Por Manuel Cruz

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Richard Curtis debe ser una persona dulce. Su carrera en el cine, que incluye “4 bodas y un Funeral”, “Love Actually” y “Notting Hill” ciertamente danza alrededor de esos momentos donde la vida es hermosa, eliminando todo el drama y problemas que la rodean. Curtis es también la excepción en un estándar muy común – e incluso gastado actualmente – A fin de cuentas, los años gloriosos de Hollywood se basaron en crear mundos rosas y perfectos. También permitían a la gente normal hacer lo extraordinario, otro elemento “Cuestión de Tiempo”, la cinta más reciente del director.

La historia sigue a Tim (Domhnall Gleeson), un pelirrojo cuya existencia queda bloqueada por la timidez y lo inadecuado, características que Gleason retrata con un rostro para morirse de risa, incluso al final de la cinta. Tim esta enamorado pero no consigue a la chica, sueña con un gran futuro pero no tiene idea de donde empezar. Hasta que un día, al cumplir 21 años, su padre (el siempre espectacular Bill Nighy) le revela un secreto inusual: los hombres de su familia pueden viajar en el tiempo, hacia cualquier punto del que tengan memoria, y cambiar su desarrollo. Tim sólo debe encontrar un lugar oscuro, apretar ambos puños y pensar en donde quiere estar.

Las películas que tienen al viaje en el tiempo como tema ya no son lo más increíble que hay, y algunas pierden su ingenio en situaciones ridículas (agradecemos la existencia de Volver al Futuro III) pero esta cinta no es ninguno de esos casos: no es la historia de alguien que abuse de sus nuevos súper-poderes y aprende el duro significado de la responsabilidad, y tampoco tiene al mundo entero en sus manos… Tim, como cualquier otra persona, atraviesa situaciones que lo hacen preguntar: ¿Que habría pasado si lo hubiera hecho de otra forma?

Y entonces lo hace. Tener un protagonista con ese detalle en particular deja a Curtis en su terreno usual: Historias de romance que son dulces y reales. Es decir, historias que conectan con las emociones, sin adornos o farsas. Tim no es un héroe apuesto, y sus primeros intentos por conocer a la hermosa Mary (Rachel McAdams), el amor de su vida, son raros e incómodos, turbulentos pero genuinos. La habilidad de Tim para viajar en el tiempo sólo le permite modificar la situación, no a él mismo

El cambio real viene con el futuro, como se ve en la segunda mitad de la cinta. Teniendo a la chica y a la vida, todos están a punto de descubrir como funciona realmente, tras una serie de giros y sorpresas que casi dejan el mecanismo de viaje temporal en un segundo plano… no se puede cambiar al mundo finalmente. Solo vivir en él dos veces

Quedé verdaderamente asombrado por esta película. En un mundo donde las cosas son más duras, la gente es más gruñona, y el romance se disfraza de clichés, “Una Cuestión de Tiempo” muestra honestidad. Es una película sobre la importancia de la vida, un efecto que sólo se puede lograr a través del ingenioso guión de Curtis y habilidad natural para encontrar actores honestos, pero fuera de los estereotipos del género. La triada entre Gleeson, McAdams y Nighy funciona muy bien, creando una cinta que vale el tiempo de quienes la vean.

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