Por Hugo Lara Chávez
Desde Los Cabos
Dentro de la Competencia Los Cabos del Festival Internacional de Cine de Los Cabos compiten películas muy variadas en estilos y temas de México, Estados Unidos y Canadá que buscan obtener alguno de los premios del certamen. Entre ellas figuran “Tangerine” (EU) de Sean Baker que ha llamado la atención por sus peculiares características de realización, además de “Nasty Baby”, primera película estadounidense del chileno Sebastián Silva (“La nana”, 2009), y “James White “(EU) opera prima de Josh Mond. Las tres son muestras de la buena salud del cine independiente de Estados Unidos.
“Tangerine” tiene la singularidad de haberse filmado con un IPhone, lo cual supuso un desafío técnico importante para el realizador pero cuyos resultados en pantalla no la hacen distinta estéticamente a cualquier otra película independiente de bajo presupuesto. Esto parece una perogrullada que confirma lo que ya se sabía: es posible hacer un largometraje con un teléfono, aunque este se debió complementar con todo tipo de accesorios como cualquier otra cámara: micrófonos, lentes, manivelas, tripies, baterías y soportes de memoria, entre otras cosas. Así pues, el hecho de filmar con un teléfono no determina una nueva estética, pero aparentemente sí reduce el presupuesto considerablemente, pues el director Sean Baker sólo contó con unos 120 mil dólares (algo así como 2 millones de pesos) para hacer “Tangerine”, su quinta película, con resultados satisfactorios.
“Tangerine” narra una trepidante jornada que ocurre un día de Noche Buena en el deteriorado centro de Los Ángeles. Los travestis Sin-Dee (Kitana Kiki Rodriguez) y Alexandra (Mya Taylor) se reúnen después de que la primera sale de la cárcel y su amiga le revela que su novio Chester (James Ransone) la engaña con una mujer, prostituta y para colmo blanca, llamada Dinah (Mickey O’Hagan). La furia de Sin-Dee es tal que decide buscar a Dinah y a Chester por los agujeros de la ciudad, en un recorrido en el que se cruza con la exótica fauna de las calles de Los Ángeles, una ciudad sórdida y sin glamour llena de dealers, fracasados y seres marginales.
El director y coguionista (en colaboración con Chris Bergoch) establece dos historias paralelas con el seguimiento a Alexandra y al taxista Razmik: la primera mientras reparte invitaciones para esa noche a una velada donde se presentará como cantante en un miserable bar; en tanto el taxista mientras recorre las calles buscando tener sexo con algún travesti, fastidiado por la cena navideña con su esposa y suegra.
“Tangerine”, que fue estrenada en Sundance de 2015, es un filme muy dinámico, de gran ritmo, que destila humor y que muestra a estos seres extremos y decadentes con una dosis de ternura. El director logra que sus actores den buenas notas con su desempeño, a pesar de algunas breves caídas y ciertos defectos que se pasan por alto.
Por su parte, “Nasty Baby” es un filme algo rebuscado en su narración y en sus temas. Ambientado en Brooklyn, está centrado en el homosexual Freddy (interpretado por el propio director Sebastián Silva), un artista experimental cuyo nuevo proyecto está enfocado en los adultos vistos como bebés. En paralelo, es informado que no tiene la capacidad para fecundar a su mejor amiga Polly (Kristen Wiig) con quien planea tener un bebé, de modo que recurren al novio de él, Mo (Tunde Adebimpe), quien no tiene el mismo entusiasmo para procrear. Sin embargo, la cercana fraternidad entre los tres los hace cómplices de su proyecto de paternidad, así como de la enemistad que va en aumento contra un molesto vecino, Bishop (Reg E. Cathey), un vago huraño y desequilibrado que los provoca constantemente.
La película tiene buenos momentos pero es irregular, con subidas y bajadas a causa de que el director divaga un tanto en recrear pequeños sucesos alrededor de sus protagonistas, buscando detallar las atmósferas del mundo bohemio de los intelectuales de Brooklyn, liberales y sofisticados. La atención que Silva pone en los diversos sucesos que ocurren a los personajes no se afianzan lo suficiente, aparecen otros personajes secundarios que distraen hasta que toma fuerza la presencia del cuarto protagonista, Bishop. El desenlace es lo mejor del filme, que ofrece más claridad y contundencia a las ideas que expresa en el subtexto el director: el absurdo de la paternidad en un mundo cruel y las apariencias engañosas que habitan en este mundo.
Respecto a “James White”(EU) de Josh Mond, se trata del retrato de un muchacho revoltoso de Nueva York que da título a la película cuyo padre ha muerto recientemente y su madre (Cynthia Nixon) se enfrenta al cáncer. James (Christopher Abbott) tiene que replantear su existencia a causa de ello, para lo cual se enfrenta a su propia irresponsabilidad, a su afición a las farras y a las mujeres, a su alma rijosa y voluntariosa. En ese trance frenético, James intenta sentar cabeza y establece una nueva relación amorosa con una chica, además que se empeña a fondo en el cuidado de su madre, quien va perdiendo la lucidez.
“James White” obtuvo el premio del público en el Festival de Sundance y ha gustado porque su personaje es magnético, sin duda muy bien caracterizado por Abbott, quien transmite mucha energía y furia. Igualmente Cynthia Nixon hace méritos para tomarla en cuenta como una actriz seria que dejé atrás por fin su personaje en “Sex and the City”. El filme es conmovedor a partir de la relación entre el joven con su madre desahuciada, cuyo deterioro es progresivo y a quien vemos en lamentables situaciones al mismo tiempo en que se fortalece el amor filial (hay una escena en el baño que representa esto de forma más que elocuente).
La película logra transmitir la textura de la vida caótica de un joven común de Nueva York, algo desorientado, algo agresivo, algo frenético, pero al mismo tiempo algo entrañable y sensible. A pesar de que tiene ciertos baches y escenas que le sobran, el filme logra superar el melodrama fácil y otorga más que un vistazo superficial a una situación intensa, desesperada y trágica. Ello es favorecida por una realización intimista y con frescura, con una cámara y edición ágiles.