Por Hugo Lara

La obra literaria de Henry James, el escritor estadounidense del siglo XIX, posee una fuerza dramática de tanta vigencia que, periódicamente, ha servido como base de numerosas películas, realizadas en distintas épocas y por diversos realizadores de prestigio, desde William Wyler hasta François Truffaut.   

Para darnos una idea, en la última década se han producido algunos filmes de cierta resonancia inspirados en sus relatos y novelas: Retrato íntimo de una dama (1996), dirigida por Jane Campion; La heredera (Washington Square, 1997), de Agnieszka Holland; Las alas de la paloma (The Wings of the Dove, 1997), de Iain Softley, y The Golden Bowl (2000), de James Ivory, quien por cierto ya había llevado al cine Los Bostonianos (The Bostoniano, 1984), del mismo autor.  Adicionalmente, en este periodo hay otros tantos filmes más basados en su obra, de distintos presupuestos, tanto para el cine como para la televisión

Nacido en Nueva York en 1843, James vivió la mitad de su vida en Europa. Esa doble territorialidad está consignada en su prosa así como otros motivos que guían su narrativa, por norma ambientada en las esferas de la burguesía, que le permiten retratar el tejido social y la moral de su época con base en la construcción de sólidos personajes —preferentemente femeninos— sobre los que se desdoblan una serie de relaciones familiares y/o sentimentales que son examinadas con agudeza cuando detona un conflicto.  

Una de las películas más recordada sobre una obra de James es Los Inocentes (The Innocents, 1962), dirigida por Jack Clayton con un guión coescrito por Truman Capote, sobre el magnífico relato Otra vuelta de tuerca. En ella se propone una historia de fantasmas, en la tradición anglosajona, que sirve para exponer una trama situada entre lo mórbido y lo siniestro, en torno a una institutriz —encarnada por la inolvidable Deborah Kerr— y dos misteriosos niños en un escenario apartado y macabro.   

De ella, resulta imposible pasar por alto las semejanzas que guarda con Los Otros (The Others, 2001), la aclamada cinta de Alejandro Amenábar de quien, vista la comparación, debe decirse que supo hacer suyos con astucia varios de los trazos delineados por James y Clayton tanto en el relato literario como en el fílmico, respectivamente.  

Una presencia en el cine mexicano

La influencia de James y sus fantasmas también hase extendió al cine mexicano, en la muy particular película El libro de piedra, cuya primera versión de 1968 fue dirigida por Carlos Enrique Taboada y que ha readaptado recientemente Julio César Estrada. Este filme es uno de los más significativas en la filmografía de Taboada, reconocido por su inclinación hacia el horror gótico que quedó consignado en éste y otro de sus filmes más notables, Hasta el viento tiene miedo (1968), también readaptada en 2007 por Gustavo Moheno.   

El libro de piedra tiene una evidente conexión con la novela Otra vuelta de tuerca, de Henry James.  En El libro de Piedra, una niña se involucra con un amigo imaginario, el pequeño Hugo, una estatua de piedra en el jardín que se manifiesta de forma macabra. Taboada llegó a declarar su insatisfacción con respecto a este filme, hecho con premura y con pocos recursos, aunque pese a ello con los años y gracias a su difusión televisiva, logró alcanzar el estatus de culto entre el público afecto al cine de terror. 

Incluso con sus defectos, la película se disfruta sobre todo en ciertas partes donde resultan inolvidables las actuaciones de Marga López, Joaquín Cordero, Norma Lazareno y la niña Lucy Buj.  La versión reciente de Julio César Estrada rinde tributo al filme de Taboada, aunque establece una actualización lógica, acorde con el cine contemporáneo mexicano, mediante la readaptación del propio director y de Gustavo Moheno. 

Las interpretaciones corrieron a cargo de Ludwika Paleta, Plutarco Haza, Marta Aura, la niña Mariana Bayer, entre otros. Es un filme que tiene la evidente peculiaridad de existir como extensión de la versión primigenea, pero que vale la pena verse como un obra autónoma, con características propias.

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.