* La Academia cierra período de inscripción y convoca a sus agremiados a conformar el Comité de elección
Por Ulises Pérez Mancilla
El 28 de enero concluyó el plazo para inscribir las películas mexicanas, largos y cortometrajes de ficción, animación y documentales que aspirarán a una nominación en la 53 entrega del Ariel, que será la primera ceremonia organizada bajo la presidencia del cineasta Carlos Carrera. A diferencia del año pasado, quien desee pertenecer al Comité de Elección deberá solicitarlo a la Academia de manera voluntaria bajo el compromiso de ver todas las películas y asistir a las sesiones de “discusión y análisis”. Para ello, se tendrá que ser miembro activo u honorario, haber ganado un Ariel o haber estado nominado al menos dos veces, un candado que impedirá participar a los de nominación única, pero que abre las puertas a los multinominados, que no siempre resultan ser los ganadores. Este año, destaca el estatuto de que los productores de las películas participantes no podrán nominar.
Serán 24 largometrajes de ficción y uno de animación, 25 documentales, 50 cortometrajes de ficción, 6 de animación, 9 documentales cortos y una película iberoamericana los aspirantes a una nominación según la lista de competidores publicada al finalizar el plazo de inscripción en la página oficial de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Entre los filmes inscritos, destacan las selecciones de la Academia para competir por el Goya y el Oscar, actualmente nominadas en dichas premiaciones como mejor película extranjera: El infierno y Biutiful, respectivamente. El infierno de Luis Estrada, máximo éxito de taquilla y crítica en México y Biutiful de Alejandro González Iñarritu, que aparece en medio de una polémica por tratarse más de una película intercontinental inclinada hacia la nacionalidad española, como en su momento lo fue El laberinto del fauno de Guillermo del Toro. Por mera diplomacia, será difícil que la Academia niegue el respaldo internacional que ya le ha dado a estas dos películas, por lo que su dominio en las nominaciones de este año es casi un hecho.
La incógnita será (si es que la Academia no decide sorprender de último momento con una terna atípica a mejor película que incluya a Perpetuum mobile, Alamar y Daniel y Ana) quién será el tercero en discordia que acompañe a las casi seguras Biutiful y El infierno. Pensar mal obliga a creer que por default nominarán Chicogrande por la investidura que la figura de Felipe Cazals representa. Por el lado de los cineastas veteranos, el caballo negro podría ser Las buenas hierbas de María Novaro; mientras que por el de los debutantes podrían colarse (con méritos propios) Año bisiesto de Michael Rowe, Somos lo que hay de Jorge Michel Grau y Vaho de Alejandro Gerber, que realistamente suenan más a una honorable tercia para disputarse el premio de mejor ópera prima, con opción a considerar a las ya mencionadas Alamar de Pedro González Rubio y Daniel y Ana de Michel Franco.
¿Dónde quedará Abel de Diego Luna, que demostró amplio talento y cosechó los aplausos sinceros de crítica y público a nivel internacional, en comparación con El infierno cuyo éxito fue meramente local? Dado que su debut como director fue con el documental JC, Luna no podrá aspirar a ópera prima sin embargo, ¿logrará convencer al sector conservador de la Academia para contender por los principales premios? En la misma línea, ¿tras ser premiado ya por los dos festivales nacionales más importantes de México y contar con el espaldarazo internacional a su obra, le habrá llegado el tiempo del reconocimiento académico a Nicolás Pereda vía Perpetumm Mobile?
Precaución o acto de conciencia, sorprende que algunas de las películas más taquilleras se reservaron su derecho a participar, tal es el caso de No eres tú, soy yo, Te presento a Laura, Him: más allá de la luz y Héroes verdaderos, la animación sobre los héroes de la independencia que prácticamente le deja el camino libre a Brijes de Benito Fernández (la única inscrita en este rubro y por lo cual podría declararse desierto), mismo caso para la mejor película iberoamericana, donde sólo participa Huacho del director Alejandro Fernández por Chile; situación radicalmente opuesta en la categoría de cortometrajes, ya que fueron inscritos más de 60 entre ficción, documental y animación (el doble del año pasado), lo que habla de una importante veta surgida de las dos escuelas más importantes de cine (CUEC y CCC), el concurso nacional de cortometrajes del IMCINE y la cada vez más nutrida ala independiente. Será, definitivamente, la competencia más reñida pues de todos habrá que coronar sólo al .5%.
Sólo por citar algunos que llevan ventaja por su aplaudida irrupción en festivales: Dorsal, El último canto del pájaro Cú, La mina de oro, Lupano Leyva, El vacío, Si maneja de noche procure ir acompañado y Busco empleo. Los documentales también son bastos y en su mayoría de gran nivel, muchos de ellos respaldados también por sus premios tanto nacionales como internacionales, tal es el caso de El varal, Un día menos, Vuelve a la vida, Battlangeluz, Los que se quedan, Perdida, Interno, La cuerda floja, Los otros californios, La vida loca y Seguir siendo. ¿Saldrá alguno de ellos de su categoría para imponerse en otras ternas, como en años anteriores, ya sea como mejor película, director, edición y ópera prima?
Algunas nominaciones (incluso triunfos) parecen seguros: Javier Bardem, Mónica del Carmen y Joaquín Cossío, por ejemplo. ¿Se resistirá la Academia a sumar un Ariel a la vitrina de uno de los mejores actores del mundo, ganador ya de Goyas, Oscares, Globos de Oro, Conchas de plata, copas volpi y distinciones en Cannes por igual? Parece que por fin alguien vencerá al prolífico Damián Alcázar. Para completar la terna habría que incluir a Demián Bichir (premio Huelva por su interpretación de Hidalgo), y en una de esas a Gustavo Sánchez Parra y José María Yazpik. En otro año, Francisco Barreiro estaría compitiendo como la promesa joven que es por Somos lo que hay, pero podría verse beneficiado si se le considera mejor como actor secundario, donde la pelea también es fuerte y los contendientes se estarían barajando entre: Daniel Martínez o Juan Manuel Bernal por Chicogrande, Juan Ignacio Aranda por Hidalgo: la historia jamás contada, el pequeño Abel ( Christopher Ruíz-Esparza) y desde luego, el ya mencionado Cossío y su memorable interpretación de “El cochiloco”.
Las actrices que darán fuerte pelea a Mónica del Carmen (tras marcar un hito con su interpretación en Año bisiesto) serán con toda seguridad Karina Gidi por Abel y Úrsula Pruneda por Las buenas hierbas. Merecida sorpresa sería ver los nombres de Carmen Beato (Somos lo que hay) o de la debutante argentina Maricel Álvarez (Biutiful), quien también podría optar por actriz secundaria, lo mismo que Ofelia Medina y Ana Ofelia Murguía (Las buenas hierbas) podrían figurar por una categoría u otra. María Rojo por El infierno y Patricia Reyes Spíndola por Chicogrande serían también candidatas ideales para el premio de coactuación.
En los rubros técnicos, con seguridad dominarán las películas del Bicentenario, acaso lideradas por Hidalgo: la historia jamás contada, de todas, acaso la mejor confeccionada. Nombres que han ocupado nominaciones en otros años volverán, algunos por su siempre impecable trabajo, tal es el caso del dream team de González Iñarritu: Gustavo Santaolalla, Rodrigo Prieto y Brigitte Brosh (que también compite por Hidalgo y Abel) o el equipo de Luis Estrada: María Estela Fernández, Mariana Rodríguez y Salvador Parra. Estarán Oscar Figueroa y su reinterpretación de Año bisiesto en la sala de edición (aunque la nominación también podría darse por Chicogrande o Daniel y Ana), el diseñador sonoro de Biutiful Martín Hernández y su propuesta en la que rescata el sonido directo en favor de la narrativa de la historia y Damián García, quien tiene asegurada una nominación toda vez que tuvo a su cargo la fotografía de dos de las favoritas del bicentenario: El infierno y Chicogrande. Por mejor vestuario, Leticia Palacios también compite con dos películas: Las buenas hierbas e Hidalgo, que posiblemente le de su primer Ariel tras una década de trayectoria en la que injustamente nunca había sido considerada.
Películas que llegan a destiempo con respecto a su año de producción y estreno en festivales y cartelera, pero que podrían dar sorpresas: Amor en fin de Salvador Aguirre, La mitad del mundo de Jaime Ruiz Ibáñez y Vaho de Alejandro Gerber. Películas intrépidas por desmerecer ante el tamaño de sus oponentes: Naco es chido, La última y nos vamos, Seres: Génesis y Desafío, aunque ésta última bien podría aspirar a un par de nominaciones por diseño sonoro y efectos especiales, pero nada más. Películas inscritas tras su estreno en festivales que pudieron esperar: De día y de noche y La caja negra. Películas que en años más austeros correrían con mejor suerte como Cefalópodo. Películas que permanecieron enlatadas por años con las que sencillamente no pasará nada: Crepúsculo rojo y Redención. Y desde luego, el que podría ser considerado el gran fracaso del 2010, dada la magnitud del proyecto y el nombre de los involucrados: El atentado de Jorge Fons, que intentará colarse en la repartición diplomática de premios con posibilidades escasas.
Sin fecha aun, tanto para dar a conocer a los nominados como para efectuarse la ceremonia, comienza pues una nueva oportunidad de la Academia para reivindicarse-reestructurarse, tras un polémico período al mando de Pedro Armendáriz, a través de su acto más visibles durante todo el año: la organización de este evento que por filosofía, año con año, “reconoce a lo mejor del cine mexicano, con el objetivo de estimular y acrecentar la excelencia de nuestro cine, favorecer el crecimiento de la industria y el fortalecimiento de la comunidad cinematográfica nacional”.