Por Jean-Pierre Garcia
Exclusiva desde Cannes
La competencia de Cannes 2017 empezó con dos películas que tocan al mundo de la niñez. Ya CorreCamara publicó la crítica de “Wonderstruck” de Todd Haynes que aborda el viaje mágico que emprenden dos niños hacia Nueva York. Una propuesta diametralmente opuesta en su tono es la película rusa de este mismo día, titulada “Sin Amor” (“Nelyubov» o « Faute d’Amour», 2017), dirigida por Andrey Zvyagintsev (conocido en México por “Leviathan, 2014), la cual no cede ni un ápice a la ternura, ni al amor materno o paterno.
En los suburbios de una ciudad mediana de Rusia, una pareja de unos cuarenta años de edad acaba con su matrimonio. Tienen planeado separarse cuando consigan vender su departamento. Ya no se quieren más y de hecho se odian, pero no se atreven a anunciar el divorcio a Aliocha, su hijo de doce años hasta que el niño los escucha discutir sobre quién va a encargarse de él. Ni ella quiere cuidar de Aliocha (pues pretende que es el esposo que pidió que no aborte) porque «iban a formar una verdadera familia»; ni él tampoco. Los dos salen de casa, dejan el niño solo y pasan la noche con sus amantes respectivos. Cuando regresan, Aliocha ha desaparecido, no está ni en casa de amigos, ni en la escuela. Al día siguiente, deciden llamar a la policía para que lo busquen…
“Sin Amor” es un crónica terrible de la vida en la Rusia de hoy. De modo bastante clásico, el director nos hace entrar en un mundo donde todo es un símbolo y, al mismo tiempo, es muy cercano a la realidad de una sociedad ya lejana de lo que se vivía o creía en la extinta Union Sovética. Esta pareja es semajana a tantas otras de otros países pero asimismo está presentada con un toque tan cruel que lo era “Bachillerato” (“Baccalaureat”, 2016), pelicula rumana de Cristian Mungiu que fue reseñada por la cobertura de Correcamara de Cannes 2016.
Las parejas, en estas dos películas, ya no pueden mas con su vida de esposos, buscan el amor que fueron incapaces de darse uno a otro. En “Sin Amor”, la desaparicion del hijo (¿la fuga del hijo ?) va a constituir la ultima bomba que hace estallar este matrimonio, e igualmente nos hace descubrir la parte de la vida (de cada uno) que explica este conflicto: ella nunca fue amada por su madre, se casó para escaparse de la prisión materna; nunca ha querido verdaderamente a su marido; nunca quiso a este hijo cuyo nacimiento le causó un parto durisimo. El director nos muestra todos los detalles sórdidos o escandalosos de esta familia que se desmorona. La narración nos deja una amargura indescriptible, un dolor intenso a la medida del drama que lo podría experimentar Aliocha, el niño protagonista de doce años.
Los diálogos de estas peleas son muy fuertes y muy bien actuados : sugieren un desafío permanente entre ellos, el odio es el dios que ya maneja las relaciones de la pareja. La película da un vuelco muy cruel cuando el niño desaparece. Esta fuga da luz al drama, en especial porque entre que pasan los días, los dos temen que se trate de un secuestro causado por ladrones o un psicópata.
El cuadro humano que describe esta historia constituye algo muy cercano a una prisión. Viven en un edificio de clase media y no de gente pobre, (esperan venderlo) pero todo les sale tan triste y agotador que el departamento se convierte en una celda, humeda y vacía.
A pesar de la intensidad de este drama, el director consigue convencernos de lo necesario que es la solidaridad. Un grupo de padres y madres cuyos hijos desaparecieron ayudan a la policia (hacen el trabajo de la policia) y buscan a Aliocha. Son muy organizados y valientes pero no se pueden comparar a los vigilantes que se ven en Estados Unidos. Son familias y buscan las huellas que dejó el niño.
La violencia en la pareja crece más y más, filmada a veces con exageracion. Para ello, el director usa musica hardrock para simbolizar el universo del padre. En otras escenas, nos sitúa en bosques tan tristes que llamarian al suicido. El ritmo pasa por tantas intensidades diferentes que produce vértigo y a veces no sabemos adonde nos quiere llevar la narración. Al final, la angustia de los protagonistas se confunde con la nuestra propia.
“Sin amor” le hace justicia al titulo, pues es la película más fuerte (y más rigorosa en términos formales) que hemos visto en estos primeros días del festival. Se pudiera comparar a la pelicula hungara del año antepasado “El hijo de Saul”, lo que es un reconocimiento importante.
Nelyubov (Faute d’Amour/Sin Amor)
De Andrey Zvyagintsev (Rusia)