Por Jon Apaolaza
Noticine.com-CorreCamara.com

Huelva. Esta 41 edición del Festival de Huelva, clausurada el pasado fin de semana, ha sido la simbólica metáfora de un festival agonizante. Menos películas, escasos invitados estelares y en su gran mayoría españoles, un día menos de cine, descoordinaciones y un Colón de Oro para un film -“Magallanes”, opera prima del actor Salvador del Solar- estimable pero ya visto en España, tras participar en San Sebastián. El principal medio local, Huelva Información, pedía este sábado el cese inmediato del director, el productor Pedro Castillo, de cuyas ignorancias y errores se han visto abundantes pruebas en los últimos días. Tampoco se puede decir que el asunto haya sorprendido a nadie, ya que el certamen onubense, el único español potencialmente susceptible de convertirse en el primero de su especialidad en el mundo, lleva naufragando desde 1999.

Ni el director ni los actores de “Magallanes” (encabezados por Damián Alcázar y Magaly Solier, esta última considerada por el jurado la mejor actriz) acudieron a Huelva, como tampoco el mejor actor, el argentino Joaquín Furriel, protagonista de “Patrón, radiografía de un crimen”. Al menos estuvo el cineasta chileno Matías Bize (“La memoria del agua”), Colón de Plata al mejor director. El palmarés oficial se completó con una tercera recompensa, mejor guión, para “Magallanes”; el Premio Especial del Jurado, para “La casa más grande del mundo”, de Ana V. Bojórquez y Lucía Carreras, que también se llevó el de la mejor fotografía (de Álvaro Rodríguez) y una Mención Especial para “Dauna – Lo que lleva el río”, de Mario Crespo.

Esta última cinta, la candidata venezolana al Oscar, fue cita en los premios paralelos, como receptora del Premio Radio Exterior. El del público recayó en el único estreno relevante de la programación oficial, “La carga”, del mexicano Alan Jonsson, protagonizado por la española María Valverde, mientras que “Patrón…”, de Sebastián Schindel, consiguió el galardón de la prensa onubense.

El Festival de Huelva, desde hace década y media en manos de profesionales -nombrados por políticos locales- de escasa cualificación en la especialidad del evento, y ahogado por deudas a las que se sumó la crisis para recortar aún más su presupuesto, lleva demasiado tiempo en un rumbo errático, irrelevante mediaticamente, sin aportar títulos novedosos y demasiado orientado a la parte “íbera” de su especialidad, cuando tiene una historia, entidad y razón de ser para brillar como el escaparate del mejor cine en español y portugués.

Muy lejos quedan los tiempos en los que el certamen ensalzó a Cantinflas, El Indio Fernández, María Felix, Fernando Rey, Luis Buñuel, Edward James Olmos, Pereira dos Santos, Cecilia Roth, Graciela Borges o Sonia Braga, y fue la puerta de entrada del cine latinoamericano en el continente europeo. San Sebastián y Málaga le han querido comer terreno y por la incapacidad de sus responsables en alguna medida lo han logrado. Pero siempre queda la esperanza y la ilusión de que en otras manos y con un compromiso de los políticos de Huelva, Sevilla y Madrid, se revierta esta triste situación.