Por Hugo Lara
Playa del Carmen. Desde la edición pasada, el Riviera Maya Film Festival (RMFF) logró establecerse en una estupenda sede en Playa del Carmen, la céntrica y cómoda Plaza Pelícanos, algo que ha ayudado a atraer a mucha gente que llena las salas, en particular las proyecciones de las películas mexicanas en competencia, donde también acuden directores y actores a responder a las preguntas del público. Así, en la jornada de este jueves dentro de la sección Plataforma mexicana, estuvieron repletas las funciones de los documentales “Lejanía”, opera prima documental de Pablo Tamez Sierra (ganador del Ariel a mejor sonido por “Cuates de Australia” de Everardo González, 2012 ), relato centrado en un asesinato entre cónyuges, y “Muerte en Arizona, de Tin Dirdamal (México, 1982), un pretencioso y aburrido experimento audiovisual que hizo que mucha gente se durmiera o abandonara la función, a pesar de algunos entusiastas que la ovacionaron al final.
“Lejanía” tiene la particularidad de narrar un crimen muy cercano a su director (y a la vez lejano en el tiempo, pues ocurrió en los años setenta), Tamez Sierra, pues se trata del asesinato de su tía Susana a manos de su esposo Felipe, quien tan sólo estuvo preso tres meses y aun vive en Ensenada.
El filme reconstruye —mediante los testimonios de las dos hermanas, sus cinco hijos y algunos nietos— las circunstancias en torno al homicidio de Susana desde los antecedentes de su matrimonio hasta las consecuencias individuales y familiares que desató su trágico deceso. La crónica desata varias reflexiones acerca del perdón y el dolor.
En su estructura, “Lejanía” es un filme narrado linealmente pero construido con solvencia, que logra momentos conmovedores. Está apoyado necesariamente en “cabezas parlantes” (personas hablando a cámara), y apela a algunos otros recursos visuales puestos con tino: la voz en off, fotografías y filmes de súper 8 familiares, algunos recortes de prensa, la visita a las locaciones reales, o el paisaje de Ensenada, donde Susana residía con su marido e hijos (estos aun viven ahí). Es una película con buenos elementos, algo convencional pero que vale la pena ver.
Por su parte, “Muerte en Arizona” tiene dos líneas argumentales que se alternan, ambas con un narrador en voz off: la primera describe una visión apocalíptica sobre el fin de la civilización luego de la caída de un asteroide, y la otra sobre un romance furtivo en Bolivia. La cámara registra largos planos de un caótico terreno baldío donde vive gente en condiciones miserables, mayoritariamente fijos y en picada, desde un segundo piso. Los planos largos, estáticos y en picada se repiten como esquema a lo largo del filme, para observar la calle u otros aspectos (todos, de alguna ciudad boliviana actual). También, en la narración del amorío boliviano, se espía a un hombre en un departamento que mira hacia el exterior por una ventana. Este filme de Dirdamal (“De Nadie”, 2006) posee un estilo acartonado estéticamente, con poca sustancia y que merecería una edición más rigurosa.
Lejanía
Director: Pablo Tamez Guión: Pablo Tamez Producción: Alejandro Durán, Pablo Tamez Sierra Compañías Productoras: Centro de Capacitación Cinematográfica, FONCA, con el apoyo de Beca Cuauhtémoc Moctezuma–Ambulante Fotografía: María Secco Edición: Javier Campos Música: Tomás Barreiro Sonido: Pablo Tamez Sierra, José Ramón Chávez
Muerte en Arizona
Director: Tin Dirdamal Guión: Tin Dirdamal Producción: Julio Chavezmontes Compañías Productoras: PIANO, Tranvía Edición: Ramón Cervantes Fotografía: Tin Dirdamal Música: Jorge Marrón Reparto: Documental