Por Gustavo Ambrosio
El cine contemplativo pregona por un cine que rompa las barreras de la realidad y la ficción, donde las imágenes, y no los diálogos o las tramas, son las protagonistas. Podemos enumerar un listado de cineastas que han incursionado en éste estilo y han dado pie a una nueva forma de crear, desde Béla Tarr hasta Carlos Reygadas, donde la narrativa convencional no tiene cabida y el diálogo es apenas un complemento de la galería visual que nos presentan.
J.C. Chandor, nominado al Oscar por su guión de “Margin Call”, logra con “Todo está perdido” (All is Lost, 2013) algo atípico en el cine: que una historia con apenas cinco diálogos, funcione con una narrativa clásica, sin mantener la cámara fija para “contemplar” como si fuera una pintura, si no ver los fotogramas como son, una película.
La historia de un hombre septuagenario que se queda a la deriva en el Océano Índico, tras ver su barco chocado y a punto de hundirse, se convierte en una lucha por sobrevivir a un cuando todo se ve perdido.
El logro guionístico de Chandor radica en plantear una serie de acciones y situaciones, con apenas una introducción y exclamaciones que hacen más realista la desesperación de un hombre que se ha quedado solo luchando contra el mar, la naturaleza y su instinto.
Robert Redford carga con toda la película, sin que un actor de soporte le de réplica
Robert Redford carga con toda la película, sin que un actor de soporte le de réplica. Su protagonismo se desarrolla en un silencio azaroso, en gestos y con un esfuerzo físico notable. Una actuación monologa donde luce su talento interpretativo.
En cuanto a su dirección, el señor Chandor y sus fotógrafos, Peter Zuccarini quien se encargó de “Life of Pi” de Ang Lee, y Frank De Marco, con quien colaboró en su ópera prima “Margin Call”, logran una serie de imágenes y encuadres, difíciles como lucidos.
Las tomas de las tormentas lucen más aterrados y vívidas que en la cinta de Lee, y sus acercamientos y travellings resultan sorprendentes.
Habría que añadir el trabajo de sonido, una mezcla del sonido del mar, el viento, el barco, y el movimiento en sí, capturado en una sinfonía que se mezcla con la música apenas perceptible de Alex Ebert, pero que en realidad es como un coro de voces que sustituye al silencio del personaje de Redford.
Sin embargo, el realismo impreso del autor le quita emoción a cualquier nueva expectativa, y utiliza recursos por demás sabidos de los dramas en altamar, desde las tormentas hasta los predadores acuáticos. Por momentos resulta más interesante ver momentos específicos que aumentan la tensión con Redford como incitador de los mismos, que los agentes externos que le complican su superviviencia.
El estilo elegido por el director hace que la hora y 40 minutos que dura, parezcan de más de dos horas, aun así, se mantiene un ritmo específico que llega a un final hermosamente fotografiado.
“Al lis lost” es un manotazo al cine nihilista y contemplativo que ha surgido en los últimos años, pues J.C. Chandor, con su segundo largometraje, les demuestra a sus colegas que se puede hacer un cine accesible, con lenguaje cinematográfico, usando una narrativa exclusiva del séptimo arte, sin necesidad de tomar prestado los recursos estilísticos del teatro, la fotografía, y mucho menos la pintura.
Dirección: C. Chandor, J. Guión: C. Chandor, J. Pais: Estados Unidos Producción: Nappi, Justin, Schwarzman, Teddy Compañía Productora: Before the Door Pictures, Washington Square Films Fotografía: G Demarc, Frank Edición: Beaudreau, Pete Música: Ebert, Alex Dirección de arte: P. Goldsmith, John Reparto: Redford, Robert