Por Hugo Lara Chávez
Desde Londres

Es todo un acontecimiento conocer a Neil Gaiman en persona. Es el escritor de Stardust, una novela publicada en cuatro entregas por DC Comics en 1998, con ilustraciones de Charles Vess, que ahora ha sido adaptada a la pantalla. Los adentrados en el tema tienen un gran aprecio por la obra de Gaiman, sobre todo por lo hecho en su memorable serie The Sandman, donde está volcada la gran imaginación de este autor de origen británico, dios absoluto de un universo fantástico lleno de claroscuros, de frágiles criaturas y de desconcertantes recovecos.

Enfundado en su inseparable chamarra de piel negra, Gaiman es nuestro anfitrión en los legendarios Estudios Pinewood, a las afueras de Londres. Ahí es donde se está filmando la versión fílmica de Stardust, a cargo del director y productor Matthew Vaughn, quien se diera a conocer con No todo es lo que parece (Layer Cake, 2004), llamada a convertirse en cinta de culto. Stardust cuenta con un cartel de actores que encabezan ni más ni menos que Robert De Niro, Michelle Pfeiffer y Peter O’Toole, además de los protagonistas Charlie Cox y Claire Danes, y la bella Sienna Miller.

Aristócratas del cine y la fantasía

En la sala de proyección tenemos el primer encuentro con Gaiman, quien se hace acompañar por el productor Lorenzo Dibonaventura, la locuaz guionista y adaptadora Jane Goldman, y el infaltable Vess.

“Matthew y yo nos conocimos en Los Angeles —relata Gaiman— cuando él produjo un cortometraje que hice hace un par de años, A Short Film About John Bolton (2003). De hecho fue la esposa de Mathew, Claudia (Schiffer… sí, la modelo), quien leyó el libro y le dijo que le había encantado. Estoy muy complacido de que haya sido él quien adaptó esta novela mía”, apostilla el escritor, quien también tiene crédito como productor de esta cinta.

Es poco común que en una visita a algún set se muestren secuencias de lo que ya se ha filmado. Por lo general, los productores son muy celosos de su obra y prefieren no arriesgarse a enseñar algo hasta que se encuentra totalmente terminada. Por eso llama la atención que esta vez sea lo contrario.

Es un signo de confianza en el trabajo que están realizando, una producción que relata las fantásticas aventuras de un joven personaje, Tristran (Cox), que como prueba de amor ofrece a su pretendida, la vanidosa Victoria (Miller), salir de su pueblo, The Wall, e ir en busca de una estrella fugaz que han visto caer. Pero The Wall no es cualquier aldea británica, a pesar de su inconfundible aire victoriano, pues se halla delimitada por un muro, que ninguno de sus pobladores puede cruzar por razones misteriosas. Así que cuando el joven héroe logra salir con grandes dificultades, su recorrido posterior está lleno de asombrosas sorpresas y personajes increíbles: entre otras, suceden sendos encuentros con una estrella fugaz que resulta ser una bella joven, Yvaine, de la que se enamora; con el temerario Capitán Shakespeare, un pirata que encarna De Niro, y con una temible bruja, cuyo papel interpreta la Pfeiffer. 

Adictos a los cuentos de hadas

Parece inevitable asociar a Stardust con otras películas del mismo género, semejantes en su planteamiento fantástico y en sus ambientes de una Europa misteriosa, vieja y mágica. Directamente uno piensa en El Señor de los Anillos, pero especialmente en la saga de Harry Potter. Lo cierto es que no es ni lo uno ni lo otro. Es más, sobre el personaje de J.R. Rowling, se ha dicho que fue inspirado en uno que Gaiman concibió con anterioridad, un niño mago que figura en su libro Book of Magic, publicado en 1996.

“Yo no quería dirigirla ni escribir el guión –nos revela Gaiman— , estoy muy satisfecho con lo que hice en el libro y de la misma forma me siento feliz de que éste haya inspirado a alguien para hacer una película”, dice acerca de su participación en esta producción. “Hay dos manera de que un escritor se involucre en este tipo de películas –continúa—. Vendiendo a algún estudio sus historias y desligarse por completo de lo que sigue, o involucrarse en toda el proyecto. Yo escogí lo segundo”

Esta impresión se constata en el itinerario por los foros de la filmación. En las doce horas que permanecimos en Pinewood, fuimos guiados a algunos de ellos por el propio Gaiman y su guionista. Nos conducen, por ejemplo, al interior de la casa de la bruja, un lugar acondicionado con cierto gusto medieval, donde destacan las texturas duras, los colores sombríos, la decoración hecha a base de cuernos de venados, que cuelgan en las paredes pero también dan forma a las sillas y a otros muebles.

Un rodaje de grandes aventuras

El set más espectacular  es la llamada Witch Lair, un amplio vestíbulo  repleto de objetos macabros y fetiches de magia negra: jaulas de todos tamaños, muebles viejos, espejos rotos; candeleros con velas negras; unas amplia escaleras; pilares tallados con figuras de cerdos y lagartos; cortinas negras, e incluso el cuerpo inanimado de una bruja cruzada por una estaca. Ahí es donde habrá de suceder una escena fundamental de la historia, una batalla entre las brujas y los protagonistas, sellado por el beso entre Tristran e Yvaine, del cual asistimos a un ensayo.

Gavin Bocquet, el director de arte, y la gerente de locaciones, Emma Pill,  nos dan una explicación de los ambientes que han escogido, y los diseños y atmósferas que determinan este relato. Nos muestras las fotos de las espectaculares y dramáticas locaciones donde han filmado en Escocia, Gales, Inglaterra y, especialmente, en Islandia.

Es una película que ha requerido de algunos efectos especiales, sea por vía de la tecnología  digital o de otros métodos, pero los productores y realizadores nos hacen ver que no son estos recursos los que priman en la narración. “Es un guión hermoso, muy encantador –nos asegura Danes— Es una historia compleja, cuidadosamente diseñada, en la que hemos puesto atención a cada línea de los diálogos. Cada aspecto y cada escena ha sido protegida. Es decir, todos sabemos porqué sucede tal cosa o porqué hay cierta reacción. Hemos sido muy conscientes ante eso y el nivel de improvisación se ha reducido al mínimo”.

Los veinte minutos que vemos de Stardust, la película,  son suficiente para darnos una idea del tono de la narración, los ambientes, las caracterizaciones, y la vistosa producción. Será una película de un presupuesto razonable para su tipo, 70 millones de dólares. Toda una ganga. Su estreno promete ser un suceso que muchos cinéfilos no querrán perderse.

Por Hugo Lara Chávez

Investigador, escritor y cineasta, miembro del Sistema Nacional de Creadores de Artes (2023). Egresado de la Licenciatura en Comunicación por la Universidad Iberoamericana. Ha producido el largometraje Ojos que no ven (2022), además de dirigir, escribir y producir el largometraje Cuando los hijos regresan (2017) y el cortometraje Cuatro minutos (2021). Fue productor de la serie televisiva La calle, el aula y la pantalla (2012), entre otros. Como autor y coautor ha publicado los libros Pancho Villa en el cine (2023), Zapata en el cine (2019) en calidad de coordinador, Dos amantes furtivos: cine y teatro mexicanos (2016), Ciudad de cine (2011), *Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-2011* (2011), Cine y revolución (2010) como editor, y Cine antropológico mexicano (2009). En el ámbito curatorial, fue curador de la exposición La Ciudad del Cine (2008) y co-curadór de Cine y Revolución presentada en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (2010).En el ámbito periodístico, ha desarrollado crítica de cine, investigación y difusión cinematográfica en diferentes espacios. Desde 2002 dirige el portal de cine CorreCamara.com. Es votante invitado para The Golden Globes 2025.