Por Sergio Bárcenas Huidobro
Apenas unos días después de recibir su 45º galardón global y en sincronía con su estreno en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, “La jaula de oro”, ópera prima de Diego Quemada-Díez, llegará al fin a las salas mexicanas para enfrentarse con el público que le es natural. Su arribo a los cines se ve precedido por el rumor de su exitoso paseo por el circuito de festivales en 2013, mismo que arrancó en mayo pasado con la obtención de uno de los premios de la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes.
Con el fin de lograr una distribución amplia y efectiva, la promoción y lanzamiento del filme hispano-mexicano está a cargo de Cine Caníbal y Cinépolis; los ejecutivos de esta última decidieron involucrarse en su exhibición después de haberla visto en el pasado Festival de Morelia y habida cuenta del éxito que la cadena de salas ha tenido al participar en el lanzamiento de “Presunto culpable” (2008) y “¡De panzazo!” (2012), los dos documentales con mayor recaudación en la industria nacional. “La jaula de oro” es su primera apuesta en el terreno de la ficción; cabe destacar que, según declaraciones del Director de Programación de la cadena, Miguel Rivera, Cinépolis no cobrará una comisión por distribución como es habitual, sino que el monto será donado a una A.C. u O.N.G. relacionada con el tema migratorio.
“La jaula”, un relato épico y de iniciación adolescente a través del recorrido de migrantes guatemaltecos por territorio mexicano, tendrá una primera corrida comercial con 90 copias en salas de la ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Toluca y Cuernavaca para después, con esas mismas copias, iniciar sus estrenos regionales a lo largo del territorio mexicano. En un comparativo, “Heli” de Amat Escalante fue estrenada con 33 copias logrando una recaudación no desdeñable aunque, en el otro lado del espectro hay otro comparativo: “El Hombre Araña 2” fue lanzada recientemente con 2 mil 500 copias.
La cinta fue presentada en la ciudad de México por el director Diego Quemada-Díez, originario de Burgos, España, y el padre Alejandro Solalinde, quien hizo encomio del arrojo moral y testimonial que exhibe el filme al desnudar la “simulación” del gobierno mexicano en torno al tema; además, no dudo en calificar de “estado fallido” al gobierno de Honduras y de “irresponsable” la propia Iglesia Católica en Centroamérica, debido a su complacencia en el tema y lo que calificó de abierto colaboracionismo con los mecanismos de seguridad norteamericanos.
Por su parte, Quemada-Díez repasó sus años de aprendizaje como asistente y camarógrafo para cineastas como Alejandro González Iñárritu o Fernando Meirelles, de quienes extrajo aprendizajes éticos, morales y poéticos que resultaron tanto o más fundamentales que el entrenamiento técnico. Sin embargo, a este respecto, sus enseñanzas más profundas vienen de su mentor, Ken Loach, con quien colaboró en tres largometrajes y de quien ha importado toda una escuela de cine que combina el entretenimiento y la acción social director, y de la cual el director de “Ladybird, Ladybird” es fundador.
El cineasta, acompañado por sus tres jóvenes protagonistas, declaró sentirse “desconcertado” por no haber conseguido aún a un distribuidor interesado por exhibir la cinta en salas norteamericanas, lo que sería su otro público natural; al menos, el filme despertó el interés de HBO para estrenarla en televisión de paga. Sin embargo, el estreno en salas mexicanas es para el equipo de producción motivo más que suficiente de gozo, pues “la película no está hecha para pasear por festivales sino para llegar a la gente, al mayor público posible.” Que así sea.