Texto y fotos por Lía Rueda.

“Carta al viento” de Sebastián de Oteyza y Sandra Félix, a partir de los poemas y relatos autobiográficos de Alejandro González Félix. Dirección de Sandra Félix y actuación de Sebastián de Oteyza. Ambientación y diseño de iluminación de Philippe Amand.

¿Quién no se ha enamorado de alguien a quien no puede decírselo? Una carta al viento, que nadie va a leer, llena de sentimientos, añoranzas, sueños, deseos, impaciencia… Un amor no correspondido, pero al que eres fiel, aunque él no lo sepa. Uno nunca sabe de quién se va a enamorar; en el corazón no se manda, y deseas que esas palabras algún día sean leídas, porque esa promesa será para siempre. Todos hemos vivido un amor que nos marca de por vida.

El destino siempre cambia las fichas en el juego de la vida, nos coloca donde no deberíamos estar, y sin embargo, llegamos a ese lugar por algún motivo, aunque ese motivo no sea el mismo para el otro. Uno construye ilusiones y castillos en el aire, imaginando una vida feliz al lado de esa persona que le fascina, pero el destino vuelve a cambiar las cartas.

Un amor en silencio que conserva, al final, la esperanza de que algún día se concrete. Tienes el corazón lleno de él y no puedes hacer nada. Por más que lo busques, que pases por donde él acostumbra, quizá nunca voltee a verte, y eso duele. Un dolor que sacas escribiendo y construyendo una historia de amor que pudo ser y no fue.

Un amor platónico que sobrevive en la escritura de un gran poeta y que permanecerá en su mente y corazón hasta el último aliento de su vida.

¿Por qué insistir en algo que sabes que no puede ser? Siempre existirá un rayo de esperanza, por difícil que se vea, porque quizá el destino pueda abrirte otro camino. ¿Cuántas veces en la vida te puedes enamorar a primera vista? Sentir que el corazón late a mil y tener la necesidad de conocer a esa persona, aunque sea inalcanzable. Una antología para él, si el hombre pudiera decirle a otro hombre que lo ama, aun sabiendo que no es homosexual.

Siempre vale la pena, aunque todo sea ficción en tus palabras; en tu corazón es casi real. La imaginación es el arma más poderosa, porque eso nadie te lo puede quitar. Será un amor que trasciende la muerte y otras vidas.

Será una carta al viento, pero un amor eterno.

Sin duda, un unipersonal conmovedor donde Sebastián de Oteyza encarna por completo, en cuerpo y alma, al poeta Alejandro González Félix. Se mueve en el escenario de un lugar a otro con dos sillas y una mesa, unos cuantos cambios de ropa, evocando la Ciudad de México de los años 90. Utiliza estos pocos elementos de tal manera que convence al espectador con una obra que llega directo al corazón.

Lo más asombroso es que es una historia real y memorable, con la que el público se identifica: una historia de amor, memoria, mucha paciencia y resistencia. Además, es un homenaje en vida para Alejandro González Félix, hermano de la directora, quien recientemente cumplió años, y una forma de dar voz y cuerpo a sus bellas palabras por medio de Sebastián de Oteyza. Un ritual simbólico dedicado a Luis Cernuda, uno de los poetas favoritos de Alejandro González Félix.