Tu Galán de Película. Extracto del nuevo libro de Dolly Mallet
 
Redacción. Dolly Mallet logró que su libro anterior “Mordiendo manzanas y besando sapos” se convirtiera en un bestseller, mediante la curiosa propuesta de analizar las personalidades femeninas  a través de las princesas de las películas de Disney. 
 
Esta vez, en “Tu galán de película” (Grijalbo, 2013) Mallet ofrece a sus entusiastas lectores un análisis de las personalidades de los hombres según los estereotipos de las películas de Hollywood y a partir de un centenar de entrevistas con diferentes hombres. El resultado tiene un sabor entre lo juguetón de las revistas del corazón y lo divertido de las columnas femeninas, que emulan a Carrie Bradshaw de “Sex and the City” y “El diario de Bridget Jones” de Helen Fielding.
 
CorreCamara.com presenta en seguida un extracto de este libro, el texto que sirve como introducción. Próximamente publicaremos una entrevista con la autora, quien es columnista del suplemento Top Magazzine y de la revista Seventeen.
 
 
 
Tu Galán de Película
 
Por Dolly Mallet
 
¿Cómo perder a un hombre en 10 días?
 
¿En serio nos preguntamos eso? ¿Queremos saberlo? ¿O más bien queremos averiguar cómo conquistarlo en 10 días? No importa. Siempre vamos a ir a ver ésta y todas las demás comedias románticas que aparezcan. Y es que La propuesta que nos hacen nos deja Encantadas, porque hasta nos sabemos de memoria la formulita: él ve a La chica de rosa y ambos sucumben a Las leyes de atracción; pero tienen desconfianza y niegan que se gustan. Después de tanto Orgullo y prejuicio, se encuentran en Cuatro bodas y un funeral, hasta que Alguien tiene que ceder. Por fin aceptan que lo que sienten es Muy parecido al amor.
 
Ella está tan enamorada Como si fuera la primera vez, pero Dicen por ahí que él sólo la quiere para Una esposa de mentiras. La dura realidad es que este Loco, estúpido amor, nunca debió ser. Por eso decide irse lejos. Él se da cuenta del malentendido y en un arranque de Sensatez y sentimientos decide ¡Quiero robarme a la novia! y va a buscarla. Atraviesa todos los obstáculos y mientras ella entra al avión para descifrar Cómo sobrevivir a mi ex; él llega al último minuto para decirle que su sentimiento es Realmente amor. Ella le dice 10 cosas que odio de ti, lo perdona y después de El último beso, los vemos Recién casados.
 
Sí lo dominamos, porque la vida es igualita, ¿no? Y por eso después de cortar con el novio, nos vamos a tomar El descanso, y tenemos la esperanza de que en el aeropuerto él llegue y nos pida perdón. La cruda verdad es que A él no le gustas tanto, entonces nos quedamos esperando a ver si al menos da Señales de amor. Pero no hay que preocuparse. Seguro en La boda de mi mejor amigo conocemos a alguien; aunque por dentro sabemos que Casarse está en griego.
 
¿Cómo perder a un hombre en 10 días?
 
Las comedias románticas han sido nuestras consejeras. Queramos o no, de ellas aprendemos cómo comportarnos en las relaciones de pareja. Qué hacer y qué no, qué tipo de hombre es el que nos gusta. Pero luego no entendemos por qué no nos funciona la formulita ni lo que la amiga nos dijo, ni lo que la prima que tanta experiencia tiene, y acabamos más confundidas de lo que empezamos porque finalmente “todos los hombres son iguales”.
 
Yo por ejemplo, no tardé en darme cuenta de que mis expectativas de encontrar a un Tom Cruise que me dijera: “You complete me”, como en Jerry Maguire, después de que yo le declarara el “You had me at hello”, estaban medio complicadas.
 
Me acuerdo que unas amigas me estaban planeando un blind-date y me preguntaron: “¿Como quién te gusta?” Y les dije: “Brad Pitt”. Se carcajearon y me dijeron que nunca iba a encontrar a alguien así. No pues eso lo tenía claro; pero me preguntaron quién me gusta, no cómo me los quería encontrar en la vida real. La pregunta era la incorrecta. Y es que por esas películas, todas tenemos un ideal en nuestra cabeza; hayamos encontrado o no al galán de carne y hueso. Las que ya lo encontraron le siguen diciendo a su novio o esposo que le serían infieles con George Clooney.
 
Otras aún esperan oír el “si tú saltas, yo salto” de Leonardo DiCaprio en Titanic. O están las que mencionan culposas que andarían con un hombre menor, Robert Pattinson, y a escondidas, mientras sus maridos se van, sacan el libro Crepúsculo y reviven sus años mozos pensando que Edward Cullen les promete respetar su virginidad.
 
Yo sigo esperando que Jude Law toque a mi puerta como en El descanso, y que a pesar de estar en pijama y toda despeinada, él entre a mi casa y me dé un beso cuando se lo pida. Y por supuesto que llore cuando yo me vaya.
 
Desde chicas nos enseñaron que los hombres estarían presentes en nuestro “final feliz”, que nos rescatarían, pelearían por nosotras y nos completarían (la media naranja). En la secundaria mis amigas y yo teníamos eternas discusiones tan simples, como que si un hombre se veía mejor de chamarra café o negra, y por qué nos gustaban más vestidos con una o con la otra. Si nos gustaban con arete (“¡Oh por Dios!, ¡qué rebelde!”) o sin arete (“Ah, qué muchachito tan decente”), con el pelo largo (“Seguro es un peligro”) o corto (“Será un hombre de familia”) Y es que a través de esas preguntas y respuestas inocentes, íbamos marcando nuestra personalidad.
 
¿Acaso eso ha cambiado? Seguimos cuestionándonos, a lo mejor no acerca de la chamarra, pero sí sobre las ventajas de un divorciado, del soltero incorregible, del amigo con derechos, del cuate mucho más grande, o del chavo más chico. Cuando entrevisté a Michael Patrick King, escritor de la serie de TV, Sex and the City, me dijo: “Lo primero que le pregunto a una fan del programa es a quién prefiere, si a Mr Big o a Aidan, y según su respuesta, sé qué tipo de mujer tengo enfrente”. Así de fuerte, porque en realidad no estamos hablando de un hombre, sino que a través de ellos hablamos de nosotras mismas, de nuestras expectativas, de nuestra experiencia personal. Tenemos al galán real y al de película. Lo curioso es que se parecen más de lo que crees, porque los dos definieron nuestros gustos y nos enseñaron sobre qué esperar del amor.
 
Teníamos miedo, pero nos atraía encontrarnos con un Jonathan Rhys Meyers, seductor y traicionero en Match Point: la provocación. Sabíamos que si caíamos con alguien tan libre como Brad Pitt en Leyendas de pasión, un día se iría con todos sus caballos por el mundo y nos dejaría; pero aun así le entramos. Y aprendimos que si nos hacíamos tanto del rogar, nuestro Rhett Butler (Clark Gable) nos podía decir como en Lo que el viento se llevó: “Francamente querida, me importa un bledo”. Por lo menos si teníamos un amor de verano, quizás un Humphrey Bogart nos diría: “Siempre nos quedará París”.
 
¿De quién nos enamoramos más? De Johnny Depp, cuando le dice a Marion Cotillard en Enemigos públicos: “Me gustan el baseball, las películas, la ropa buena, los coches rápidos, el whisky y tú” (y por supuesto ella se va corriendo con él sin conocerlo). O del chico que no tenía tan buen verbo pero nos dio, con muchísimo esfuerzo, una rosa a escondidas.
 
Me preguntaba yo todas estas cosas cuando me fui a estudiar al extranjero. Ahí pude convivir con todo tipo de hombres porque eran de distintos países y educación. Al tratarlos descubrí una paradoja inevitable: los hombres para nada son iguales, pero a la vez, sus diferentes orígenes y culturas no los separan tanto como podría creerse; en lo profundo pensaban de manera muy similar. Era un grupo perfecto para investigar. Así que los entrevisté.
 
La idea era sacarles todo lo que siempre hemos querido saber sobre ellos pero nos da miedo preguntar. Lo que descubrí fue revelador y cambió mi perspectiva para siempre. Ellos mismos estaban encantados al hablar y compartir sus dificultades en las relaciones, lo que quieren mejorar, lo que nos quieren transmitir. Con qué personajes se identifican, por qué, cuáles les enseñaron a comportarse, cuáles no tienen nada que ver con ellos, a cuáles copian, su percepción de sí mismos (a veces completamente distinta a la nuestra), sus inseguridades y sus fortalezas.
 
Mientras ellos hablaban sólo pensaba: “Esto lo tengo que transmitir a las chicas”. Por supuesto, busqué a más hombres que completaran la información. A los que ya conocía y admiraba, a mis amigos consejeros del corazón, con los que platicaba, o simplemente a los que se prestaron para el estudio porque tenían algo que decir. Entrevisté a cuanto soltero se me aparecía enfrente. Eso sí, mayores de 25 años (porque ya terminaron de estudiar, están trabajando y tienen metas más establecidas), divorciados, viudos o padres solteros. El punto es que no estuvieran casados. Pero había que escucharlos a todos. Busqué debajo de las piedras; pregunté a desconocidos. Había que encontrar todos los arquetipos posibles del hombre actual. Y creo que se logró, porque todos cooperaron con el corazón abierto.
 
Algunos incluso me prestaban películas para entenderlos más. Otros me pasaron libros o teorías que ellos mismos habían estudiado. Así que cuando las entrevistas estuvieron listas, lo siguiente fue analizar los textos que me recomendaron para ver qué decían los especialistas.
 
¿Por qué nos gusta tal o cual tipo de hombres? ¿Qué les vemos o qué nos ofrecen? ¿Qué esperamos de ellos? Y sobre todo, ¿en qué nos reflejamos?, ¿qué nos dicen de nosotras mismas, en su paso por nuestra vida? David DeAngelo, experto en seducción (como Hitch), dice que a las mujeres nos atraen básicamente dos mecanismos de enamoramiento: seguridad o peligro; el proveedor vs el amante. A partir de ahí, saca ocho arquetipos que según él son los favoritos de las mujeres.
 
Después de clasificar, ordenar y revisar mis 100 entrevistas, encontré siete categorías de hombres que nos atraen, no sólo dos, y dentro de ellas, 20 arquetipos del hombre actual, en las películas y en la vida, así que nada de que “todos los hombres son iguales”. Nos pueden enamorar porque son muy emocionales y tienen sentimientos a flor de piel; o porque con su gran intelecto nos brindan conversaciones interesantísimas. Efectivamente, porque el peligro de una seducción nos atrae, o por la seguridad que nos ofrecen con una vida estable. Siempre nos gusta lo que no podemos tener y por eso a veces nos enamoramos irremediablemente del amigo gay, o a veces no distinguimos si es o no es. Pero también están los hombres inaccesibles cuya prioridad jamás será una relación, sino realizarse profesionalmente o de otras formas, y les falta mucho. Y también los nuevos arquetipos que nacieron en nuestra generación: el resultado de la educación de nuestros padres y la suma de todos los cambios históricos de las últimas décadas, los de la nueva ola.
 
¿Cómo reaccionan? ¿Cómo piensan? ¿Por qué se comportan así? ¿Cómo ligan? ¿Qué esperan de nosotras? ¿Por qué siguen solteros? Tanto por preguntar y tanto hombre en el camino. Si no hubiera tenido yo una fecha de entrega, créeme que seguiría entrevistando, porque me divertí y aprendí ¡muchísimo!
 
Pero hay que pasarnos la información. Así que aquí estoy, para que hagamos juntas un repaso de los hombres que han atravesado nuestras vidas. En las películas y en la realidad ¿Qué asimilamos de las experiencias que nos dejaron, y cómo podemos mejorar para el que sigue? ¿Qué tipo de hombre nos gusta? ¿Por qué? ¿Compagina con nuestra personalidad? Y si eso lo tenemos claro, el siguiente paso es entender cómo piensan, según lo que ellos mismos dijeron, para ahorrarnos mucho camino de confusión.
 
A lo mejor cada galán que tuvimos no representó un final feliz, pero sí una película que estaríamos dispuestas a comprar en dvd y volver a verla mil veces, porque aprendimos de ella y nos hizo crecer. Todos los hombres son como salidos de un filme. El género, el reparto, el guión, y el final lo diriges tú. Revisemos nuestra propia filmografía. Porque cine vemos… y hombres no sabemos.
 
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