Por Lorena Loeza

En su idioma original, esta película se llama “Oranges Sangines” y es el segundo largometraje del director Jean-Christophe Meurisse, que se puede ver GRATIS dentro de la programación por internet de My French Film festival. El título hace referencia a un tipo de naranjas que son rojizas por dentro, en un tono que parece sangre. Y la verdad es que el nombre le viene bien a esta cinta, que termina siendo muy diferente a lo que promete, o más bien a lo que una se imagina, casi como la sorpresa de abrir una naranja que guarda una extraña sorpresa en su interior.

El asombro va un poco más allá del modo en que se juega con diferentes géneros. De la crítica social, a la comedia, la sátira, el terror, la parodia y la tragedia. De todo un poco como en botica, porque la vida es eso: un continuo desfile de situaciones que a veces son alegres, otras son escalofriantes y las más de las veces, desafortunadas.

La película navega entre las historias de tres tipos de personas, que, si bien terminan por estar ligadas, de inicio pareciera que viven y enfrentan problemas muy diversos. Por un lado, tenemos una pareja de adultos mayores que buscan ganar un concurso de baile para pagar sus deudas. Por otro, un ministro de finanzas sin escrúpulos que construye su carrera política. Y finalmente, una adolescente que inicia su vida sexual.

El relato fluye entre la cotidianidad de estos tres grupos de protagonistas. Y digo grupos porque las conversaciones con sus pares, son la sal y pimienta que nos hace pensar por momentos, que estamos viendo una hilarante comedia de humor negro. Salpicada de conversaciones cínicas, burdas, letales en sus sentencias, la crítica no es a un solo sector, sino a esta sociedad contemporánea, tan superficial, nihilista e ignorante, que no duda en erigirse como poseedora de la verdad.

Pero conforme avanza la cinta, todas las historias se transforman: las víctimas se convierten en victimarios, inocentes se convierten en cínicos y manipuladores, y la presa se convierte en depredador.

Creo que, como público mexicano, es imposible no sorprenderse de lo similares que son las y los ciudadanos comunes en todo el mundo. Cuesta trabajo que se nos presuma a la europea como ciudadanía con una visión avanzada del mundo, cuando en realidad son personas que comparten prejuicios, machismo y desprecio por lo diferente, con muchas otras del planeta.

En suma, una brillante colección de relatos, que al final, nos deja con una extraña sensación de que más allá de géneros cinematográficos, hay dramas profundos que sólo se explican por el hecho de estar vivo en estos tiempos de continua transformación. Y que la vida no deja de sorprendernos nunca, entre tonos rojizos y sabor amargo.

Se puede ver de manera gratuita hasta el 13 de febrero en My French Film festival.

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