* Luces, cámara y… edición, colorimetría, intermedio digital, efectos y más
Por Juan José Saravia
Vicepresidente de AMC (Sociedad Mexicana de Autores de Fotografía Cinematográfica SC)
Muchas veces me he preguntado cuáles habrán sido las verdaderas reacciones de los espectadores en la primera exhibición de “La llegada del tren” de los hermanos Lumiere. Se dice que hubo reacciones dramáticas, personas que creían que el tren los arrollaría y que seguramente se saldría de la pantalla. Seguramente los hermanos Lumiere no previeron esas reacciones pero sí deben haberse sorprendido de las mismas, y seguramente nunca se habrían imaginado que su invento terminaría un siglo después siendo elemento indispensable para una de las industrias más lucrativas del la actualidad.
En aquella época, el cine era un concepto técnico, una tecnología revolucionaria, pocos tenían claridad de su verdadero potencial, no fue hasta que George Mélies encontró la beta primaria para hacer que nos volviéramos adictos a una tecnología que permite crear una ilusión del movimiento y arrastrarnos a la adicción de consumir historias que nos han hecho emocionarnos.
Muchas de esas imágenes han dejado una huella indeleble en nuestra mente. ¿Quién sería capaz de crear esa adicción? ¿Qué hace que nos volvamos tan adictos al consumo de la ilusión del movimiento o será que somos adictos a ver y entrometernos en la vida y aventuras de otros? ¿Quiénes hacen que esto sea posible? ¿Quién es el responsable?
La forma de hacer cine varía mucho entre todos los realizadores, hay quienes planean exhaustivamente, hay quienes improvisan, hay quienes se dejan llevar por el sistema de rodaje local. Sea el sistema que sea, lo que sí es común, es que el cine es un trabajo de equipo, de una serie de personajes (ordenadamente o no, armónica o no) que trabajan para tratar de lograr y provocar algo en el espectador.
A lo largo de la historia del cine, dentro del organigrama de producción no cabía duda sobre quién era el responsable técnico y de composición de las imágenes capturadas por una cámara, las cuales tras ser editadas y sonorizadas terminaban su ciclo en una sala cinematográfica. Tradicionalmente, gran parte de la responsabilidad de la materialización de las imágenes cinematográficas recaía solamente sobre los hombros del cinematógrafo (también conocido como cinefotógrafo o director de fotografía), muchas veces llamado alquimista, aliado de un director y líder de un equipo de iluminadores, operadores, asistentes, eléctricos, tramoyistas y acérrimo enemigo de laboratoristas descuidados.
Con la aparición y proliferación de las técnicas de adquisición y manipulación digital, en muchos casos la responsabilidad del resultado de la imagen hoy en día es compartida. Cada vez hay más personas que toman decisiones y aportan opiniones para la construcción final de la imagen.
El umbral de responsabilidades entre los diferentes artistas de la creación cinematográfica ha cambiado en los últimos 20 años. Poco a poco los efectos visuales han ganado terreno dentro de la producción cinematográfica. No solo aquellos efectos que son visibles, sino también aquellos que son poco notorios y que logran pasar desapercibidos y que aportan una fuerza narrativa o simplemente aumentan la estética de la película.
Para muchos de los espectadores, es evidente que las criaturas de Star Wars o cualquier saga épica de películas de ciencia ficción son creaciones ficticias, son personajes extraídos de una fantasía que sin lugar a dudas nos hacen introducirnos en un mundo generado en la mente de su creador, estas imágenes son sintéticas y llevan un gran número de efectos en conjunto que son orquestados por un supervisor de efectos visuales por parte del artificio técnico, sin embargo existen también muchos efectos en pantalla que sin lugar a dudas pasan desapercibidos, no con la intensión de pasar como incógnito, sino que evitan ser descubiertos para incrementar una sensación visual.
Los más comunes son el reemplazo de cielos, pues al momento de filmar una escena las condiciones climáticas podrían no haber sido las más adecuadas, y sin embargo al final del proceso podremos generar una escena con los mejores cielos imaginables de la zona. Borrado de cables u objetos, para que los actores puedan realizar acciones intrépidas de seres superdotados o escenas de riesgo que en realidad están a centímetros del suelo en vez de estar a cientos de metros de altura en peñascos peligrosos o eliminar objetos que interfieren con la interacción de personajes.
Variadas son las técnicas para engañar a nuestra mente, hacernos creer e ilusionar a la retina de que algo supernatural está detrás de la gran pantalla, incluyendo una “superactuación” en planos amplios. La responsabilidad visual en estos proyectos tiene diversos dueños que sin lugar a dudas deben ser orquestados por un solo personaje: el director.
Son pocos directores, los que logran a través de cientos de artilugios trascender a una historia que conmueva, que narre. Es muy seductor quedarse con la idea de que los programas de “detrás de cámaras” son la nueva escuela cinematográfica, sin embargo no hay mayor complejidad para un actor que actuar frente a una pantalla verde o azul y pretender ver a cientos de guerreros o criaturas fantásticas. El encierro en un estudio con paredes de color verde o azul nos hacen con frecuencia perder la perspectiva, por ello es vital la navegación por instrumentos, es decir una exhaustiva planeación y conducción de todo el equipo para no perder la perspectiva emocional de actuar frente a una pared que en algún momento podría ser una montaña nevada o una nave espacial.
Conforme la imagen sea más compleja, mayor será el número de personas que podrán involucrarse en la manipulación y alterar el resultado, causando muchas veces conflictos entre la responsabilidad del resultado final . Las decisiones sobre la imagen parten, ya sea desde un diseñador de producción que construye o decora un escenario con colores o texturas definidas, o desde los requerimientos de luz y espacio para mover la cámara que el cinefotógrafo define, o desde las decisiones de un supervisor de efectos para apoyar la imagen.
¿Cómo podemos obtener los mejores resultados con los efectos visuales sin que la película se vea falsa, prefabricada o sintética? Dependerá de muchos factores, pero los más determinantes son por una parte hacer los efectos lo más cercano a como se vería en la vida real y otro es crear las referencias espaciales de los objetos con los que el actor deberá interactuar frente a una pantalla de color, aunque sean simplemente marcas u objetos simples, para ello es recomendable que el supervisor de efectos visuales sea una persona altamente instruida en los resultados de la alteración de la realidad vista a través de los lentes de una cámara real y un dominio de la manipulación de la luz para que sea lo más similar a la realidad, así como colaborar con el director y actores para referenciar los puntos de vista y objetos que existirían en el mundo generado.
Por ello muchos de los grandes diseñadores y supervisores de efectos visuales son o eran directores de fotografía. Una de las características principales que debe tener un director de fotografía y un supervisor de efectos visuales es tener una clara dimensión y memoria espacial, es decir que pueda pre-visualizar tridimensionalmente una escena y tenga claridad en los requerimientos físicos del espacio para lograr determinar el área en el cual se ejecutará una escena.
Gracias a la experiencia adquirida al ver a través de la cámara el fotógrafo o supervisor de efectos visuales deben tener una habilidad para crear y exigir a todos los trabajadores de la imagen que se ciñan a las características de la realidad vista a través del lente de una cámara ya sea bidimensional o tridimensional.
Los directores de fotografía somos hoy los que debemos hacer que las herramientas disponibles para la captura de imagen se utilicen con la mayor calidad posible y pelear porque más allá de artificios visuales tratemos de que la imagen vaya acorde con la narrativa definida para el proyecto a rodar. En el presente, cada mes se estrenan nuevos avances en tecnología cinematográfica, son cientos de artilugios, programas, equipos y artículos que se comercializan continuamente para aumentar la rapidez y calidad de la producción fílmica, somos los cinefotógrafos quienes en muchos casos estamos conociendo y probando estas tecnologías y artilugios.
El 2010 podrá ser considerado como el lanzamiento y comercialización de la tecnología llamada 3D pero que su nombre “científico” sería “esterografía”, es una ilusión de la imagen tridimensional. A grandes rasgos es una tecnología que presenta una imagen para el ojo izquierdo y otra ligeramente distinta para el ojo derecho. Cual es mejor o cual es peor, es una discusión que continuaremos teniendo mientras esta tecnología se haga más popular y se mejore, la realidad es que seremos presas del consumismo y nos tratarán de vender esta tecnología a como de lugar, es aquí donde los cinefotógrafos tenemos gran responsabilidad para escoger formatos y herramientas, seguramente seguiremos siendo los alquimistas pero ahora digitales.
Hace ya unos meses, tuve la oportunidad de estar en las pruebas de transmisión en 3D de un partido de fútbol de la liga mexicana, las cámaras captaban la imagen en el coloso de Santa Ursula, (para quienes no lo conocen, es el Estadio Azteca), la señal de tres cámaras en alta definición 3D subía al satélite desde un transmisor estacionado en el estacionamiento del Azteca y tras subir la imagen codificada al espacio y bajar en un cine con un proyector digital la señal generada en el estadio Azteca la pudimos ver en 3D dentro de la sala de cine. Este momento me recordó a los hermanos Lumiere, todos los ingenieros presentes se sorprendían de la técnica, de la capacidad de ver como si la pantalla fuera la frontera de un mundo detrás, el Azteca 3D en vivo. Las reacciones de júbilo fueron seguramente iguales que las de aquellos espectadores que vieron por primera vez “la llegada del tren” de los Lumiere, me surge la pregunta ¿cuándo llegará el Melies del cine 3D?
NOTA DEL EDITOR
Con esta primera entrega, CorreCamara.com abre orgullosamente a los
lectores una colaboración que espera sea larga y provechosa con la
Sociedad Mexicana de Autores de Fotografía Cinematográfica