Texto y fotos por Lía Rueda.
“La Conversión del Diablo”, escrita por Carlos Pascual y dirigida por Martín Acosta (en una de sus mejores direcciones), es una de las pocas obras que se adentra en el mito de la conquista espiritual de México. En medio de tempestades ideológicas y culturales, se nos revela un teatro que aspira a comprender la creación de un nuevo mundo, una nueva civilización y un nuevo ser humano, más inocente, influido tanto por las raíces ancestrales de una Europa milenaria como por la cosmovisión indígena.
Es una obra que conmueve y entretiene, donde una sonrisa es símbolo de entendimiento y complicidad intelectual. En este retrato de la Nueva España, las representaciones y rituales trascienden la oración, mientras se abren paso los sacrilegios, la veneración y el respeto hacia un nuevo Dios impuesto a los pueblos originarios. Esta espiritualidad utópica, bajo el poder franciscano, promete un paraíso terrenal, aunque solo sea un sueño.
Sin embargo, imponer el “nuevo orden” requiere obediencia, respeto y una estructura de poder que se refuerza con guerras, castigos, torturas y promesas. Mientras los pueblos indígenas son explotados y diezmados, los franciscanos permanecen, abanderando un mensaje de respeto que niega sus raíces espirituales y ancestrales. En esta historia, la dignidad y la ambición tocan a todos por igual: indios, españoles, negros, mestizos, criollos y mulatos.
A pesar de ser un drama, la obra también está cargada de una comedia ingeniosa, lograda a través del excelente texto, las actuaciones y la impecable dirección. “La Conversión del Diablo” invita al espectador a reflexionar sobre sus antepasados y el poder que sigue resonando hoy en día.
El elenco cuenta con Fernando Bueno, Armando Comonfort, Nicté del Carmen, Marco Antonio García, Erando González, Zaide Silvia Gutiérrez, Federico Lozano y Pedro Martínez Arredondo. La música está a cargo de Carlos Matus.
Entre tambores y caracoles, el instrumento sagrado del Señor de los Muertos evoca la identidad y la mitología de la música prehispánica, donde el caracol simboliza el nacimiento y la reencarnación. La concepción mitológica de este instrumento conecta con el cultivo de la tierra: al sonar, el dios del viento y las abejas esparcen el germen de una nueva cultura, fertilizando la tierra con sus huesos y diseminando la semilla de una identidad renaciente. Un viaje ancestral que cautiva de principio a fin.
Nominada a los Premios Metro 2024, “La Conversión del Diablo” se presenta del 25 de octubre al 24 de noviembre y del 5 al 15 de diciembre, con funciones los jueves y viernes a las 8:00 pm, sábados a las 7:00 pm y domingos a las 6:00 pm en la Sala Héctor Mendoza, Casa de la Compañía Nacional de Teatro (Francisco Sosa 159, Barrio de Santa Catarina, Coyoacán). La entrada es libre, pero con registro previo al correo: publicos.cnteatro@inba.gob.mx. Duración: 90 minutos. Aforo limitado. Público mayor de 12 años.