Por Leticia Carrillo


Amores ciegos (Slepe Lasky, Eslovaquia, 2008) del director Juraj Lehotsky ganó una mención especial del Jurado en la categoría Mejor Película Documental del recién concluido festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México.


Amores ciegos aborda el tema de las relaciones amorosas entre invidentes. Podría parecer un tema bastante utilizado en los medios masivos de comunicación y tratado desde un punto de vista que invita al espectador más a la compasión que a la comprensión.


Sin embargo, Lehotsky logra darle un vuelco a este planteamiento para ofrecernos en esta cinta, un acercamiento honesto, de igual a igual y si ninguna pretensión más que la de hacer un esfuerzo por mirar a través de los demás sentidos, lo que para un invidente es algo cotidiano y para los que vemos resulta catastrófico el solo hecho de imaginarlo.


De esta manera vemos a cuatro parejas de ciegos que viven el amor y su relación con el otro desde su muy peculiar, en ciertos momentos, forma de ejercerlo: desde el maestro de música que enseña a niños con problemas de la vista y que vive feliz con su esposa también invidente; hasta la hermosa adolescente que comparte con sus amistades en el messenger sus inquietudes con respecto a los chicos, pasando por un inmigrante que se enamora y lucha por una joven con ceguera parcial que vive con sus padres, quienes no aceptan del todo su relación con él; y un matrimonio ansioso porque el hijo que esperan no vaya a padecer su misma enfermedad.


Resalta en la película el uso de algunas piezas musicales clásicas para enfatizar ciertos estados emocionales de los personajes como la pasión y la serenidad. También es digna de mencionar la animación del maestro de música dentro del mar y que fue originada por el deseo de cumplirle de algún modo una ilusión al protagonista del documental: “vivir alguna de las aventura de 20 mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne, según indicó el director a los asistentes a una de las proyecciones que se dieron en el marco del festival.


Al señor “Le gusta mucho el mar y la idea de imaginarse la historia, en realidad él nunca había estado debajo del agua y esa fue la primera vez que estuvo ahí” expresó Juraj Lehotsky.


Amores ciegos se realizó en un periodo de 5 años y fue necesario sentarse a platicar con las personas elegidas para que relataran diferentes aspectos de su vida al director para que él pudiera reconstruir ciertas escenas que ayudaran a explicar a los personajes.


Acerca de la posibilidad de que los protagonistas del filme pudieran disfrutar de él, el realizador mencionó que se hizo una versión especial para ellos en la que se incluye la voz de un narrador que va explicando las acciones que van teniendo lugar en la pantalla grande.


De la situación del cine en su país, Eslovaquia, Juraj Lehotsky, comentó que cada año se producen entre 5 a 10 películas y que al igual que en todo el mundo, allá también hay un creciente interés por ver documentales. También destacó que lo que lo que verdaderamente mantiene vivo al cine de su nación es la animación.


Por último, Juraj Lehotsky dijo que “estaba muy feliz por estar en México y tener la oportunidad de mostrar su trabajo”.