Por Lorena Loeza
Truman Capote es uno de los
escritores norteamericanos más importantes del siglo XX. Un hombre brillante,
con un oficio narrativo impecable, que también fue un hombre excéntrico y
demasiado liberal para la sociedad de su época. In Cold Blood (A sangre
fría, 1966) es su último trabajo, pero también uno de los más notables dentro
de su propia obra y para la literatura universal.
¿Qué es A sangre fría?
¿Porqué tanto revuelo? porque Capote traspasa las barreras de la creación
literaria, haciendo investigación, narrando hechos reales, pero contados a
manera de novela. Capote es ahora – gracias a este trabajo- una referencia no
sólo como novelista, sino como periodista e investigador. E incluso el género
es difícil de definir porque el punto central es el asesinato de una familia
completa en un pequeño pueblo, pero no es una novela negra o
policiaca. El relato nos va llevando a descubrir las historias humanas
de víctimas y victimarios, la vida de las personas por encima de sus buenas o
sus malas acciones.
Por esas razones y muchas más,
el término”non fiction novel” no
convence del todo a los críticos y académicos. Es realmente un género
nuevo. Sobre el hecho que inspira el trabajo ya se había filmado una versión en
1965, In cold blood dirigida, escrita y producida por Robert
Brooks, y con un elenco estelarizado por Robert Blake, un actor tristemente
célebre por razones ajenas a este asunto. Está película narraba los hechos que
Truman contaba con un resultado bastante aceptable para quien quisiera conocer
la obra y la historia que la inspiró.
Sin embargo, se presenta fiel a los eventos narrados, poniendo el relato al
centro cuando – ahora sabemos- había cosas mucho más interesantes detrás de la
investigación de Capote que la crónica de los asesinatos y el castigo a los
responsables.
De hecho, el asunto se vuelve
mucho más interesante para el cine muchos años después y de maneras más
creativas que un mero “remake” o nuevas adaptaciones del trabajo de Capote.
En 2005 se estrena Capote,
(USA) cinta dirigida por Benett
Miller y estelarizada por Phillip Seymour Hoffman quién ganaría un Oscar por
este trabajo. Acompañan
a Seymour Hoffman, Catherine Kenner, Clifton Collins Jr. y Chris Cooper.
La cinta de Miller no está
centrada en los hechos narrados en la novela, sino en el proceso que lleva a Truman a escribir la
historia, llevándolo a conocer íntimamente a los personajes e incluso establecer
vínculos emocionales con los asesinos. Es la historia que hay detrás de una de
las obras más relevantes de la literatura universal. Dicho de otro modo, es
como mostrar las bambalinas de un
trabajo que no solo es de escritor y cronista, sino que lleva implícita una
enorme y significativa carga humana.
Pero más que comparar la novela
con la versión fílmica, es
interesante tratar de entender los retratos que se hacen de los
personajes en el libro, la carga afectiva de cada palabra, la visión de
quien se identifica con el victimario y siente que le debe algo. El libro y la
película son complementos perfectos, y resulta muy interesante que no hayan
sido concebidos de esa manera. Porque finalmente Miller también está haciendo
el oficio de narrador a su manera, enfocado a clarificar y magnificar el trabajo de alguien a quien
definitivamente debe admirar muchísimo.
Es una historia humana, con dos
visiones, agotando las posibilidades narrativas y traspasando las fronteras de
la creación y del tiempo.. Extraño, tal vez, pero sorprendente como resultado.
Es claro que para el cine sin
embargo, parece ser este episodio de la investigación el más interesante,
incluso por encima de la historia misma. Un año después se estrena Infamous (USA, 2006)
otra versión fílmica de la
vida de Truman Capote, que abarca justamente el mismo periodo que la
cinta antes mencionada: el de la creación de In Cold Blood en el pueblo de Holcomb. La cinta está dirigida por
Douglas MacRath y cuenta con un
interesante elenco, encabezado con Toby Jones en el papel de Capote. También participan Sandra Bullock,
Daniel Craig, Jeff Daniels, Sigourney Weaver, Peter Bogdanovich, Hope Davis,
Gwyneth Paltrow e Isabella Rossellini.
La comparación entre una y otra
puede parecer injusta, pero es inevitable. Y sin embargo Infamous no sale tan
mal librada de después de todo, ya que la historia podemos saberla, pero
MacRath se aboca a contarnos su versión, de dibujar un Capote más lúdico, más
divertido que el que nos ofrece Seymour Hoffman. Eso permite al espectador
entender mejor el lado sensible pero también provocador y trasgresor del
personaje en relación a su homosexualidad. Y es por ello que la relación de
Capote con el asesino Perry queda mejor explicada en función de la tensión
amorosa que se produce entre ambos. Además, el universo femenino que rodea a
Capote en esta cinta, permite entender ese espacio de complicidad y verdadera
amistad, que permite sobrellevar situaciones tan pasionales y desgarradores.
Es más la historia de un amor
imposible y trágico, que al final acaba por consumir al narrador. En esta versión,
la relación entre Capote y Perry (uno de los asesinos) hace pensar que esté último
se aparece en la vida del escritor como un auténtico ángel de la perdición, la
esencia de la oscuridad que una vez que te toca no te abandona nunca.
Y la verdad es
después de ver las dos cintas, se mira con otros ojos el trabajo de Capote, sobre todo después de saber los motivos
de la empatía que desarrolla con los protagonistas de una historia tan
siniestra. Y quizás entender que un trabajo tan destacado solamente se realiza
bajo el influjo de una inspiración profunda… o el amor y la pasión, las únicas cosas que de verdad cambian
y mueven al mundo.