Por Ulises Pérez Mancilla
  

“Desde los 14 años fui un cinéfilo de cineteca y cine clubes, el día que se consumió la antigua Cineteca Nacional, no fui, aunque un amigo me insistió porque ya había visto “La tierra de la gran promesa” de Wajda que en ese momento estaban proyectando. Recibimos la noticia cuando alguien llegó a interrumpir la proyección de “Los Cuentos de Canterbuy” de Pasolini, en el cineclub que había en el Palacio de Minería, ¡Se está quemando la cineteca! gritaron. La función continuó a los pocos minutos y mientras del haz de luz del proyector de 16 mm salía un diablo cagacuras, pensé en el cine que se estaba consumiendo en las llamas del infierno, culpa de una mala planeación de las autoridades del gobierno, léase Margarita López Portillo y anexas”.
  

Así recuerda su pasado cinéfilo Jaime Ruiz Ibáñez, cineasta egresado del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, quien en los últimos meses se ha dedicado a promover su película, topándose con el ya usual desencanto de los cineastas mexicanos ante el desdén de los exhibidores: … (filmar) “Es un largo proceso, y todo para que en menos de dos semanas saquen tu película de cartelera. A los dueños de los cines les vale un cacahuate la Ley de Cinematografía, que dice que las Operas Primas deberían exhibirse dos semanas por lo menos, a nosotros nos sacaron de varios cines a la primera semana y donde permaneció nos pusieron en horarios de 14:55 hrs., hora de la comida”.
  

Este jueves, la mitad del mundo recibió 4 nominaciones al Ariel, incluyendo mejor ópera prima, mejor actor (Hansel Ramírez), mejor coactuación femenina (Luisa Huertas) y mejor vestuario (Josefina Echeverría). Aquí algunas estampas que el director compartió en exclusiva para CorreCamara.com
  

De cómo surgió la historia:
  

La mitad del mundo es un guión heredero de La caja, un cortometraje del propio Ruiz Ibáñez que realizara en 2003. “Tomé de ahí los personajes principales, un joven retrasado mental y una madre de la tercera edad. La intimidad y la nobleza de estos personajes me dio la pauta para inventar una historia más extensa”. Pasaron cinco años de talleres y demás apoyos institucionales para desarrollar el proyecto, hasta que en 2008 obtuvo el apoyo de la UNAM vía el Programa de Óperas Primas. Para entonces, Jaime se había forjado un nombre como cortometrajista (Los maravillosos olores de la vida, Castigo divino): “este premio me ha puesto en un carril más amplio en el circuito profesional; pero regresaré al corto todas las veces que pueda, el corto es muy noble, pero no menos difícil”.
  

Héroe antes que mártir:
  

La premisa de la película parte del despertar sexual de Mingo, un adolescente con retraso que vive con su madre a quien le ayuda a vender pollo, hasta que sus clientas, mujeres en plenitud abandonadas por sus hombres, comienzan a consumar sus deseos frustrados a través de él. “Al escribir, tienes que ser de alguna forma, como tus personajes, tienes que vibrar con sus emociones, no puedes equivocarte con sus sentimientos, pase lo que pase, tienes que ser consecuente con ellos y aceptar su realidad, sin traicionar el relato. ¿Qué me gusta de Mingo?, su ternura, su tacto con las cosas, esa sensibilidad a flor de piel para detenerse en los detalles, observarlos, tocarlos, su entrega sin prejuicios, da sin esperar nada a cambio, para mi se convierte en un héroe, antes que un mártir.
  

El reparto ideal:
  

Ver en el set la filigrana en la actuación de Luisa Huertas, la sutileza de Susana Salazar, la emoción que impregna Lumi Cavazos, la fortaleza de una madre deliciosa y sagaz que hace Ana Karina Guevara, una Paulina Gaitán que parece que lleva el cine en la sangre, Iazua Larios es la entrega en cuerpo y alma al trabajo, siempre exacta, además del camaleónico Fernando Becerril, la sapiencia de Ignacio Guadalupe, lo que hace pensar Raúl Adalid cuando apenas se mueve ante la cámara, el cura valemadres y actual que hace Eugenio Martínez, el trabajo fino del buen José Juan Meraz y el lanzamiento de Hansel Ramírez que en su primer trabajo protagónico llega a tal nivel de credibilidad con un personaje difícil y complejo que llegas a quererlo y que convierte a Mingo en un ser entrañable. Fue una bendición tener a estos intérpretes, además del trabajo de los actores llamados “de soporte” que acompañan muy bien a la trama, y el trabajo genuino de los extras oriundos de Veta Grande, Morelos y San Jerónimo, pueblos cercanos a Zacatecas, lugar donde se filmó la película.
  

Soy más un motivador, que un director de actores:
  

Muchos elementos para realizar una película están en el guión, ahí esta el planteamiento de cómo son los personajes. Antes de iniciar el rodaje, dejo que los actores lean a conciencia el texto y propongan como trabajar su personaje, ellos toman el papel como viene y hacen suya la interpretación; sólo conduzco la interpretación, soy más un motivador que un director de actores. Confío mucho en su juicio y dejo que su mirada dé vida a los personajes; por eso contrato actores. De lo contrario, me pasaría la mitad del rodaje ensayando y en este caso no hubo tiempo para eso. Con Hansel no fue tan distinto, él se dejó llevar, lo corregía un poco y él confiaba en lo que yo le decía. Le dejé saber que tienen mayor peso las circunstancias del personaje, que sus movimientos en el set, y que una vez en los zapatos del personaje, surge el movimiento. Lo demás fue guiarlo para que no desviara su interpretación. Con los actores de mayor experiencia, me dejé seducir, en cada escena se notaba su entrega y hacían una delicia de sus personajes, no había mucho que decirles.
  

Filmar en Zacatecas:
En el guión está planteada una carretera que parte el desierto, y yo sabía que eso lo podía conseguir en el norte; sólo era salir del centro de la ciudad. Cuando apenas era un proyecto, Iván Avila, un colega cineasta, me sugirió Zacatecas; entonces fui en busca de locaciones y ahí encontré lo que buscaba. Veta Grande, el pueblo donde se centra la acción con sus calles accidentadas, con subidas y bajadas, donde podías ubicar la iglesia del pueblo desde varios ángulos, con esa luz invernal que un fotógrafo siempre busca, fue ideal para los propósitos de la historia. Dramáticamente funcionó muy bien, fue un elemento adicional, porque la fuerza de la historia esta más en los personajes.
  

Pollos y más pollos:
  

Desde niño viví rodeado de pollo fresco, de plumas mojadas, chamuscadas, volando por ahí. Mi padre fue comerciante, tenía pollerías, gracias a su trabajo, pude estudiar lo que más me gustaba. Al final de su vida se retiró a su pueblo y ahí vendía pollo “parado”, es decir que agarraba un pollo del corral, le torcía el cuello, le quitaba las plumas, lo descuartizaba y lo vendía. Por eso no es tan extraño que Mingo se dedique a eso. Tienes que aprovechar lo que te da la vida y si tienes un poco de imaginación lo usas a conveniencia. En la película hay varias referencias al pollo, algunas son evidentes, inclusive hay un corrido, pero hay otras que funcionan como metáforas de la vida de Mingo.
  

Gozar y padecer:
  

¿Qué disfrutó más y qué fue lo que padeció el director durante la realización de su ópera prima?… “Me gusta el proceso de la escritura, ahí es donde te sientes libre y das rienda suelta a tus obsesiones y deseos. La hora del rodaje es relativa, realmente tienes que estar rodeado de tus escuderos más fieles para que éste sea disfrutable, sino lo puedes padecer. Creo que mi trabajo en los cortometrajes me dio mucha experiencia para enfrentar mi primer largometraje; tener un reparto de primer orden no me hizo sucumbir, finalmente ellos son los que dan la cara al público”.
  

La desilusión de la primera semana de estreno:
  

Los exhibidores por compromisos adquiridos con algunas distribuidoras fuertes, pasan puros bodrios gringos, un Avispón verde por ejemplo, todo por encima del cine mexicano. Nuestras 10 copias se han vuelto nada contra este avasallamiento en la taquilla. ¿A quién le incomoda lo que ha venido sucediendo con los años?, ¿Que el cine gringo nos invada y cambie nuestras costumbres? ¿Alguien dice algo? Las autoridades mexicanas que deberían atender esto, se lavan las manos y dejan pasar el negocio del cine a manos de las exhibidoras y distribuidoras. ¿Quién se acuerda de lo del peso en taquilla para el cine mexicano? Por supuesto ya se les olvidó, y las exhibidoras se ampararon y subieron de inmediato los precios, que no han dejado de subir.
  

Humor con visión crítica en su cine por venir:
  

Mi intención es hacer un cine crítico, aderezado con sentido del humor, aunque a veces falles en el intento, espero salir bien librado esta vez. No busco dejar un “mensaje” como tal, más bien quiero dejar las cosas libres a la reflexión, sobre la actitudes de la iglesia, del mal gobierno, de las personas que prejuiciamos sin conocer, de nuestra sexualidad insensible, del machismo, de la gente que aún toma justicia por propia mano, entre otras cosas. Aún hay cuentas pendientes que tenemos como sociedad, y el cine debería tocar esos temas, aunque algunos se incomoden. La mitad del mundo es un reflejo de todo eso. La única expectativa que tengo en este momento es que la gente vea mi trabajo y haga un juicio personal, y si les deja algo la experiencia cinematográfica, con eso me conformo. ¿Qué espero? Seguir haciendo cine personal o de encargo, siempre con una visión crítica, poner el dedo en la llaga, aunque duela, y buscando siempre la belleza en las imágenes y darle dignidad a los personajes que valen la pena.
  

Por Redacción