Por Samuel Lagunas
El argentino Julio Cortázar, en 1956, publicó un cuento que se llama “No se culpe a nadie”. En él describe durante varias páginas y con una minucia inolvidable las dificultades de un hombre para ponerse un suéter. Durante el texto, el suéter se transforma en la casa y prisión del personaje. Todo es penumbra y opresiva tela. Los primeros 15 minutos de “Casa Roshell” (2017), segunda película de la joven cineasta chilena Camila José Donoso, son muy parecidos. Un hombre se desviste y viste frente al espejo. Hay muy pocos cortes en la toma. Lo que Camila quiere que veamos es eso: la lenta y al mismo tiempo drástica transformación. Lleva su tiempo cambiar el cuerpo, explica Roshell, en un taller al resto de los hombres. Hay que pensar en términos de letras. Los hombres son T y las mujeres X. Ellos tienes que pasar de una T a una X. Para lograrlo, es necesario usar faldas de corte A que generen la ilusión de que bajo ellas hay caderas anchas. También hay que flexionar las rodillas. Creérsela, sobre todo; y caminar bien con tacones.
En “Casa Roshell”, estrenada hace algunas semanas en la Berlinale, la cámara se enclaustra en el sitio del mismo nombre fundado por Roshell Terranova hace ya casi 15 años en la calle de Aragón en la Ciudad de México. El club es célebre porque fue una de las primeras casas de travestis en popularizarse, además de convertirse en un punto de reunión para el activismo LGBTTI… (ignoro la actualización de las siglas). La cinta avanza con el afán de documentar cómo es una noche allí, desde que llegan los hombres a vestirse, la variedad de números cómicos y musicales, el desfile de clientes, los rincones. “Casa Roshell” parece ser, ante todo, una confesión y una invitación. Numerosos secretos se encierran entre los muros del club, se crean complicidades, alianzas, juegos. La cámara se desplaza de un lugar a otro para explorar los distintos grados de intimidad que pueden tenerse: desde las habitaciones donde los hombres se maquillan o descansan, hasta los cuartos donde pueden tener sexo con los clientes. La ilusión de intimidad la consigue Donoso gracias a los encuadres, a veces incómodos y casi siempre fijos, de intención voyerista, y también gracias al uso constante del primer plano. Además de a través del secretismo de los diálogos, claro, y del último número musical que sintetiza todo el filme y avienta al espectador una última y juguetona reflexión.
Es difícil encasillar la película de Donoso en la categoría de ficción o de documental. En ningún momento la cinta disimula esa ambigüedad que bien puede ser vista como la ostentación de una provocativa libertad que le permite a la directora de “Naomi Campbel” (2007) atravesarse de un género a otro sin ninguna limitante: trans-ficción, ha llamado ella misma a este espacio visual y narrativo donde descubrimos que incluso el cuerpo es una ficción: un lugar de libertad pero también de soledad y de reflexión; término nada lejano al de “improvisación” o “performance” propuesto por Judith Butler. En el club, las identidades de género se transgreden y se atraviesan; por momentos, la cinta se centra acertadamente sobre este tema y esta obsesión que como sociedad tenemos de clasificarlo todo. ¿Qué son ellos(as): hombres o mujeres, heterosexuales u homosexuales? La verdad es que pueden serlo todo, dependiendo de la hora del día. El travestismo, si analizamos las discusiones teóricas es todavía un tema marginal y resbaladizo en el discurso queer: por un lado, quienes eligen vivir de esa manera defienden una práctica libre del uso de su cuerpo; pero, por otro, reproducen relaciones y conductas (hetero)patriarcales, como la misma cinta nos permite entrever. Tampoco los clientes parecen tener muy claro el asunto: quienes defienden su heterosexualidad, argumentan que van allí a ver mujeres; otros, admiten su bisexualidad y a otros simplemente el tema los tiene sin cuidado.
“Casa Roshell” aspira a ser una película sobre la intimidad y los secretos que circulan en los cuartos del club, pero el resultado es ilusorio. Una confesión ante una cámara transforma la intimidad en otra cosa, aunque aún no sepamos bien en qué. En esa falta de certezas radica el encanto de la película y el genio del juego que nos propone Donoso: no importa que lo visto y oído en pantalla sea cierto o falso, lo único importante es que lo hayamos visto.
Ficha técnica:
Título original: Casa Roshell. Año: 2016. Duración: 71 min. País: México, Chile. Dirección/Guion/Edición: Camila José Donoso. Fotografía: Pablo Rojo. Reparto: Roshell Terranova, Liliana Alba, Lia García, Diego Alberico, Cristian Aravena, Erasmo Montes, Leslie Martínez, Edgar Hernández, Paula Delicia, Valery Biatch,