Por Renato Camarillo Duque.

A Diana Bracho.


La historia del cine mexicano se puede revisar desde diferentes enfoques. Si bien la obra terminada representa la consolidación de la idea del director, existen otros elementos asociados a su producción y sus contextos. En este sentido, todos los materiales de archivo representan una rica fuente de información para su estudio: fotografía fija, lobby cards, carteles, publicidad, crónicas, utilería o vestuario. De este último, sobreviven pocos ejemplares del cine de oro nacional.

A propósito de lo anterior, se debe comentar que las productoras pocas veces daban crédito a los diseñadores de vestuario o a las costureras que lo confeccionaban, quizás por no considerarse un oficio destacado; prueba de ello es la eliminación de la categoría de “Vestuario”, dentro de la entrega de los premios Ariel que anualmente promueve la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que comenzó con esta actividad en el año 1946 contemplando este rubro sólo por dos años. Posteriormente, se retoma en la ceremonia XXXV de 1993, es decir, 33 años sin galardones a este importante oficio que también constituye la historia de nuestro cine.

Andrea Palma (Durango, 1903 – CDMX, 1987) participó como protagonista en la cinta “La mujer del puerto”, dirigida por Arcady Boytler en 1934 y estrenada en el cine Regis ese mismo año, siendo bien recibida por la crítica del momento, lo cual contribuyó a que se convirtiera en un clásico del cine mexicano.

Lobby Card “La mujer del puerto”, (Arcady Boytler, México, 1934).
Colección Fotomontaje Histórico Nacional. Acervo Cineteca Nacional.


La película está basada en la novela Le Port, escrita por el francés Guy de Maupassant y en su adaptación para la pantalla grande, la historia se desarrolla en el Puerto de Veracruz, donde Rosario (Andrea Palma), vive una trágica historia a la muerte de su padre con penurias en el amor y un destino desalentador a raíz de ser consciente de un incesto involuntario, cuando se convierte en una prostituta que pasea por las calles ataviada con un elegante vestido largo de satín y encaje, envuelta con un chal de flecos de grácil caída, el cual se volvería mítico si se recuerda la última escena, cuando Rosario camina por el malecón arrastrándolo, arrepentida y desesperada antes de arrojarse al mar, quedando solitario en las grandes rocas a las faldas del muelle como única evidencia de su suicidio. Este icónico drama romántico se inserta en el imaginario del cine mexicano como una cinta imprescindible para poder entender su historia y evolución.

Cartel histórico. “La mujer del puerto”, (Arcady Boytler, México, 1934).
Colección Filmoteca UNAM.


De este vestuario es anecdótico mencionar que el chal fue el complemento ideal del vestido negro que Andrea Palma diseñó y que confeccionara su amiga, la actriz Emma Roldán.

Afortunadamente, Guadalupe Bracho –nombre real de la actriz–, atesoró la prenda durante cuarenta años hasta que la entregó a su sobrina Diana Bracho (CDMX, 1944), con motivo de haber obtenido el Ariel por “El Castillo de la Pureza” (Arturo Ripstein, 1972), razón por la cual la guardó con un alto valor estimativo, no sólo por haber sido usada en la cinta, también porque fue tejida por su abuela. Con el paso del tiempo y consciente de su valor histórico, en 2014 tomó la decisión de donarlo a la Cineteca Nacional, recinto encargado de velar por la preservación de la memoria fílmica del país.

El chal se integró al fondo de vestuario que se resguarda dentro de las colecciones iconográficas, un nicho poco estudiado en la historia del cine, con lo cual este objeto podrá enriquecer la investigación y contribuir a reconocer la importancia del legado cinematográfico de México.

Vista general del chal. Ciudad de México, 2014.
Fotografía Rodrigo López. Colección Cineteca Nacional.


La Cineteca Nacional debe entenderse como un archivo cuyo principal objetivo es estudiar, investigar, conservar y resguardar las películas y materiales relacionados con su historia, razón por la cual forma parte de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF), lo que promueve la mejora de las condiciones para la preservación de estas valiosas colecciones.

La prenda tiene formato rectangular y fue tejida con hilo negro en técnica de agujas y rematada perimetralmente en crochet. Al ser recibida, se realizó un registro detallado antes de ser intervenida en el Taller de Preservación, donde se sometió a distintos tratamientos. Dentro de la información obtenida en estos procedimientos, se pudo identificar la naturaleza de la fibra con la que se tejió a partir de una pequeña muestra que se llevó al microscopio; el resultado fue viscosa, fibra artificial de origen orgánico obtenida a partir del tratamiento químico de la celulosa, proceso descubierto en Francia a finales del siglo XIX. La restauración busca estabilizar los objetos partiendo de entender su historia, los materiales constitutivos, la técnica de manufactura y destino, respetando sus cualidades estéticas e históricas para prolongar su vida.

Detalle del tejido de agujas y crochet. Ciudad de México, 2014.
Fotografía Rodrigo López.
Colección Cineteca Nacional.

 

La donación de estos objetos con alto valor histórico y documental, aseguran su protección al pasar a los acervos nacionales, cuando adquieren carácter de Patrimonio Cultural, importante herencia para las generaciones venideras. Se debe recordar que estas piezas son fieles testigos del pasado, evidencia material de nuestra propia historia.

* Las fotos que acompañan el presente artículo se incluyen únicamente como apoyo al contenido del texto, cuyo cometido es de difusión cultural.