Por Raúl Miranda López.
Obligado es conocer el segundo largometraje y último de Antonio Moreno, el director de Santa (1931). En él confluyen muchos nombres que conformarán la industria mexicana del cine: el cinematógrafo canadiense Alex Phillips, los famosos sonidistas hermanos Rodríguez, el pintor y escenógrafo Fernando A. Rivero, y editando, Fernando de Fuentes. Moreno, actor hispano y formado en el mundo fílmico en los Estados Unidos, dirige Águilas frente al sol, a partir del guión del empresario Gustavo Sáenz de Sicilia: Se trataba de una película de aventuras exóticas y de espionaje internacional que emulaba a Mata Hari, filme norteamericano de ese mismo año.
Mencionemos que la diferencia entre el personaje femenino de Santa y el de Águilas frente al sol consiste en que el primero se ve orillado a la prostitución, mientras que el segundo conserva una castidad sospechosa, no obstante vivir en un medio de “trata de blancas” en el lejano oriente. La historia cuenta que el hacendado don Antonio muere de un infarto. Su hija Carmen, empobrecida pero con ángel, trabaja como manicurista y conoce así al junior Frank, hijo del socio petrolero que causó la ruina y la muerte de don Antonio. Carmen es embarcada a Shangai con engaños matrimoniales y vendida por el malvado Óscar, otro cliente, donde será obligada a actuar como estrella en el cabaret del chino libidinoso Wu, su comprador. Después se convierte, rodando por la vida y sin amor, y sin guión verosímil, en espía de una potencia oriental y se ve forzada por un tal Tanaka a robar con apuro en México, vestida de hombre, los planos del contralmirante Smith (como si se planeará tempranamente el ataque a Pearl Harbor). El rico y deportista Frank, a su vez agente secreto, salva a Carmen persiguiendo en avión al de los orientales que la lleva raptada por traición a Acapulco, y se casa finalmente con ella.
Una cinta que anticipa las colaboraciones ideológicas del cine mexicano con Estados Unidos en los años cuarenta (descritas por F. Peredo en su libro sobre el tema). Diálogos con voces engoladas “me has vendido a este chino”, “soy espía al servicio secreto imperial”, y uso magistral de stock-shots, construcción de escenarios mediante tramoyas novedosas e iluminación que daban profundidad al Shangai exótico, pero también al Hemiciclo a Juárez, el edificio de Correos y el Palacio de Bellas Artes, el Campo Marte y el juego de polo con pelota que atraviesa fulminante el tiro de la cámara, además del montaje en el plano, cual si fuera gran angular, mostrando al fondo el Castillo de Chapultepec mientras se baila un vals de terraza. Contiene la peculiar cinta de la Compañía Nacional Productora de Películas, secuencias de alto estímulo erótico como las del baño con cortina semitransparente, el close up de piernas con medias y zapatillas o desnudas de la tan deliciosamente bella Carmen; la puesta en escena de la peluquería para el hermosear de los ricos y el show en el cabaret, todas con emplazamientos, cierres y aperturas de cámara sofisticados. Cierto que también presenta un único intertítulo, inútil y elipticamente explicativo, “algún tiempo después por fin la encontró.”
Si bien la cubana Hilda Moreno no estaba al nivel de Greta Garbo y Marlene Dietrich, también llenaba misteriosos cabarets, aunque nunca obtuvieran de ella caricia alguna.
Un filme perteneciente a una década cuando el cine mexicano se atrevía a todo, no tenía temor al ridículo, y exploraba posibilidades genéricas. Águilas frente al sol, película inverosímil, disparatada y “tan artificiosa”, que remite al cine hispano de la época, al decir de E. García Riera “¿Qué creías, tonta?”, “No te vaya a pasar lo que me pasó a mí”. Pero divierte más que Santa (García Riera), sobre todo porque el cine de aventuras en escenarios propios del género, poblado por seres torvos y siniestros, quienes más allá de su presencia maligna con acento risiblemente mandarín-mexicano de Joaquín Pardavé, y los japoneses espías que no saben karate, y que atentan contra la salud del mundo libre en un eje espacial fílmico de intriga internacional ficticia: Distrito Federal – Shangai y anexas.
Recomendamos la lectura de Historia Documental del Cine Mexicano (vol. 1), de Emilio García Riera, editado por: Universidad de Guadalajara, Secretaría de Cultura del Gobierno del estado de Jalisco, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Mexicano de Cinematografía, 1992.
D: Antonio Moreno. P: México, 1932. G: Gustavo Saenz de Sicilia, basado en la novela de él mismo. F en B/N: Alex Phillips. E: Fernando de Fuentes. S: Roberto Rodríguez y Joselito Rodríguez. Con: Hilda Moreno (Carmen), Jorge Lewis (Frank), Joaquín Busquets (Óscar), Julio Villarreal (Almirante Smith), Conchita Ballesteros (Rosario), Joaquín Pardavé (Wu – Li – Wong), Manuel Tamez (Don Antonio), José Parredón (Cónsul). Prod: Compañía Nacional Productora de Películas. Dur: 80 mins.