversos medios nacionales e internacionales. Votante extranjero de los Golden Globe Awards desde 2022.